El delegado del Gobierno andaluz en Cádiz, Fernando López Gil, se refirió ayer al proyecto aún no resuelto para construir la nueva Ciudad de la Justicia en la capital gaditana, actuación que definió como "una larga historia de amor y desamor con la Zona Franca".

El delegado recordó que "encontramos una magnífica oportunidad para reconvertir un edificio industrial en un edificio administrativo, uso que siempre tuvo, en una operación que entendíamos que era buena para todos. Pero hubo un torpedo o misil político desde la Alcaldía de la ciudad en su momento que no veía el proyecto y lo paralizó. Por desgracia se nos decía que ese terreno iba a ser ocupado por empresas que iban a llegar que, al parecer, no ha sido así. Siempre hemos dicho que el espacio que se nos dio para la Ciudad de la Justicia, el que caduca ahora, el suelo de Bahía Blanca, era un suelo que originalmente podía haberse visto con buenos ojos, pero que hoy ya nace colmatado porque era un espacio que difícilmente tenía las características idóneas para albergar la Ciudad de la Justicia".

López Gil apuntó que la Junta ha reorientado sus inversiones y ve complicado gastar 80 millones en una operación cuando "por menos de 20 millones podíamos tener una ubicación mejor, una instalación mejor y permitiendo que el solar donde iba a ubicarse se podría destinar a otros usos. La operación era redonda".