Cádiz

"Estamos en la puta ruina"

"Esto es una llamada desesperada. Estamos en la puta ruina, nos vamos al carajo". En el transcurso de esta conversación en uno de los locales de Telegrafía sin Hilos, donde tiene la sede ARCA, la asociación que más eficazmente combate el alcoholismo en la provincia, más de 800 historiales clínicos a sus espaldas, cortarán el teléfono e internet. La luz la cortarán en las próximas semanas. Enfrente mía Alberto Matilla, un hombre desesperado, un hombre que ve cómo todo lo que ha levantado se derrumba. Pedro, que vive y duerme en la asociación, sirve unos cafés carrileros, elaborados con colador.

"En catorce años no he visto una desafección de la administración con este centro como ahora. Hemos pasado de empezar como una asociación marginal en el callejón de los borrachos a dignificar la situación de la gente que sufría con el alcoholismo, gente estigmatizada, condenada. Aquí hemos creado una posibilidad de redimir sus vidas con técnicas modernas, con los últimos avances. La alternativa eran clínicas privadas de carísimos tratamientos o la nada, tratamientos del siglo XIX... y hablamos de alcoholismo, un problema que está en cada familia, todos conocemos a alguien que tiene problemas con el alcohol".

ARCA es una asociación con convenios con universidades (Cádiz y Sevilla), considerada por la Junta como centro de tratamiento ambulatorio. Los datos acreditados son que en el 70% de las ocasiones logran sacar al usuario de la adicción. ARCA está a punto de desaparecer. La Junta no da ni un euro, Diputación ha reducido su aportación de 70.000 euros a 40.000, el Ayuntamiento aporta 100.000 euros, pero los paga tarde, y las cuotas de socios son testimoniales. Mantener abierto ARCA cuesta al mes 15.000 euros, nada estratosférico.

El SAS, que reconoce a ARCA como una muleta de sus carencias, se escuda oficialmente en que ya tiene una red de centros contra las adicciones. Allí no van los alcohólicos "por la sencilla razón de que esta droga es legal, que en la mayoría de los casos no genera la situación de exclusión social de las drogas ilegales y porque allí no hay grupos de autoayuda, sino una barrera de citas y ni se interactúa con el paciente ni se hace un seguimiento. Si va, va; si no va, no va. Esos centros tienen un coste en personal de 714.000 euros. Con el sueldo de sólo dos personas de esos centros podríamos mantener ARCA, pero la Junta dice que no tiene ni un euro, que incluso tendrá que cerrar centros. ¿Entonces de qué habla la presidenta de la Junta cuando habla de una sanidad pública de calidad? ¿Qué nos están vendiendo?"

Con seis personas trabajando, no todas a tiempo completo, ARCA recibe cada semana a tres nuevas personas que tratan de salir del bucle de la borrachera diaria. Hay cien personas con historial vivo, en tratamiento, que siguen acudiendo al centro porque la familia de Matilla ha pedido un crédito personal. "Los bancos no nos dan ni un duro y, a estas alturas, tendríamos que haber recibido la subvención de Diputación y del Ayuntamiento. En Diputación falta la firma de los técnicos, en el Ayuntamiento dicen que ya está todo listo para librar la mitad de la subvención, que tendría que haberse librado en enero, y entonces nos piden el certificado de que estamos en paz con la Segutridad Social. Hacemos el esfuerzo y lo pagamos con el crédito de mi familia, pero tardan en pagar la subvención y vence el mes y nos vuelven a pedir el certificado. Ya no lo tenemos porque íbamos a pagarlo con la subvención. Y no tenemos de dónde sacarlo. Nos dicen que son los tiempos de la administración, pero el tiempo de la administración de Hacienda es que hay que pagar los seguros todos los meses. ¿De qué tiempo hablan? ¿Piensan en el tiempo de las personas?"

A Matilla se le saltan las lágrimas. "Yo podría mandarlo todo a la mierda, quedarme yo solo y cobrar la subvención y quien salga del alcohol que salga y quien no que se aguante, pero lo que queremos es ser eficaces, tenemos un prestigio que nos hemos ganado a pulso. Se está faltando el respeto a todos estos usuarios de los que nadie se ocupa y si somos prescindibles que nos lo digan, joder."

En su estallido, Matilla también carga contra la prensa: "Vosotros tenéis un acuerdo tácito: no publicais suicidios. Está muy bien, ¿no? No creáis alarma social y lo que no se ve no existe. Todos contentos. Pues, ¿sabes lo que te digo? Que la gente se suicida, gente con nombre y apellidos, personas con brazos y piernas. Personas desesperadas. No son números. ¿Y sabes quiénes se suicidan? Un 90% de los alcohólicos tiene tendencias suicidas. El alcohol está íntimamente asociado a la depresión y lo sacas de la mierda de alcohol y qué es lo que pasa. Nada. Es una puta mentira lo de la reinserción. Hacen el esfuerzo, consiguen salir del alcohol que les meten por los ojos y qué se encuentran: nada. Nadie da una segunda oportunidad, con lo que recaen y vuelven a la copa. ¡A nosotros nos van a hacer caer en la copa, coño, con tanto papeleo! Estoy cansado de limpiar la mierda del sistema y comerme la porquería que ellos no quieren y encima se lo tengo que hacer gratis. Mucho carnaval, mucha fiesta y cuando vienen los problemas que vengan aquí".

Me señala un caso: esta chiquita, veintitantos años, violada por su padre, prostituida por su madre. "¿Qué va a hacer sino beber? Ahora quiere salir. Qué hago. ¡Ni siquiera la puedo llamar por teléfono porque me han cortado el puto teléfono!" Resopla. "¡Mierda!"

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