Hace dos años, Edu y Camino decidieron dar el salto. Hasta entonces su tienda Ohlalá, "pequeños detalles para grandes momento", funcionaba a través de internet. Buscaron un local en el centro de la ciudad y desde entonces están saliendo adelante, eso sí, con mucho esfuerzo.

La tienda está en Cánovas del Castillo. Una calle casi desierta para el comercio a pesar de su centralidad.

El alquiler que pagan "es asumible". Lo cierto es que ayudó mucho que el local no estuviera en buenas condiciones. Ellos se encargaron de su reforma lo que permitió una rebaja en el precio.

Que estén a escasos metros de Columela y Ancha no significa que la gente pasee por Cánovas del Castillo. Cuando visitamos la tienda, Ancha está llena de viandantes, pero Cánovas está vacía. "Falta información al ciudadano de lo que hay por las calles en cuanto a la oferta comercial. También necesitamos más facilidades para promocionarnos, como la posibilidad de instalar banderolas que permita al paseante ubicarnos con facilidad. Pero no nos dejan por eso de que estamos en el casco histórico, como tampoco poner macetas".

A José del Toro, en el tramo más cercano a Ancha, llegó hace un año Ignacio de la Calle. Su zapatería, que ya es conocida por el nombre de su propietario, le supone el pago de una renta que él considera adecuada, sobre todo cuando en la búsqueda de local encontró precios que duplicaban lo que ahora abona.

Reconoce que hoy José del Toro se ha convertido en una calle "casi de paso", reclamando a las administraciones la organización de eventos para atraer a los clientes, como los que ellos pusieron en marcha hace unas semanas con gran éxito. De la Calle, que venía del sector bancario e inmobiliario antes de dar el salto al sector del comercio, considera que la burocracia no dificulta la puesta en marcha de un negocio en la ciudad.