El edificio Ciudad del Mar se encuentra en tierra de nadie; no sólo por su ubicación física en un terreno todavía por explotar en una ciudad que apenas tiene suelo y que desperdicia ahí miles y miles de metros cuadrados, sino por su situación legal o administrativa. A día de hoy, esta parcela de Puerto América está a medio camino entre dos administraciones, que durante años han peleado y mucho por este espacio y que hoy apenas se inmutan o reaccionan ante el punto al que ha llegado la concesión administrativa.

Se cumple un mes de que finalizó la concesión que el Ayuntamiento tenía sobre esa parcela de Puerto América. Concesión que se ha alargado durante 22 años en los que se han repetido ideas, proyectos, polémicas y sugerencias que en ningún caso han llevado a nada. En este punto, desde el pasado 30 de junio espera la Autoridad Portuaria que el Ayuntamiento le entregue las llaves del Ciudad del Mar, o bien que manifieste su voluntad de ampliar la concesión o de seguir interesado en la parcela. A día de hoy, no se ha producido ni una cosa ni la otra, estando la Autoridad Portuaria a la espera de que culmine el plazo protocolario que existe antes de tomar posesión definitiva del inmueble.

No obstante, la Autoridad Portuaria tampoco tiene a día de hoy un proyecto concreto o un plan de acción diseñado en relación a esta parcela que va a volver a sus manos después de 22 años. Y es que según exponen fuentes del ente portuario, la situación en torno al Ciudad del Mar es algo más compleja porque hoy en día está plenamente inmersa en el espacio de expansión de la ciudad que se venía diseñando en colaboración con el Ayuntamiento y con otras administraciones. "No es un proyecto aislado, entra dentro de ese espacio", indican desde la Autoridad Portuaria.

Por tanto, el edificio que no tiene pasado, porque se levantó para nunca ocuparse -salvo una parte que sirvió de oficinas para la regata del 92-, está también sin un presente claro y se enfrenta a un futuro aún más incierto. Y es que a la trayectoria que arrastra Puerto América se ha unido que el final de la concesión haya coincidido con el cambio de gobierno en el Ayuntamiento, lo que ha paralizado aún más cualquier gestión.

A priori, hasta que no se complete ese diseño del espacio de expansión que ganará la ciudad con el traslado de la terminal de contenedores no se podrá conocer con más detalle el destino que se le da al edificio Ciudad del Mar o bien a la parcela en sí, porque desde la Autoridad Portuaria no se descarta la demolición del inmueble -aunque se puntualiza que estructuralmente el edificio se encuentra en buenas condiciones, a pesar del abandono de más de dos décadas-.

Pese a ello, la administración que gestiona la actividad portuaria en la ciudad indica que si llegara algún inversor interesado en Puerto América, se iniciaría automáticamente el proceso para darle uso a la parcela. En relación a esto, en varias ocasiones ha indicado la Autoridad Portuaria que ha habido inversores interesados en ese edificio, aunque nunca ha llegado a prosperar ninguna propuesta concreta al respecto. Así, se han planteado allí desde un hotel a una residencia de ancianos, pasando por un acuario, entre otros proyectos.

Eso sí, el nuevo inversor que pudiera mostrar interés por el edificio de Puerto América tiene que adaptarse a las nuevas actividades o usos que van en la dirección de lo que Ayuntamiento, Autoridad Portuaria y otras administraciones quieren dotar a todo ese espacio. Usos relacionados con el comercio, el turismo, la actividad náutico-deportiva, la hostelería... "Que sea un espacio productivo, ligado al propio puerto", resumen en la Autoridad Portuaria, que pone como ejemplo de esa transformación la conversión de los almacenes en el muelle Alfonso XIII en un gran gimnasio que ya ha sido adjudicado a una empresa.

Mientras no llaman los inversores a la puerta de la Autoridad Portuaria, esta entidad debe hacerse cargo en los próximos días del edificio Ciudad del Mar, ante el silencio municipal, para trabajar en la búsqueda de una actividad futura para un edificio que ha acumulado 22 años de abandono y que ahora debate su presente entre dos aguas (la del Ayuntamiento, aún con las llaves, y la de la Autoridad Portuaria, legítima titular desde el pasado 30 de junio).