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Cádiz

Un nuevo concepto en un sitio de paso

  • El bar de tapas El Lucero del Muelle abre al público con una carta elaborada por el cocinero gaditano Mauro Barreiro y un aspecto totalmente renovado

En 1958, Nicolás Lucero abrió el Bar Lucero. Nacido en Medina Sidonia, eligió para el negocio del que vivió durante casi toda su vida uno de los sitios de mayor paso, en la avenida del Puerto. En él se juntaban los trabajadores del puerto de Cádiz, el muelle pesquero, Astilleros o Tabacalera con las personas que disfrutaban del ocio nocturno, con la plaza de San Juan de Dios como epicentro.

Abierto desde las primeras horas de la madrugada, el trasiego de clientes era constante. Con una carta adaptada a la época, con los cafés, las cañas y el pepito como plato estrella, ha subsistido durante algo más de medio siglo.

Cuando se jubiló Nicolás, sus hijos se hicieron cargo del negocio, manteniendo su esencia y su idea primigenia. Sin embargo, su muerte en 2013 hizo que su hijo Nicolás se replanteara el concepto con el que nació. Ayer reabrió al público como El Lucero del Muelle, con un aspecto muy renovado y un objetivo muy diferente: convertirse en un bar de tapas referente por su calidad.

En la tarde del miércoles, este nuevo establecimiento hostelero celebró su fiesta de inauguración y ayer tuvo su primera prueba de fuego con su nueva clientela. Para ello, Nicolás Lucero hijo se ha puesto en manos de varios profesionales para su nueva apuesta. En los fogones cuenta con el asesoramiento gastronómico del cocinero gaditano Mauro Barreiro, que tiene en Puerto Real su restaurante La Curiosidad de Mauro y consiguió una estrella Michelín en el restaurante Skina de Marbella, mientras que el diseño de la marca es de Cadigrafía y la remodelación la ha realizado Suraña Arquitectos. Todo para reinventar un negocio que mira al muelle desde su privilegiado espacio.

Como reconoce Nicolás Lucero, el nuevo bar de tapas se mueve "por lo emocional" en recuerdo de lo que fue el mítico bar de su padre. Por esto, él es su primer referente para mantenerlo con vida. Sin embargo, el propietario explica que el nuevo concepto parte de "ilusionarme" con el proyecto tras su fallecimiento de su padre, por lo que esa necesidad empezó a rondar por su cabeza para dar "un cambio brutal", contando con el apoyo de la directora creativa de Cadigrafía, Arantxa Morales.

El horario del bar será de ocho de la mañana a once de la noche, por lo que estará preparado para dar desayunos, tapas, meriendas y copas. Parte con una plantilla de diez trabajadores, manteniendo a algunos de los trabajadores del extinto Bar Lucero, mientras que el personal de cocina ha sido seleccionado por el propio Mauro Barreiro.

En cuanto a la carta confeccionada por Mauro Barreiro, cuenta el cocinero que nace con "un concepto de cocina reconocible para todo el mundo con tapas y medios platos", de manera que El Lucero del Muelle se convierta en un "sitio muy dinámico". Así, el menú parte de una serie de tapas clásicas, denominadas como 'barra canalla', en la que se incluyen papas aliñás, ensaladilla, papas bravas, croquetas o salmorejo. La mano de Barreiro se nota en sus creaciones 'con chispa', con platos como el solomillo wellington al revés, la pizza de chipirones en su tinta o el carpaccio de gambas al ajillo.

La nota más curiosa se encuentra en los platos que van servidos en palés sobre una especie de papel de estraza que cuenta con dibujos ambientados en el puerto de Cádiz, como las grúas o las medidas de los contenedores. Sobre ellos, se colocan raciones de jamón ibérico con pan con tomate, una selección de quesos de la Sierra de Cádiz con membrillo o el carpaccio tataki de atún rojo. Además, la carta incluye ensaladas, tostas, platos para compartir y postres, contando como remate la recuperación del 'pepito' del Lucero, elaborado con pan de cristal, zurrapa de manteca colorá y lomo ibérico. Todo para que, según Barreiro, el público disfrute "pinceladas" de su cocina en un bar configurado para que "la gente pueda venir, pasar, tomarse un par de tapas y una copa de vino".

Una de las patas en la que se sustenta El Lucero del Muelle es la cerveza, servida por Cruzcampo en su modalidad Origen. Esta llega directamente de la fábrica al bar, conteniéndose en tres tanques refrigerados de 250 litros que son llenados por los camiones de la marca. La cerveza es de mayor calidad y más natural al no contar con gas carbónico.

Otro punto importante de este nuevo bar es el café, de la gama Predilect de Catunambú. Una de las peculiaridades es que, según Nicolás Lucero, la marca andaluza "nos ha servido unas máquinas especiales que muelen el grano cada vez que pides un café". Un signo de que "no vamos escatimar en la idea de dar cosas específicas con mucha calidad".

A esto se suma la carta de vinos, elaborada por Mauro Barreiro y Miguel Casas. La idea ha sido, según el propietario del bar, "buscar la calidad a un buen precio porque pretendemos vender una copa a 2,5 euros". Para ello, se ha intentado que los vinos "sean muy peculiares", incluyéndose 33 referencias. Entre los ejemplos que recalca Lucero están dos vinos blancos como el Henri Weber (francés de Alsacia con uva gewürztraminer) o La Liebre y La Tortuga (un albariño de las Rías Baixas), uniéndose a los caldos de Jerez.

El diseño de El Lucero del Muelle es obra de la directora creativa de Cadigrafía, Arantxa Morales. Del concepto del restaurante, Morales argumentó que "estaba muy claro que tenía que ser el muelle. El Lucero tenía antes la decoración que le puso el padre de Nicolás y queríamos recuperar esa historia centrada en el muelle".

Por ello, todo lo que se encuentra en el bar recuerda la vinculación de la ciudad con el puerto. Así, la parte de la cocina está confeccionada con dos contenedores, quedando abierta una zona acristalada para poder divisarse el trabajo de los cocineros. Asimismo, la idea del contenedor también se ha utilizado en los baños.

Con la barra, cuenta Morales que "hemos querido jugar con el diseño de un barco, el Lucero 1958". Además, también hay detalles de barcos en las mesas, en las que aparecen las matrículas. Todos los ventanales han sido sustituidos por puertas de metal y cristal, mientras que la pérgola exterior se ha respetado, sustituyéndose parte de la chapa por madera. En una de las paredes, junto a los tanques de cerveza, un cartel similar a los industriales de principios del siglo XX representa la filosofía de El Lucero del Muelle.

Todo para, en palabras de Nicolás Lucero, "intentar ofrecer algo distinto que no hay en Cádiz".

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