La publicación del uso supuestamente irregular de las tarjetas de la Universidad dio lugar a un pequeño seísmo en la UCA, y a un claustro convocado específicamente sobre este asunto, que tuvo un desarrollo tumultuario por la protesta de los representantes de los alumnos. Querían que se aclarara el uso tan variado de las tarjetas y por qué, por ejemplo, el adjunto al rector, Francisco de Asís Álvarez González, había gastado 34.000 euros de esta manera. Este era un asiduo comprador en el Súper San Francisco, y pasó gastos en diferentes lugares del mundo. Durante sus años en el equipo rectoral cargó de esta manera a la Universidad 15.009 euros sólo en restaurantes. Aquí destaca la cierta asiduidad en la que aparecen sidrerías de Gijón.

En esta relación figuraba como uno de los casos más curiosos el que protagonizaba el vicerrector de Investigación, Francisco Antonio Macías, quien presentó apuntes por más de 30.000 euros no muy relacionados con el objeto de su responsabilidad. Así, se detectó cierta rutina en los fines de semana, en los que era asiduo al Foster Hollywood (hasta en 44 ocasiones), y otros gastos en el restaurante El Laúl (33 apuntes) en El Puerto, y Los Tarantos en San Fernando. Además, durante ese tiempo cargó gastos en ciudades como Dusseldorf, Melbourne, Estambul, Londres...

Otro de los señalados por la Fiscalía, el entonces vicerrector de Posgrado, Francisco López Aguayo hizo gastos por casi 1.000 euros en la cadena hotelera Dann Carlton en Bogotá y en Medellín. En Shanghai utilizó la tarjeta en un establecimiento llamado Regal SH East Asia. 

El caso de las tarjetas de representación de la UCA para el equipo rector era muy singular, puesto que la mayor parte de las universidades andaluzas habían dejado de utilizarlas, y en otras su uso estaba restringido en todo caso al rector. En el informe interno de la Junta también llamó la atención el casi medio millón de euros que cargó en cuatro años a la institución, a través de su presupuesto, el vicerrectorado de Investigación.