Cádiz

Un guiño al cine de nuestros ojos

  • La película 'Ocho apellidos catalanes' llega hoy a la cartelera dispuesta a arrasar más allá del tópico. Su esperado estreno pone al cine de tipos populares y a la comedia como referentes del espectador patrio

Conviene tirar de la nostalgia. Hoy llega a las salas la esperada película Ocho apellidos catalanes y para intentar descifrar todo lo que encierra, más allá de sus valores cinematográficos, qué mejor que acudir a una escena del éxito de taquilla de los 90 La niña de tus ojos donde sus guionistas, entre los que estaban Rafael Azcona y David Trueba, resumen una de las miradas más directas y certeras sobre nuestra bipolar idiosincrasia de españolitos. La mujer del embajador español en el país germano (María Barranco) pregunta en una recepción oficial al actor  Julián Torralba (Jorge Sanz) de qué iba la película que estaba rodando en los estudios de la UFA de Berlín. "Es la historia de un guerrillero de Sierra Morena que...", relataba. "¡No me diga más, otra de bandoleros, me pongo enferma con tanta españolada!", protestaba la dama. A lo que el director de la cinta, Blas Fontiveros (Antonio Resines), espetaba visiblemente enfadado: "¿Españolada dice? Y ¿qué se supone que tenemos que hacer en el cine español: alemanadas, hungaradas, americanadas? A mí El Tempranillo me parece un personaje tan interesante como Al Capone".

Este diálogo no pasaría de mera  anécdota si no estuviera de rabiosa actualidad en nuestro entorno de piel de toro enfurecido y, cómo no, en la cartelera. Ocho apellidos catalanes, secuela de ese pelotazo del cine español titulado Ocho apellidos vascos, busca como su predecesora hacer una gran taquilla más allá de los tópicos y las diferencias regionales. Pero ¿funcionará ahora? ¿Qué tiene la nueva cinta de Emilio Martínez-Lázaro de las llamadas españoladas de antaño? ¿Vivimos un resurgir de una filmografía costumbrista, añorada y denostada a partes iguales? ¿Dónde ubicarlas en el cine español de hoy, con sellos muy personales y géneros emergentes? ¿Puede considerarse comedia patria o hija menor del género?

 

En realidad, como afirma el crítico cinematográfico y programador del Festival de Cine Documental Alcances Javier Miranda, "la españolada nunca se ha terminado de ir del todo, ha estado dormida, latente, y de vez en cuando resurge. Hay un tipo de comedia, otro tipo de humor más bizarro al estilo de Daniel Castro o de Joaquín Reyes y compañía,  que conecta con estas películas. También se nota en cintas como Perdiendo el norte, sobre los nuevos emigrantes que van a Alemania, en la que aparece José Sacristán haciendo el mismo papel que en Vente a Alemania, Pepe. También Santiago Segura lo recupera en su cine, considerado casposo, y hay algo de eso además en las comedias urbanitas de los 80 de Fernando Colomo o el mismo Fernando Trueba", director de La niña de tus ojos.

 

Calidad o taquilla parece ser una de esas dicotomías entre las  que se mueven las obras conocidas como españoladas pero ¿qué son en realidad? Como explica Miranda, se entiende por españolada "una película cómica, a veces musical, que representa tipos populares e incluso regionales, generalmente andaluces, y que encierra de fondo una cierta picaresca, que se ve sobre todo en las comedias de los años 50 y 60. Es la defensa del español como sujeto pícaro, hábil. En un primer momento el franquismo las apoyó mucho, le interesaba esta comedia acrítica sobre un mundo maravilloso. Hubo incluso versiones de zarzuela en el cine mudo y ahí están, por ejemplo, las películas de Florián Rey e Imperio Argentina". Al respecto, el crítico de cine recuerda que, precisamente por su vinculación con la época de la dictadura, "estas películas generan rechazo en el espectador. El año que viene se le dará el Goya de Honor a Mariano Ozores cuando, aún, gente como Basilio Martín Patino no lo tiene". Así, al hilo del estreno de Ocho apellidos catalanes, Miranda admite que recupera de alguna manera ese espíritu de la españolada porque "la gente se siente identificada con los personajes, tipos populares que funcionan muy bien, aunque no son ya campesinos, sino burgueses".

 

Al escritor y cineasta José Manuel Serrano Cueto no le gusta el término españolada por "ser despectivo. No es un género en sí mismo, sino más bien una modalidad dentro del cine español catalogada desde fuera, no desde la profesión, y más proclive a la comedia, aunque también hay dramas". El creador gaditano prepara el documental Yo quise hacer Los bingueros II, precisamente sobre la figura de Mariano Ozores. Con este trabajo, Serrano Cueto desea "reivindicar ese cine que en algunos casos se hizo con poco presupuesto y consiguió beneficios de taquilla altísimos, indagar en el fenómeno social que supuso la comedia ozoriana con Pajares y Esteso. Las comedias que hoy explotan los tópicos españoles pueden beber de la españolada pero son otra cosa, no las considero como tales".

 

Para el escritor y cinéfilo José Manuel Benítez Ariza "la españolada no suele ser redonda, es difícil encontrar en ese género obras que puedan pasar a un canon de grandes películas, aunque hay aciertos, destellos en películas infames: un cierto punto de arrebato absurdo, surrealista, que tiene cierto valor como creación disparatada".

 

Típica, tópica, de masas y contenido amable y nostálgico. Pero ¿qué tiene la nueva cinta de Martínez-Lázaro y la anterior, protagonizadas ambas por Dani Rovira y Clara Lago, de aquellas películas añejas? "No sé cuál es la clave de su éxito -dice Benítez Ariza- pero sí se parece a la españolada en cuanto al trazo grueso y coyuntural, que es el mejor adjetivo que la caracteriza". Para Miranda está claro: " La gente va al cine a divertirse pero es curioso que una comedia como 3 bodas de más, mucho más evolucionada que Ocho apellidos vascos, no tuviera tanto éxito. Este país no ha evolucionado tanto".  Bajo el punto de vista de Serrano Cueto, por otro lado, la repercusión está "de nuevo en el uso de los tópicos y prototipos españoles, pero en esta ocasión de forma algo diferente a la españolada, que se servía de los más exportados (lo andaluz, lo castizo madrileño...) no del todo para reírse de ellos, sino para enfatizar la gracia de nuestra idiosincracia".

 

Reírse de uno mismo y sus particularidades parece haber sido otro de los enganches de Ocho apellidos vascos para gustar tanto y a tantos. Pero tal y como está el panorama en este rincón tan cainita llamado España, ¿es el mejor momento ahora para estrenar una secuela que miente a Cataluña y su esperpento nacionalista? "La película es crítica -explica Serrano Cueto- y se atreve a confrontar los tópicos desde dentro. Una película como Ocho apellidos vascos no podría haberse rodado años atrás, cuando ETA estaba muy activa. Creo que la nueva será otro éxito y llega en un momento cojonudo porque precisamente el conflicto está más presente ahora que nunca y, aunque la comedia no resuelve nada, nos divertimos un rato y ya está. Nuestros problemas debemos resolverlos todos, por ejemplo yendo a votar en diciembre con la mirada en el cambio".

 

Según Benítez Ariza la gente "está harta de aquello que pone en solfa la película. Lo que en una barra de bar se critica después es difícil hacerlo en un debate serio. Por lo que he leído esta película se va a quedar muy corta con lo que pasa en Cataluña". Para acabar, Miranda opina que "la película seguirá la misma línea pero quizá con esta situación no tendrá tantos espectadores ni éxito comercial como la anterior". 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios