Cádiz

¿Cómo suena Cádiz?

  • Conservatorios profesionales públicos, centros privados, escuelas en colegios y profesores particulares son las opciones para aprender música

En la tierra natal de Manuel de Falla, la música no es una prioridad. Ni siquiera su músico más universal y admirado es una prioridad. Este hecho puede parecer una paradoja si alguien descubre, posiblemente sorprendido, que en Cádiz empezó hace dos semanas el Festival de Música Española, que concluye este domingo y que ha contado con la actuación de las cuatro grandes orquestas andaluzas. 

Y más sorpresa aún si contamos que en primavera se celebra otro festival, que incluso lleva por nombre el del compositor de El amor brujo. ¿No son entonces suficientes dos festivales para una ciudad como Cádiz, para una provincia como Cádiz? ¿Es reflejo del estatus musical de Cádiz? Parece que no.

Para conocer la realidad musical de este rincón, para saber cómo suena Cádiz, pulsamos la opinión de quienes protagonizan a diario el ritmo musical de la ciudad, de un grupo de profesores que, en distintos ámbitos, abordan la responsabilidad de alimentar las inquietudes de los gaditanos que quieren acercarse a este mundo, quien sabe si para ser profesionales, aprendiendo a tocar un instrumento o recibiendo clases de canto, solfeo o iniciación musical. Son docentes de  conservatorios públicos, de escuelas privadas, de centros radicados en colegios e, incluso, profesores particulares que dan clases en su casa o que se desplazan a los domicilios de sus alumnos. Con sus palabras, con sus ideas y puntos de vista, se compone esta partitura, posiblemente inconclusa en este espacio, en el que no todas las voces suenan igual. Hay asuntos monocordes, armoniosamente coincidentes, como se desprende de la crítica a las instituciones públicas encargadas de velar por la cultura musical, pero hay también notas discordantes, leves desacuerdos que se plasman sobre todo en los métodos de enseñanza. Aunque por encima de todo está la música, la pasión por un arte que no está al alcance de todos porque precisa de una inspiración, de una especial sensibilidad a la que hay dedicarle algo más que tiempo. Constancia en esa dedicación es la idea más repetida, el sonsonete en el que todos coinciden. Así suena Cádiz.

 

Multison es una tienda especializada en instrumentos musicales. Radicada en Chiclana, es un establecimiento de referencia en toda la provincia y cuenta con una página web que se convierte  en un potente escaparate de ventas online. Pianos y guitarras son los instrumentos más demandados y, por tanto, los más vendidos, según un responsable de la tienda. El considerable número de bandas de música que existen en la provincia gaditana se plasma también en la venta de instrumentos como trompetas y clarinetes. ¿Y batutas, cuántas se venden?, se pregunta a modo de curiosidad para conocer la realidad gaditana en el especializado mundo de la dirección orquestal: "Muy pocas, no se venden más de cuatro o cinco al año".

 

También hay otros instrumentos que suenan en Cádiz. Como la viola. De ellos sabe, pese a sus jóvenes 20 años, Miriam Gallardo, una isleña que actualmente estudia en el Conservatorio de Sevilla y cuya especialidad es precisamente este instrumento de cuerda. Empezó en el Conservatorio de Cádiz a los ocho años, la edad habitual, y aunque sus preferencias se inclinaban hacia el violín, sus padres la convencieron para que se decantara por la viola, un instrumento menos demandado y con más salidas profesionales. De momento, además de seguir perfeccionando su técnica, Miriam imparte clases particulares tanto en Sevilla como en San Fernando. En su publicidad, propone clases dinámicas y divertidas. Y es que ella entiende que el método de enseñanza para los más pequeños debe ser así: "El niño tiene que disfrutar, y creo que en los conservatorios se le pide a veces más de lo que puede dar, pienso que el sistema no es el más adecuado". Además, tira de experiencia para argumentarlo: "Cuando yo empecé a estudiar viola, éramos doce en clase, pero sólo acabamos dos".

 

En este punto ahonda Luis Miguel Terriza, veterano profesor que imparte clases particulares de canto, piano y contrabajo. Él aboga por emplear otra metodología, con un tacto pedagógico que, en su opinión, no siempre se tiene en los conservatorios. Afirma que hasta él han llegado niños que han dejado la enseñanza oficial porque han sentido "miedo, y eso es muy preocupante". En este punto, aboga por que el docente no sólo ejerza de profesor, sino que también posea "cualidades artísticas". Terriza, un jerezano afincado en la ciudad y con experiencia en la dirección de grupos orquestales y cantores, cree que un niño con ocho años "no sabe que quiere ser músico", y por eso estima que es necesario usar una "pedagogía creíble".

 

No comparte en ningún modo esa sensación Paco Lobo, reputado contrabajista y profesor del Conservatorio de la capital. Personalmente, piensa que el nivel de exigencia no es alto: "Para nada". Y afirma que el principal objetivo es motivar a los más pequeños para que sigan acudiendo a sus clases, incluso aplicando cierta flexibilidad en los estudios. "Cierto es -explica el músico gaditano- que el aprendizaje musical no es sencillo y requiere de una disciplina, no militar por supuesto. Siempre digo que la música es muy parecida al deporte, hay que practicarla todos los días. Pero para tocar cada día una o dos horas, hay que empezar haciéndolo quince, veinte minutos. Y cuando se está un tiempo sin tocar, en unas vacaciones por ejemplo, no se puede volver y dedicarle del tirón una hora diaria, hay una parte física, como en el deporte, y hay que regresar poco a poco. Esto requiere de una disciplina, una constancia, y esa es la gran dificultad, la constancia. Pero el nivel de exigencia, a mi parecer, no es alto, para nada".

Quien alaba sin dudar el nivel educativo del conservatorio gaditano es Tamara Gómez, una joven titulada en flauta por Granada y que ahora estudia en el centro de la Casa de las Artes: "El Conservatorio está muy bien, hay buenos profesores y está muy bien organizado, hay muy buen ambiente". Ella es también profesora y ofrece clases particulares de piano, canto, iniciación musical y solfeo. Aún no las ha impartido en Cádiz, adonde llegó hace mes y medio, pero sí lo ha hecho en los últimos diez años en Granada o Sevilla.

 

En la provincia existen cuatro conservatorios profesionales de música: Cádiz, Jerez, Algeciras y La Línea. Todos son de grado medio, lo que obliga a completar los estudios con el grado superior fuera de la provincia. Existen también otros conservatorios públicos de grado elemental y escuelas municipales en algunas localidades.

 

Pero el abanico no se cierra aquí ni en la opción de las clases particulares. Hay escuelas privadas, como la Multison de Chiclana, dependiente de la tienda de instrumentos musicales. En ella, siete profesores imparten clases a unos 150 alumnos, con especial atención a los niños. Su directora, Maite Corada, explica que utilizan el método de las Juventudes Musicales de Alcalá de Henares, Música Educa, con el que pueden trabajar en la estimulación musical con bebés de diez meses. Corada señala que en la escuela se da a la enseñanza un enfoque dinámico, "con una función clásica pero sin dar la espalda a la música que escuchan los jóvenes hoy en día. Pueden iniciarse con temas modernos para acabar tocando piezas clásicas".

 

Otra alternativa en los estudios musicales son las escuelas de iniciación a la música que han nacido al amparo de colegios. Como la de San Felipe Neri en Cádiz, dirigida por Daniel Borrego desde su fundación en 2009. Con 400 alumnos este curso y 12 profesores, la escuela está abierta a toda la ciudad y a todas las edades, aunque se nutre principalmente de los más jóvenes. Borrego cree que la iniciativa sirvió para "llenar un espacio vacío" en la enseñanza de la música, sobre todo el de los niños a los que se les pasa la edad para entrar en el conservatorio. Borrego defiende el proyecto de crear "una cultura musical sólida", al lograr que los niños y sus familias se interesen por la música y conseguir que en un futuro, igual no muy lejano, en Cádiz se viva la música de manera distinta.

 

Porque si en algo coinciden los que han opinado en este acercamiento a la realidad musical gaditana es en la necesidad de que la instituciones públicas se vuelquen en fomentar la cultura musical, más allá de la organización de dos festivales. Si éstos no tienen después reflejo a lo largo del año, será difícil que logren su objetivo quienes con su esfuerzo y constancia, tanto profesores como alumnos, quieren dignificar este mundo y hacer de este arte una seña de identidad gaditana. Y si en los festivales los músicos gaditanos tampoco son los protagonistas, en Cádiz la música seguirá sonando de puertas para adentro.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios