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Cádiz

Envejecimiento + barreras arquitectónicas = aislamiento

  • Profesionales del Centro de Salud El Olivillo estudian las características de los pacientes que tienen que atender en sus domicilios y cómo les afecta el no poder salir de sus viviendas

En los barrios de La Viña, El Balón y en los Callejones hay un número importante de personas mayores cuyos problemas de salud le impiden una adecuada movilidad y, debido a las barreras arquitectónicas que presentan sus viviendas, se encuentran confinadas o recluidas involuntariamente en sus domicilios.

Esta es la principal conclusión del estudio que han realizado varios profesionales del Centro de Salud El Olivillo titulado Impacto de las condiciones de la vivienda en el confinamiento de pacientes dependientes en una UGC de Atención Primaria. Sus autores son la médico de familia del centro Nuria Cifuentes Mimoso, el enfermero gestor de casos Francisco Moreno de Castro, el médico residente de Medicina Familiar y Comunitaria Javier Andrés Vera y la residente de Enfermería Familiar y Comunitaria Jessica Largo Fernández.

Estos profesionales cuentan que decidieron hacer el estudio al percatarse de que, a pesar de que El Olivillo atiende a una zona pequeña de la ciudad, tiene muchos avisos domiciliarios para tender a personas mayores que no pueden salir de sus casas. "Cuando vamos a los domicilios, sobre todo en la zona de La Viña y los Callejones, nos encontramos con una población muy mayor y vemos que las condiciones de las viviendas no son adecuadas para esos pacientes y sus problemas de salud", señalan, añadiendo que también se dan casos de personas que "no están tan mal, pero las propias condiciones de la vivienda impiden que salgan a la calle y vengan hasta el centro de salud".

Afirman que también querían estudiar cómo influye ese confinamiento en la calidad de vida y la percepción del estado de salud de estas personas, además del impacto sobre sus cuidadores, "a los que también les influye negativamente la imposibilidad de salir a la calle".

Teniendo en cuenta el Programa de Atención a Inmovilizados del área del Centro de Salud El Olivillo del año 2015, estudiaron el perfil de los pacientes con probabilidad de confinamiento y valoraron los problemas de estructura tanto de las fincas como de las viviendas, además de otros condicionantes como la renta familiar. También analizaron si los pacientes tienen la necesidad de usar dispositivos ortopédicos de apoyo, si las viviendas son de alquiler o en propiedad, así como el impacto del confinamiento y cómo afecta al estado de salud, emocional y de relaciones sociales, tanto en el paciente como el cuidador.

Para valorar todos estos aspectos, pasaron un cuestionario a las posibles personas confinadas, excluyendo las que están en residencias geriátricas, las que viven en una planta baja o cuentan con ascensor, y las fallecidas en el año 2015. El resultado fue una población posiblemente confinada de 166 personas, pero finalmente se hicieron 129 encuestas, porque algunos pacientes no pudieron localizarse y otros no colaboraron. Con dos escalas validadas, estudiaron el nivel de autonomía de cada paciente y el riesgo social de la familia.

El trabajo revela que la edad media de las personas confinadas es de 83 años y de ellas, el 67,54% son mujeres y el 32,46% hombres. El 91,18% tiene deterioro de los miembros inferiores. De todos los encuestados, un 55,88% son autónomos por la casa pero no pueden salir a la calle; el 37,25% hace una vida entre la silla y la cama pero si tuviera facilidades, podría salir a la calle en una silla de ruedas o ayudado de un bastón o andador; el 50,98% es independiente o tiene una dependencia leve para las actividades básicas de la vida diaria (alimentación, vestirse, bañarse, control de esfínteres, movilidad en el domicilio y uso del retrete), y el 85,27% de los encuestados percibe el confinamiento debido a las barreras arquitectónicas.

Los profesionales que han realizado el estudio se han encontrado que la mayoría de personas confinadas están en La Viña y los callejones, que son zonas con necesidad de transformación social. Esto significa que se considera que en estos espacios urbanos concurren situaciones estructurales de grave pobreza y marginación social debido a determinados problemas, como deterioro urbanístico y déficit de infraestructura, equipamiento y servicios públicos; elevado índice de absentismo y fracaso escolar; altas tasas de desempleo junto a graves carencias formativas y profesionales; significativas deficiencias higiénico-sanitarias, y fenómenos de desintegración social: drogadicción, alcoholismo, inmigración...

El estudio también midió la situación familiar, económica y de las viviendas de las personas confinadas, además de las relaciones y apoyo social, según la Escala de Riesgo Sociofamiliar de Gijón. La conclusión es que el 96% de la población entrevistada está en riesgo social, y se han detectado casos con problemas sociales.

Los profesionales que han realizado estas encuestas destacan que el 84% de las viviendas de La Viña "no cumple los criterios mínimos de accesibilidad". Entre los problemas estructurales de las viviendas, ponen como ejemplo que el 51,96% tiene un baño inadaptado y el 50,98% tiene un baño con dificultad para maniobrar.

Todo esto se debe a que el 78% de las viviendas se construyeron antes de 1940 y un tanto por ciento elevado de ellas están en alquiler con renta antigua, por lo que ni propietarios ni inquilinos invierten en su rehabilitación.

Señalan que al hacer el estudio, "hemos visto que en el 80% de la población encuestada, la renta familiar está por debajo de 1.000 euros".

Otro dato que resaltan es que estas personas perciben que el confinamiento les causa ciertos problemas, como la disminución de las relaciones sociales y el aumento de los trastornos emocionales.

"Nos hemos dado cuenta de que esta es una zona con población envejecida, y el envejecimiento de las viviendas va en paralelo al de la población", afirman los profesionales que han realizado el trabajo, quienes indican que todavía están sacando conclusiones.

Una parte de los datos de este estudio la han presentado en dos congresos: el VIII Congreso Nacional de Atención Sanitaria al Paciente Crónico en Madrid, el pasado mes de abril, y en el XI Congreso Andaluz de Médicos de Atención Primaria en Chiclana, celebrado del 12 al 14 de mayo. En este encuentro, obtuvo el Premio a la Mejor Comunicación Residente.

Francisco Moreno destaca que las conclusiones de este estudio también servirán para elaborar el Plan Local de Salud, en el marco de la Red Local de Acción en Salud (RELAS), para el que se ha escogido a La Viña como barrio piloto. Ya se ha constituido el grupo motor de trabajo, que priorizará los problemas y necesidades en los que se intervendrá y del que este enfermero del Centro de Salud El Olivillo forma parte.

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