LA pretensión del Ayuntamiento de Cádiz de que Hacienda declare ilegítima la deuda municipal es la constatación del dilema actual en el panorama político español y europeo. En realidad, su alegato contra los bancos y contra la prioridad impuesta por el Gobierno al pago de la deuda es lo mínimo que podría esperarse de un equipo que llegó al Consistorio con el marchamo de anticapitalista. Reprocharles que hagan lo que está en sus genes, en sus planteamientos y en sus compromisos no parece realista. Como en tantas cosas, no deberíamos pedirles que se comportasen como los otros partidos, llamémosles convencionales. Han llegado ahí para otros objetivos y para aplicar otros métodos. Concluir, y reclamarles que concluyan ellos a su vez, que no hay otras posibilidades en política es pedirles que se entierren y que a la vez, y de cierta manera, entierren también las esperanzas de muchos.