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Cádiz

Sobrevivir al teatro

  • Mayor formación, profesionalización de los grupos, programación más arriesgada en los coliseos públicos y en las jóvenes compañías de la ciudad son algunas de las necesidades de la escena teatral gaditana

A las puertas del XXXI Festival Iberoamericano de Teatro y tras la publicación del escalofriante dato nacional de que sólo el 8% de los intépretes pueden vivir de su profesión, les pedimos a diferentes actores, formadores y dramaturgos que desarrollan su profesión en nuestra geografía su opinión sobre el estado de la escena teatral gaditana. ¿Vivir o sobrevivir del teatro en Cádiz? Esa es la cuestión

Hace sólo unas semanas el estudio sociolaboral del colectivo de actores y bailarines en España nos ¿sorprendía? con un espeluznante dato,  sólo el 8,17% de los intérpretes pueden vivir de su profesión -fijando ese ingreso anual de supervivencia en más de 12.000 euros- y, únicamente, el 2,15% logra ganar al año más de 30.000 euros. Si la realidad del panorama nacional que arroja esta estadística es más bien oscura, en la ciudad con más paro de Europa, y en una de las provincias más castigadas por el desempleo, habrá que ir haciendo mutis por el foro. ¿O no...? Con este triste porcentaje en el bolsillo, a las mismas puertas del XXXI Festival Iberoamericano de Teatro y con una pregunta central, ¿se puede vivir del teatro en Cádiz?, diferentes formadores, actores y dramaturgos que desarrollan su profesión en la ciudad nos ayudan a ampliar la mirada sobre el estado de la escena gaditana.   

  

¿Sí se puede?

Del es complicado al no rotundo. Vivir del teatro hoy en día "con la dignidad que cualquier artista que viva de su arte desearía" es algo casi imposible según el reconocido dramaturgo Juan García Larrondo que opina que éstos "no son buenos tiempos para vivir del teatro en ningún sitio" ya que incluso los artistas que han logrado el éxito no sólo se dedican al mundo escénico pues "como mínimo deben alternar con otras disciplinas como el cine o la televisión" o, en la mayoría de los casos, "trabajar en empleos que no tienen nada que ver con el mundo escénico".   

 

"Yo hago malabares", reconoce el formador, actor y director de Eme Teatro y Teatro Estudio 21, Germán Corona, que combina el trabajo en sus propias compañías con la dirección para otras, la docencia en su escuela privada y los proyectos propios. "Para que funcione hay que diversificar mucho y, encima, luchar contra un intrusismo atroz. Yo a mis alumnos les recomiendo que dediquen una parte de su vida al teatro, una parte, porque vivir del teatro es sólo para unos cuantos elegidos", dice.

En este mismo sentido, el actor Javier Benítez asegura que Animarte, la empresa de animación histórica que creó junto a varios compañeros en 1998, es un hecho "peculiar", "sui géneris", "precisamente porque en Cádiz no había posibilidad de desarrollarnos profesionalmente". "Quien ha querido actuar se ha tenido que ir fuera de Cádiz, como mínimo a Sevilla". "O tener un representante en Madrid o Sevilla y que te mueva las cosas", como apunta la actriz Charo Sabio.  

 

"Poder se puede, pero vivir del teatro es complicado no sólo en Cádiz sino en todo el país. Vivimos en una situación muy precaria pero desde que conozco el sector siempre hemos estado más o menos igual ¿Cuántas veces hemos visto en prensa el titular El teatro siempre ha estado en crisis?", se pregunta Diana Civila, actriz y directora de la escuela La Ofendida. 

 

¿Qué se echa en falta?

"Formación". "Experimentación". "Profesionalización". "Un circuito  estable todo el año". Son las respuestas más repetidas.

 Paloma García, narradora oral y gerente del café-teatro Pay Pay, echa de menos "la experimentación y los nuevos lenguajes" tanto en el trabajo de las compañías gaditanas como, "y sobre todo", en la oferta que llega a la ciudad. 

 

El alma mater de EmeTeatro va algo más allá y denota una falta "de calidad". "Por un lado, en la ciudad no existen compañías profesionales de calado, por otro, las programaciones a nivel andaluz y, no digamos nacionales, apenas cuentan con compañías de Cádiz, y en cuanto al teatro que nos llega, creo que el FIT es una gloriosa excepción pues, al menos, podemos ver propuestas revulsivas y más alejadas del teatro comercial que es el poco que llega. Estamos a años luz de tener una actividad con solvencia artística".

 

"La oferta no es todo lo amplia para un aficionado al teatro, echo de menos una programación de calidad y menos comercial desde la propuesta pública", incide José Manuel Dueñas, actor de La Tía Norica, que también reclama "más formación" desde los actuantes y dramaturgos , al igual que la actriz de Albanta que pide más oferta formativa, "que es básica, necesaria".  

 

"Y que volviera la muestra de teatro gaditano que se hacía en Cádiz en los ochenta", nombra Sabio la segunda edad de oro del teatro gaditano (amén de los albores del siglo XX) que, quizás entronca con otro anhelo de Javier Benítez, "la creación de un circuito teatral estable en la ciudad".  

 

"Hacen falta medios, locales, imaginación y ayudas porque afición, talento y arte nos sobra",  resumiría García Larrondo. 

 

¡Hola público!, ¿existes?

Si el autor de Celeste Flora valora que la afición a las artes escénicas en Cádiz es "casi consustancial con nuestra manera de ser y expresarnos", no niega que "siendo realistas no hay público para todo tipo de oferta". Palabras que Charo Sabio resume de otra manera, "el público de Cádiz sólo acude a lo muy conocido", quizás, como dice Germán Corona, porque "no nos hemos preocupado en educarlo", "si les da bocadillos de choped todos los días, te pedirán bocadillos de choped; si no educamos al público con buenos espectáculos pues no pedirán buenos espectáculos, al público hay que forjarle un criterio y eso es responsabilidad de los que hacemos teatro".    

 

Más optimista, Benítez cree "que el público está muy interesado en el teatro " y que, de hecho, "se desplaza a otras localidades para ir a ver las obras". Pero la regente del Pay Pay, pone el acento en la diferencia de público "cuando hay que pagar una entrada y cuando no". "También es cuestión de educar al público...", baraja.  

Apoyo institucional y coyuntura económica

El "palazo", como califica, Javier Benítez, del IVA cultural, y "la crisis económica" que supuso la desaparición o el retroceso de ciclos estables "como el del monólogos que se estaba estableciendo en varios locales de la ciudad y la provincia con el Pay Pay a la cabeza" han perjudicado seriamente a la escena teatral gaditana. 

 

Con el apoyo institucional, casi nadie cuenta ya. "En una situación así la cultura y los asuntos sociales  son los primeros que sufren los recortes de los presupuestos públicos", apunta uno de los creadores de Animarte aunque Diana Civila no diría "taxativamente si existe o no suficiente apoyo". "Algunas administraciones apoyan más, otras menos, otras incluso dificultan la labor", explica la directora de La Ofendida que "nunca" ha recibido "subvenciones ni nada semejante desde que abrimos". "Las instituciones siempre pueden hacer más, pero nosotros raras veces hemos acudido a pedir apoyo, confiamos más en nuestro trabajo independiente y al margen de las instituciones". 

 

"Más calidad y riesgo en las programaciones públicas", como piden Dueñas y Corona, "una mayor atención desde lo público a la creación de nuevos públicos", como exigen Sabio y García y apoyo facilitando "más recursos para sobrevivir y seguir creando en condiciones", como apunta Larrondo, sí son algunas de las solicitudes.

El futuro del teatro

No es cuestión baladí, ni planteamiento fácil de contestar -"yo, al menos, no tengo la solución pero creo que esta ciudad tiene potencial", Javier Benítez dixit- pero el futuro de la escena gaditana y del propio teatro en sí debía de plantearse en estas páginas. "Volver a los orígenes, a lo más atávico, al drama y a la palabra" es la clave para García Larrondo; que los propios aficionados "lean y vean" teatro - "deben estar condenados por gusto y por pasión a hacerlo constantemente"- es la receta de Dueñas o que "el propio gremio defienda lo que es y lo que no es teatro, que defienda el teatro que llama a la reflexión y la conmoción", como apuesta Germán Corona, serían buenas maneras de mantener "esa llamita viva" que lleva encendiendo al hombre desde la antigüedad. 

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