Los vecinos del barrio de Astilleros estaban llamados a soportar los inconvenientes de la construcción de la rotonda a la que dará acceso el nuevo puente durante cinco meses. Y en los próximos días se cumplirá un año desde que esta zona de la ciudad quedó de alguna manera aislada en materia de tráfico para acometer esas obras. Los cinco meses inicialmente previstos para plasmar sobre el suelo esa rotonda se han ido alargando después de diversos problemas y parones que ha sufrido la obra.

Ahora, cuando el puente está en la recta final y la rotonda lleva meses en funcionamiento parcial (desde finales de abril, concretamente), la asociación de vecinos de Astilleros reclama que se abra lo antes posible la conexión con la calle América.

Esta vía es una de las entradas y salidas más usadas por los residentes en el barrio y por aquellos que acuden a la zona para cualquier gestión. Y desde hace ahora un año está cortada a la circulación en su intersección con la rotonda, por lo que el presidente de la asociación vecinal, Luis Arenal, reclamaba ayer su apertura. "Estamos desesperados", denunciaba Arenal. Y es que son doce meses ya de molestias, de cortes de tráfico y de problemas que han afectado notablemente al comercio de la zona, según denunciaron en su momento los responsables de las tiendas y bares de Astilleros, que incluso han formado una asociación para defender sus intereses.

La intención, por tanto, de la asociación de vecinos es que no se tenga que esperar hasta la apertura del puente (prevista en principio para el 8 de septiembre) para que la conexión de la rotonda con la calle América esté habilitada.

A la demanda de la apertura al tráfico de un tramo de rotonda crucial para el barrio, el presidente de la Asociación de Vecinos de Astilleros recuerda también que están a la espera de conocer novedades sobre su petición de habilitar una playa en la zona. Según recordaba Arenal, el Ayuntamiento ya envió toda la documentación que requería la Autoridad Portuaria sobre este proyecto (justo antes de las elecciones del pasado mes de mayo), sin que hasta el momento se haya conocido si esa propuesta sigue o no adelante.

Y al hilo de esto, Arenal denuncia la práctica peligrosa de algunos niños y jóvenes que acuden a la zona a bañarse y que utilizan los parasoles distribuidos en el paseo marítimo como trampolines. Según explica el representante de los vecinos, los jóvenes se suben a los parasoles (de cuatro metros y medio de altura) y desde allí se lanzan al agua (superando una distancia de ocho metros), con el peligro que ello conlleva.

Por todos estos asuntos, Arenal y su junta directiva están a la espera de mantener una reunión con el nuevo alcalde "para que de una vez por todas se solucionen los problemas que desde hace doce años tenemos en Astilleros".