Infraestructuras. El tercer acceso a Cádiz, más cerca de hacerse realidad

El coloso de la bahía

  • Agilizan los trabajos en el segundo puente de cara al paso de la Vuelta Ciclista a España. 'Diario de Cádiz' recorre por primera vez el viaducto desde Puerto Real a la capital

¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? La pregunta la lanza al aire una de esas grandes pantallas LED de dudosa utilidad situada en la plaza de Sevilla. Quien se deprima rebuscando una respuesta tendrá pronto ocasión de hacer algo que nunca antes había hecho en su vida: llegar a Cádiz desde Puerto Real a través del segundo puente sobre la Bahía. Un equipo de Diario de Cádiz tuvo ocasión de experimentarlo el pasado viernes y la sensación es colosal, como las dimensiones de ese gigante de hormigón y acero que se alza en el mar y que visto de cerca impresiona.

Porque al puente aún le queda mucha faena por delante pero su estructura ya permite circular entre las dos poblaciones de la Bahía de Cádiz en pocos minutos. De hecho, no podría hablarse de últimos retoques pero sí de que se ha iniciado la última fase de los trabajos con la pavimentación, las canalizaciones, la colocación de las impestas (que bordean los laterales del puente), los pretiles de máxima contención o las pantallas de tres metros de altura y que servirán para minimizar la acción del viento.

El recorrido por el nuevo puente, ya a bordo de sendos coches, arranca en el nudo del Río San Pedro. Actualmente los sonidos de los clavos fijando las barreras y los quitamiedos al suelo anuncian que la obra ha iniciado la cuenta atrás. Cuando el puente nuevo esté abierto al tráfico, los coches que quieran acceder a la ciudad por este tercer acceso deberán dejar a la derecha el desvío hacia el puente Carranza e iniciar una suave bajada por una carretera de dos carriles que pasa por debajo del pequeño viaducto que enlaza Puerto Real con el Carranza. Una vez superado esto se entra en el viaducto propiamente dicho, en esos 5,1 kilómetros que separan ambas localidades y que ahora se recorrerán en pocos minutos. Cuando el nuevo puente entre en funcionamiento las distancias entre las poblaciones de la Bahía se acortarán, incluso se podrá llegar hasta Jerez de la Frontera en apenas 20 minutos.

Antes de empezar el tramo atirantado propiamente dicho, sobre el viaducto que se construyó a la manera tradicional, con hormigón y avanzando metro a metro sobre cimbras, la UTE Puente de Cádiz ha colocado una caseta en la que un operario controla el acceso para evitar tentaciones de personal ajeno a la construcción. Justo antes de ella se encuentra la primera de las cuatro juntas de dilatación que posee el segundo puente y que se sitúa entre el tramo hormigonado y el atirantado; la segunda (la más pequeña) en la orilla gaditana y las dos restantes se encuentran en los extremos del tramo desmontable. Una de ellas pesa unas 100 toneladas. Hay que tener en cuenta que el tablero puede dilatar desde 1,60 metros hasta 1,80 metros y estos elementos, que funcionan como una acordeón, pueden absorber esos cambios conformándose en piezas claves del puente.

En la primera parada a lo largo del recorrido se observa como hay un tráfico intenso. Algunos coches incluso circulan a velocidades considerables, casi pidiendo a voces que el puente se inaugure. En el lateral derecho del viaducto mirando hacia Cádiz se ha empezado a colocar la barrera que separará los dos carriles en dirección a la capital con los dos reservados para el transporte público. En un futuro por allí transitará el tranvía, pero mientras tanto, esos dos carriles, uno de ida y otro de vuelta, servirán para el autobús metropolitano, que también acortará tiempos de espera. Fuentes de la obra incluso apuntaban la posibilidad de hacer un recorrido circular que uniera las diferentes poblaciones de la comarca.

En el lateral izquierdo del puente se van almacenando las impestas para su próxima colocación. También destacan los pretiles de color azul y robustos. "Estos pretiles son únicos en el mundo, son de alta tecnología y tienen un nivel máximo de contención, podrían soportar el impacto de un camión de gran tonelaje", comentan fuentes de la obra. Los pretiles tienen una altura entre 1,65 y 1,70 metros y son una protección indispensable en un puente de estas características, con un tablero que se eleva 69 metros sobre el mar.

Fuentes de la obra también comentaron que sobre las impostas que recorren todo el puente se instalará próximamente un pequeño carro de mantenimiento que a la larga ahorrará dinero en las reparaciones que tengan que ir haciéndose.

Pensando también en el mantenimiento futuro de los tirantes se han dejado colocadas arriba de las dos grandes pilas sendos plumines (grúas pequeñas) que servirán para sustituir los cables que conforman cada uno de los 176 tirantes y que tienen una vida aproximada de unos 30 años. Una vez que los controles que vigilan los puntos claves del puente detecten alguna anomalía en algún cable, este se sustituirá desde el punto más alto de los pilones gracias a estos plumines, que sacarán el cable y lo sustituirán por otro. Los tirantes cuentan con amortiguadores que ayudan a estabilizar los cables en caso de que alguno de los que forma cada tirante comience a cimbrear de manera independiente.

Aunque recorremos el puente en dos coches, hacemos diferentes paradas para contemplarlo en todo su esplendor. Uno de los lugares más espectaculares es justo el centro del vano principal de 540 metros, allí donde llegan los tirantes de las torres 12 y 13. En ese punto no sólo pueden verse las dos torres impresionantes de 185 metros que sostienen el tablero, sino que la panorámica de la Bahía resulta espectacular, con la terminal de contenedores también ya vislumbrando su futuro o la plataforma de Iberdrola colocada ya para iniciar su camino por el Atlántico.

En estos momentos ya no queda rastro de los carros de izado que sirvieron para elevar las 62 dovelas de que consta el tramo atirantado. La superficie del tablero sin embargo no está aún muy despejada por el constante trasiego de camiones y trabajadores que se afanan en acelerar la obra. Porque, aunque la estructura principal del puente está terminada, lo que falta todavía es mucho más que lo que en Cádiz se llama un peluseo.

La idea de los responsables de la obra es que el puente se abra para que pase la Vuelta Ciclista a España el próximo 25 de agosto pero posteriormente continuarán los trabajos. Se calcula que una vez que pasen los ciclistas aún restarán al menos tres semanas para que la UTE Puente de Cádiz, con los técnicos de Fomento y Dragados a la cabeza, den el visto bueno y entreguen la obra. A partir de ese momento serán las diferentes administraciones las que deberán concretar agendas para fijar el día de la inauguración. Fuentes de Fomento indicaron a este medio que querían inaugurar el puente el 8 de septiembre, aunque viendo el ritmo de los trabajos y todo lo que queda por hacer aún se antoja imposible. Sobre todo porque más allá de que los políticos deseen que el puente pueda inaugurarse antes de las elecciones, los técnicos no van a correr ningún tipo de riesgo. Tras acabarlo, quieren revisar la obra tramo por tramo, junta por junta, porque así lo exige un proyecto de este calado, y esto llevará su tiempo. Esto quiere decir que al menos hasta finales de septiembre no será posible fijar la fecha de inauguración.

Fuentes de la obra también comentaron durante la visita que los últimos trabajos de asfaltado, la última capa, no se le dará a todo el tablero hasta unos días antes de la inauguración oficial. "Si lo hiciéramos ahora se estropearía por el constante paso de camiones de gran peso, o simplemente al descargar los materiales, puesto que las patas laterales que sirven de soporte podrían arañar el piso. Así que hasta el final no se asfaltará nuevamente todo y se pintarán las señales", comentaban.

Además de las varias capas de impermeabilización que están dándole al tablero del puente, el tramo desmontable llevará un tratamiento diferente con una resina especial para dotar de mayor adherencia al acero de que está confeccionado.

El tramo desmontable es precisamente al que aún le queda más faena porque aún tienen que colocar las juntas de dilatación.

En la orilla más cerca de Cádiz es donde se ve más avanzada la colocación de las pantallas protectoras.

De vuelta hacia Puerto Real aún hubo tiempo de subir a la pila 13, donde ya también han iniciado las tareas de desmontaje de la grúa que ha realizado los trabajos en altura, y disfrutar de las impresionantes vistas que ofrece Cádiz a más de 100 metros, con las dos láminas de la Bahía y el Atlántico prácticamente dándose la mano.

El coloso de la Bahía ha iniciado la cuenta atrás para su puesta en funcionamiento, aunque todavía quedan unas semanas de trabajo a toda máquina.

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