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Cádiz

El tiempo deja al convenio Plaza de Sevilla desfasado

  • Las dificultades para ejecutar actuaciones que dependían de las plusvalías de la misma operación pueden alargar las obras durante años No se descartan cambios en el documento

El convenio firmado el 20 de febrero de 2008 entre el Ayuntamiento, la Junta y Adif para el desarrollo del Plan Plaza de Sevilla en Cádiz, se da ya por superado por parte de una parte de las instituciones implicadas al considerar que actualmente no se dan las condiciones administrativas y económicas adecuadas para cumplir la mayor parte de lo previsto en el documento.

Esta circunstancia puede llevar a una paralización de todo lo que queda por ejecutar en el Plan sin solución a corto o medio plaza, pues obliga a realizar cuantiosas inversiones económicas que se plantea hoy como inviables. Sólo una modificación del Plan o un acuerdo paralelo entre las tres administraciones implicadas podría reactivar una de las mayores operaciones urbanísticas que tiene pendiente la capital. No sería, en todo caso, la primera reactivación de este Plan, que acumulada varios parones y actualizaciones desde que en 1999 las tres partes firmaron un documento para colaborar en la construcción de las obras de integración del ferrocarril en la ciudad de Cádiz.

La reunión que está prevista el próximo mes de septiembre de la comisión técnica del Plan Plaza de Sevilla, a la que asistirá por primera vez una representación del nuevo gobierno local de la capital, puede resultar fundamental para definir el nuevo mapa de acción en la zona. Por lo conocido por este diario, tanto Adif como la Junta y el Ayuntamiento se muestran interesadas en definir cuál va a ser el diseño final de la actuación urbanística.

Lo cierto es que el desarrollo del Plan ha llegado a un punto en la que es necesario aclarar qué se va a hacer, cuándo se va a hacer y quién lo va a hacer. Por ejemplo, la Consejería de Obras Públicas está ultimando las obras de construcción de la nueva estación de autobuses interurbanos de Cádiz. Este equipamiento, reclamado desde hace años por la ciudad, no podrá entrar en funcionamiento si antes no se ejecutan las obras de reordenación de toda la red de saneamiento y de los servicios eléctricos; además, el apeadero necesita una conexión provisional con la avenida de Astilleros, a la espera de que se urbanice la nueva carretera.

Más allá de la decisión política del Ayuntamiento de José María González sobre si debe o no construirse el aparcamiento subterráneo en la avenida de Astilleros, la ejecución del resto de las actuaciones depende de una única cuestión: la necesidad de buscar financiación.

El referido convenio de 2008 dejaba en manos de Adif buena parte de las obras a realizar, a la vez que se especificaba que éstas se financiarían con los recursos obtenidos con la venta de las parcelas de uso terciarios previstas en los antiguos terrenos ferroviarios en el frente de Astilleros.

Así, con cargo a los aprovechamientos terciarios ligados al uso ferroviario, Adif debía de asumir la construcción de la plaza de acceso y aparcamiento (la pastilla ubicada en el lateral de la estación de 1905 que da a la antigua carretera industrial), las demoliciones de las antiguas dependencias de Adif necesarias para la ejecución del viario de acceso a la zona comercial y la construcción del viario lateral a la estación junto al parque de la muralla, la demolición de la Aduana y la urbanización de la primera fase de la plaza de Sevilla.

La propia empresa pública afrontaba también, con los recursos obtenidos por las parcelas desafectadas del uso ferroviario, la modificación del acceso del tren al puerto, las actuaciones necesarias para la obtención y sustitución del edificio de la Aduana, la urbanización de la segunda fase de la avenida, la ejecución del parque junta a la muralla y la rehabilitación de la propia muralla. Aquí el Ayuntamiento iba a participar con un 10% de los costes Con cierto optimismo, este punto del convenio advertía que los recursos sobrantes, "de existir", pasarían a integrarse en el patrimonio de Adif.

Para afrontar estas obligaciones Adif ponía a la venta 23.804 metros cuadrados de suelo comercial y terciario y otros 750 metros cuadrados para una estación de servicio. Además, se disponían de los 5.500 metros cuadrados de la antigua marquesina y los 5.811 metros cuadrados de la zona comercial diseñada en el edificio del nuevo vestíbulo.

De todo ello, Adif sólo ha podido sacar adelante la gasolinera, adjudicada hace unos años pero sin poder construirse aún pendiente de la reordenación de los servicios públicos subterráneos; también se ha adjudicado como mercado gastronómico la vieja estación de 1905, aunque el proyecto corre el peligro de no salir adelante pendiente como está de varias decisiones del nuevo gobierno local. Adif intentó en dos ocasiones poner en marcha, para este espacio y para el vestíbulo, el Plan Vialia, por el que comparte con capital privado la gestión de espacios de ocio y comercio en sus propiedades. No hay por el momento perspectivas de que los más de cinco mil metros en el edificio del vestíbulo salgan adelante como equipamiento comercial (más aún: el edificio del vestíbulo se terminó hace una década y todavía no se ha estrenado). Cabe recordar que sobre el vestíbulo queda pendiente por construir un edificio con una ocupación de 12.000 metros cuadrados para un hotel.

Adif tampoco ha podido vender la parcela junto a la avenida de Astilleros. Aquí ha llegado a organizar hasta tres concursos sin encontrar comprador, aunque ha reducido de forma muy notable el precio del suelo, hasta poco más de 9 millones.

Con todos estos traspiés, la empresa públicas apenas ha ingresado el dinero que tenía previsto para ejecutar toda la inversión que le correspondía según el convenio y que en una primera fase suponía un gasto de 7,2 millones de euros, tal y como se calculó en el 2010.

Si se espera a sacar adelante la venta de estos solares para obtener la financiación necesaria, los trabajos que se requieren dentro del Plan Plaza de Sevilla se pueden dilatar en el tiempo, con años por delante. Si nos atenemos a todas estas dificultades nadie puede garantizar, aunque exista buena voluntad entre todas las administraciones afectadas por esta operación, que se pueda abrir la estación de autobuses, que se traslade el aparcamiento provisional de Adif a su nueva ubicación, que se urbanice todo el espacio junto a la muralla de la Cuesta de las Calesas e incluso que se amplíe la avenida de Astilleros, vía esencial en la conexión del segundo puente con el casco histórico de la ciudad.

La respuesta a estas dudas, previsiblemente en un acuerdo que se señala como trascendental el próximo septiembre.

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