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Cádiz

Tangos y horquillas QUICO Zamora Vivir entre la farmacia y las tradiciones de Cádiz

ES un defensor del tango, de las horquillas y de todas las cosas de Cádiz. Pero no lo podemos simplificar como un gadita cabal. Ha tenido una vida marcada por el esfuerzo y la superación personal, de lucha por sobrevivir en todos los sentidos. Eso le ha dado fuerza y autoridad moral para sus ideas y creencias.

José Ramón Zamora Cabeza (Cádiz, 1957) nació en la casa de su abuela, en la calle Santa María. Sus padres vivían muy cerca, en la Cuesta de Jabonería, número 4. Era una familia muy modesta. Su padre, Ramón Zamora, vino de La Gomera en 1941. Trabajó muchos años como albañil en una contrata, sobre todo en Matagorda. Se casó en 1956, en la Merced, con Isabel Cabeza, que era vecina del barrio de Santa María.

Cuando Quico era un niño se mudaron a la calle Solano, donde se criaron él y su hermana Maribel. Tras pasar por los párvulos de la escuela Sagrada Familia, entró en La Salle Viña. Allí estudió hasta cuarto de Bachillerato. Posteriormente, hizo quinto y sexto en Salesianos y COU en el Instituto Columela. Después se fue a Sevilla para estudiar Farmacia.

Debido a que se trataba de una familia muy modesta, Quico Zamora había estudiado el Bachiller gracias a una beca, y después, en la Universidad de Sevilla, gracias a una beca-salario. La pudo mantener a base de mucho estudiar. Jamás suspendió ninguna asignatura. En los veranos se buscaba unos ingresos trabajando en seguros, o en el bar que su tío Juan tenía en la playa de la Victoria, o descabezando marisco en el muelle, o en la vendimia.

En 1979 ya era farmacéutico. Volvió a Cádiz y empezó como regente de la farmacia de Rodríguez Tenorio en San Fernando. Después entró en Hufasa, donde estuvo ocho años, como director técnico en Jerez y como director comercial de la provincia. De ahí pasó a la farmacéutica Xefar como director comercial. Hasta que comenzó una nueva etapa en 1994, cuando pudo adquirir en traspaso la farmacia Corona, situada en la Avenida de Andalucía, en Cádiz.

El 94 fue un año importante para José Ramón Zamora. Esa oficina de farmacia de la Avenida la mantuvo hasta 2009, cuando vendió el 50% de su propiedad, hasta que más recientemente se desligó. También en 1994 empezó su trayectoria en el Colegio de Farmacéuticos de Cádiz. Entró como secretario, a propuesta de Antonio Morillo, que había relevado a Pérez Alberni en la presidencia. Fue secretario hasta 2002, cuando pasó a ser vicepresidente, ya con Felipe Trigo como presidente. También estuvo en el Comité Ejecutivo del Consejo Andaluz de Colegios Farmacéuticos. Ha sido vocal del Colegio de Cádiz hasta 2015.

No obstante, sigue en activo como empresario, en la gestión de algunos locales de su propiedad. Se dedicó también a la hostelería, con el bar El Cañón, y los pubs Arsa y Copacabana. También representaciones artísticas y la productora Arsa, para grabaciones.

Tiene motivos para tomarse la vida con más tranquilidad. Entre otros, un trasplante de riñón, que necesitó en 2007. Después de diversas pruebas, se comprobó que era compatible un riñón de su hermana. Estaba en diálisis, cuando le dijeron que el trasplante se llevaría a cabo el 14 de diciembre. Para Quico fue un milagro. Ese día estaba en besamanos la Virgen de la Salud, de la cofradía de Sanidad (de la que era hermano mayor). El trasplante se realizó con éxito. Ni a su hermana Maribel, ni a él le han quedado secuelas.

Se ha casado cuatro veces con su esposa, Guadalupe Álvarez Fernández. La primera por lo civil, en 1977, en los Juzgados. La segunda, en 1983, cuando había recuperado la fe católica, en la parroquia de San Agustín. Renovó el matrimonio en San Agustín, con motivo de las bodas de plata. Y repitió el rito en Caná, durante un viaje a Tierra Santa. Tienen dos hijos: Carlos, que es bancario en Mojácar (Almería) y le ha dado dos nietos; y Ana, que es la actual propietaria del bar El Cañón.

Muchos gaditanos conocen a Quico Zamora por el Carnaval. Debutó en 1980, con la carrera ya terminada, como componente del coro Los erizos caleteros. Su primera etapa como autor estuvo vinculada al coro de Julio Pardo, en el que fue director y autor de las letras durante cuatro años, desde Los Taberneros del Puerto (1982) a El Callejón de los Negros (1985) Ganaron con La Tía Norica (1983) y con Guacamayos y Lechuguinos (1984). Siguió como componente, hasta salir con Luis Ripoll en la comparsa Carboneros. También fue director y letrista de Quo Cadix, con el que ganó en 1988.

Tras una etapa con la peña Los Dedócratas, decidió descansar, antes de emprender en 1998 otra de sus etapas más fructíferas, con Faly Pastrana como letrista y él como músico del coro Los últimos de Filipinas. En esos años obtuvo los primeros premios de La cuesta de Jabonería (1999), Los desoterraos (2000) y Los voluntarios (2002). Siguió como coautor hasta 2008. Tras pasar por la chirigota El submarino amarillo (2010), de Manolo Santander, ha sacado tres coros callejeros (de 2012 a 2014) y ha vuelto al concurso con los coros Los palmeros y Los luchadores del tango en 2015 y 2016.

Desde finales de 2015 es el presidente de la Asociación de Autores del Carnaval de Cádiz. Llegó con la intención de unir y aglutinar a los autores de todas las modalidades. Y en ello sigue.

No menos conocida es su vinculación con las cofradías de Cádiz. Su abuelo era devoto del Nazareno y su madre de Buena Muerte. En esa cofradía hizo Quico su primera salida procesional, como acólito con dalmática. Fue cargador durante más de 20 años. Empezó como promesa con los profesionales de Barea y Canales. Salía en Buena Muerte (donde llegó a ser maniguetero en la trasera del Cristo) y en otras cofradías. Cuando cumplió los 40 años se retiró y ha salido como penitente. Ya sólo acompaña a Sanidad hasta la Catedral. Actualmente, es hermano del Nazareno, Buena Muerte, Sanidad, La Palma y Despojado, además de instituciones religiosas como la Santa Caridad y los Caballeros Hospitalarios.

Ha pertenecido a las juntas de gobierno de Buena Muerte, como vocal, y Sanidad, como hermano mayor. Además de ser teniente hermano mayor de la Santa Caridad. En Sanidad entró en los años que estuvo regida por una gestora, a petición de Evelio Ingunza, y después estuvo ocho años .

No ha tenido encaje en la política, a pesar de que estuvo en el PCE cuando era joven, hasta que se pasó a la UCD con Antonio Morillo y los siguió también al CDS. Sin embargo, no milita en ningún partido desde 1982. Su nombre ha sonado para concejal en diversas ocasiones. También corrió el rumor de que Ciudadanos lo había tanteado para encabezar su lista en las últimas municipales. En relación con la política, reconoce que a lo largo de su vida ha votado a todos los partidos y que no sabe lo que votará la próxima vez.

Su gran año fue el 2000, cuando lo eligieron rey mago Gaspar, fue hermano mayor de Sanidad y ganó el primer premio de coros con Los desoterraos.

Piensa que por defender a Cádiz, y a sus cosas, como el tango y las horquillas, hay gente que le odia y no se lo perdona. Pero él está dispuesto a ir contra corriente: a defender a Dios incluso en el el Falla, a defender el Carnaval y todas las libertades. No es envidioso, ni quiere entrar en contradicciones. Lucha por lo que cree y por una ciudad a la que ama.

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