Cádiz

Las dudas por la ejecución de la pérgola

  • Tras cumplirse un mes de su inauguración, el mirador de Santa Bárbara ha provocado quejas por su acabado

Hace unos días, el candidato del PA a la Alcaldía de Cádiz, José David Sánchez de Medina, definía muy gráficamente su opinión sobre la pérgola de Santa Bárbara al pedir que fuera vendida "como chatarra". 

Se ha cumplido un mes desde la apertura del mirador que sirve de cierre al parque Genovés. Desde su inauguración, está latente el debate sobre dos aspectos de esta instalación: su estética y su ejecución. 

 

En el apartado del diseño, el libro de gustos no está escrito y las opiniones van desde las favorables que recalcan la modernidad de su estructura hasta las desfavorables que critican la falta de encaje con su entorno. 

 

En la ejecución, el asunto es mucho más evidente ya que hay una serie de deficiencias que son constatables con un simple paseo y sin ser necesario ser arquitecto. Por un lado, están algunos acabados que no son los más deseables. Por el otro, la elección de materiales en un espacio que está expuesto, irremediablemente, a los efectos de las condiciones meteorológicas y del propio mar que se divisa desde la muralla. 

 

El mirador ha sido realizado por el IFEF con un coste de 1,5 millones de euros, siendo financiada a partir del Plan Urbana, para un paseo de unos 350 metros de longitud y una altura de 5,45 metros. 

 

Iniciando el paseo por la plaza Rocío Jurado, a simple vista ya se puede ver uno de los defectos que se va a repetir en el resto de la construcción: el óxido. Este ya es visible en la estructura metálica del cristal de cerramiento del paseo de Santa Bárbara por esta parte, que también se puede contemplar en las rejas o en las bisagras de las puertas. 

 

El acceso a la pérgola se realiza a través de una cuesta. Uno de los problemas en este tramo es que hasta que no se llega a la parte superior no se puede contemplar el mar, aunque esto no es achacable a la terminación, sino al concepto de la construcción. 

 

En este espacio, se comienzan a ver imperfecciones como la falta de encaje de algunas piezas metálicas y plásticas en el cerramiento de los plafones. No sucede en un solo lugar, sino que se repite en diferentes lugares de la obra. De hecho, algunos huecos entre pieza y pieza han sido salvados con silicona. En la parte inferior, sucede algo parecido con las rejas metálicas, en las que, en algunos casos, existen separaciones, mientras que, en otras, están superpuestas. 

 

A esto, se une que las luces permanecen encendidas durante todo el día, con el gasto que  supone, tanto las que están en la zona de paseo como las que se encuentran en el techo del espacio inferior. 

 

Otra pieza que también se ve afectada es la barandilla de la cuesta. Ya hay zonas que están oxidadas, lo que, sin mantenimiento, puede ir expandiéndose. 

 

Arriba, una deficiencia más que evidente se encuentra en las rejas que cierran las canalizaciones del paseo superior. Existen huecos entre ellas, rejillas que no encajan, otras que no están sujetas y pueden ser retiradas. 

 

Si echamos la mirada al suelo, uno de los defectos lo encontramos en las juntas. Estas se levantan sobre la superficie, lo que puede provocar un tropezón de algún paseante que ande despistado. Asimismo, la terminación no es la más adecuada, ya que hay zonas en las se ha perdido el color azulado del resto del suelo. 

 

En la balaustrada, las planchas metálicas ya han sufrido la acción del salitre, lo que provoca manchas blancas a lo largo del mirador, lo que se suma al óxido en las uniones. Además, al igual que en los plafones, hay piezas que no encajan y otras a las que les faltan tornillos y no quedan sujetas, por lo que pueden ser levantadas. 

 

Desde la pérgola, se puede entrar directamente al aparcamiento subterráneo. La escalera metálica también se está viendo afectada por el óxido. Asimismo, ya existe una pintada en el suelo de uno de los accesos.  

 

La zona inferior de la pérgola no presenta los problemas de la zona superior por su acabado acristalado, por lo que la principal dificultad es evitar que no se rompa, algo que ya sucede en dos lugares. 

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