Cádiz

Lamento por Ingeniería, esperanza en Magisterio

  • Los negocios cercanos a las facultades del centro cuentan con un alto porcentaje de público universitario Aún así, echan de menos la Escuela

5.500 alumnos se reparten por las cinco facultades que tiene la Universidad en su Campus de Cádiz. 4.800 en las cuatro del casco histórico. Un enorme potencial económico que genera una actividad empresarial en torno a los estudiantes.

En algunos casos hablamos de negocios que emprendieron su aventura con el único objetivo de atraer público universitario; en otros, se trata de empresas que han sabido aprovechar la presencia de este colectivo que demanda servicios con el inicio de cada curso escolar.

Bares, restaurantes, pisos, gimnasios, discotecas, supermercados, tiendas de alimentación, textil... el abanico es amplio y la oferta también. Los más beneficiados son, sin duda, los negocios próximos a los centros universitarios. En este reportaje nos hemos acercado a los alrededores de las facultades de Filosofía y Letras, Medicina, Ciencias Económicas y Empresariales y Ciencias del Trabajo para conocer qué impacto genera la presencia de estos 4.800 estudiantes en algunos comercios de la zona.

La plaza del Mentidero es uno de los epicentros de la vida universitaria. En las terrazas de los locales de hostelería es habitual ver a jóvenes desayunando o tomando un refresco entre clase y clase. En el bar Casa Tucho, su propietario, Esteban Sanles, confirma que entre su clientela se encuentran "trabajadores y estudiantes de Filosofía que son fijos, vienen todos los días". A pesar de la competencia que, dice, supone el bar de la facultad "por sus precios tan económicos y porque está abierto a todo el mundo", comenta que "vienen sobre todo a desayunar, quizá porque quieran despejarse y cambiar de aires".

Esteban cree que es bueno para su negocio la cercanía del centro universitario, y exclama que "ojalá hubiera más facultades cerca".

En la misma línea se expresa Mamen Rodríguez, dueña del bar Garabato, situado en la misma plaza. Esta empresaria señala que "contamos con clientela diaria fija de profesorado y también muchos estudiantes". Uno de los reclamos que ofrece su negocio y que Mamen cree que ha influido es que "tenemos precios muy asequibles y una cocina más internacional y eso engancha a los Erasmus. Además, varios de nuestros trabajadores hablan idiomas, y eso es una ventaja para ellos, se sienten más cómodos".

Pero la estancia de estos jóvenes en la ciudad no se limita a beber y comer, son muchas las actividades que llevan a cabo más allá de satisfacer las necesidades diarias. Buen ejemplo de ello es Skull Tattoo, una tienda de tatuajes ubicada también en el Mentidero donde su propietario Pablo Crespo subraya que "notamos muchos la presencia de jóvenes universitarios, sobre todo extranjeros, que son los que más vienen a nuestra tienda. Creo que en este caso es así porque los precios de los tatuajes y los piercings son más baratos que en sus países de origen". Pablo explica que la mayoría de ellos suelen proceder de Italia, Francia y Alemania.

Cerca de Medicina también se ubican empresas que tiene relación directa con sus alumnos. Una de ellas es el bar Ducal, situado en la plaza del Falla. Aquí el dueño, Andrés Pedemonte, dice que "tenemos bastantes clientes de la Universidad, profesores, alumnos y trabajadores". Cuando más dinero dejan es "a la hora del desayuno y en el almuerzo". Aunque se muestra satisfecho por contar con estos consumidores diarios, afirma echar de menos la presencia de la Escuela de Ingeniería, que se trasladó a Puerto Real en octubre de 2014.

Esta marcha ha supuesto un importante varapalo para muchos negocios del barrio del Balón, que ha perdido una masa de 2.500 alumnos que generaba riqueza en la zona. La panadería-baguetería Los Patios, ubicada en el Conjunto Residencial Parque Genovés, ha notado un descenso brutal de sus ingresos por culpa de este traslado. Manuel Barrero, el propietario, sostiene que "nos ha afectado muchísimo a todos en varios niveles, desde el pequeño negocio hasta los supermercados más grandes, los alquileres..." Por ello, uno de sus anhelos es que Magisterio vuelva a Cádiz, concretamente a Valcárcel.

"Vivimos con la esperanza de que eso se cumpla. Todos soñamos con ese día. Sólo tienes que ver la calle, está muerta. El bajón por la marcha de Ingeniería se ha notado bastante", concluye.

Las palabras de Manuel son refrendadas por José Parodi, empleado del gimnasio Millenium, que se encuentra en la calle Felipe Abarzuza. Este trabajador opina que "la baguetería es uno de los sitios que más clientes ha perdido por la marcha de Ingeniería, así como los propietarios de pisos de Los Patios". Al igual que el anterior entrevistado espera "que traigan Magisterio a Valcárcel, eso será muy bueno para el barrio". No obstante, asegura que en el caso del gimnasio gran parte de sus abonados son alumnos de las facultades actuales.

"Vienen bastantes jóvenes gracias a nuestro convenio con la Universidad; hay mucha gente de Medicina y Empresariales. Les atrae sobre todo el tipo de actividad que ofrecemos, el horario amplio, las salas que son muy completas... Al final lo que funciona mejor es el boca a boca", finaliza José.

Callejeando por las calles del barrio del Balón desembocamos en San Rafael, donde encontramos el supermercado Día. La gerente, Soraya Campaña, dice que su ubicación ha sido un acierto a la hora de atraer alumnos universitarios. "Notamos mucho que las ventas suben cuando comienza el curso, en verano hay una bajada considerable".

Unos metros más abajo está la copistería Master, un negocio enfocado prácticamente en su totalidad al público de la UCA. "El 80% de nuestros clientes son estudiantes universitarios", manifiesta Fran Torres, uno de los empleados. Sobre todo se acercan alumnos de Relaciones Laborales y Empresariales, "aunque también de Medicina". No obstante, reconoce que la partida de la Escuela de Ingeniería a Puerto Real "se ha notado y mucho. Son dos mil y pico alumnos menos... También hay que tener en cuenta que antes se fue Enfermería y cerró Náutica".

Su conclusión es que todos estos sucesos han provocado que haya "poco movimiento, poco tránsito de alumnos y un bajón considerable de actividad con respecto al año pasado".

En otra copistería, San Rafael, en la calle Benjumeda, su propietario, Carmelo García, ofrece datos similares. "El 80% de nuestro público pertenece a la Universidad, pero hemos pasado de tener la tienda llena a estar muy tranquilos desde la marcha de Ingeniería".

En su caso la cercanía de Medicina le influye positivamente, "por eso puse aquí el negocio" y piensa que la llegada de Magisterio de nuevo a Cádiz va a ser un revulsivo.

Aunque nunca llueve a gusto de todos y buen ejemplo de ello es el bar El Periquito, situado en la calle Rosa. Santiago Figueroa, el dueño, comenta que no tiene entre sus principales clientes a los universitarios y que en algunos casos, "vendemos más los días que cierran las facultades".

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