Cádiz

Nueva demanda en Los Chinchorros

  • Una familia de afectados que firmó un contrato de permuta de unos terrenos a cambio de cinco pisos lleva a los juzgados a la promotora porque ésta dice que el acuerdo está resuelto

Los Chinchorros está llena de historias como la de la familia de María Fernández y sus cuatro hijos que durante años vivieron, al igual que otras generaciones anteriores, en el Pasaje de San Leonardo 3 y 5. En total 730 metros cuadrados de terrenos que daba para una buena casa con grandes patios y después varios apartamentos que la propietaria tenía alquilados.

A principios de este siglo llegaron unos promotores de vivienda para hacerle una oferta de permuta. Los terrenos a cambio de cinco pisos con sus correspondientes garajes y trasteros de la futura promoción en una de las mejoras zonas de futuro de la ciudad. Los pisos además correspondían a la llamada segunda fase de la promoción, que son los más golosos, con vistas frontales al mar y en primera línea con la zona verde en vez del actual cementerio decadente.

María Fernández y sus hijos, entre ellos Benito Gómez, están de acuerdo con la oferta y finalmente en el año 2004 se hace el contrato de permuta firmado ante notario y con los promotores José Luis Costa y Javier González también como rubricantes.

En ese contrato además se especifica que durante el tiempo que van a estar las obras en marcha tienen que pagarle el alquiler de la vivienda a María Fernández y además se dispone de un aval bancario por valor de 600.000 euros para garantizar que la operación vaya a tener éxito.

Las perspectivas son inmejorables ya que en el contrato se dice que a finales del año 2006 van a poder disponer de los cinco pisos aunque Benito Gómez asegura que nada más firmar el documento, los terrenos que han aportado para la promoción se hipotecan para que la promotora consiga fondos.

Pero el ritmo de la obra no es el esperado y poco a poco empezaron a surgir los problemas hasta que en el año 2010, el hijo de María Fernández asegura que José Luis Costa le avisa que no va a renovar el aval bancario "y que o lo cogíamos nosotros y por tanto, lo ejecutábamos, o lo cogía él y nos podíamos quedar sin nada". Ya les confiesa los problemas que sufre la promoción, donde las obras ya han quedado paralizadas.

Sin embargo, la familia de María Fernández querían los pisos a los que se había comprometido la promotora y decidieron coger el aval que estaba en una entidad bancaria y depositarlo en otra pero sin llegarlo a ejecutar. Esta operación la ideó su abogado y se firmó ante notario, persona que también fue la que notificó a la empresa promotora los pasos que se habían dado. Esta fórmula no solo la llevaron a cabo ellos, sino también otros de los permutantes, los cuales todos iban a estar en el bloque de la segunda fase.

El caso de Los Chinchorros explota. Las obras están abandonadas desde hace tiempo porque se les acaba el dinero para seguir ejecutándola y detrás de ellos salen todos los afectados que habían pagado una entrada por unos pisos y también los que habían cedido los terrenos, más de un centenar.

En esas idas y venidas empiezan a proponerse soluciones que los propietarios no aceptan porque pasan por aumentar los precios de los pisos o por no respetar el dinero que se ha pagado de entrada. Entonces se crea una plataforma de afectados que empieza a moverse y a pedir soluciones.

Sin embargo, los problemas no paran ahí ya que en el reciente plan de viabilidad que ha presentado la empresa Promociones Arrecife 2010, a los compradores de la primera fase se les respeta el dinero que han aportado y los precios a los que se le vendieron los pisos, pero con los permutantes que hicieron la operación del aval la cosas es distinta: no se les respeta los derechos que ellos creen que tienen sobre sus viviendas porque la promotora entiende que ejecutaron el aval y, por lo tanto, el contrato está resuelto.

Esto ha llevado a esta familia a presentar una demanda por la vía civil por incumplimiento de contrato porque entienden que el aval no está ejecutado y porque el contrato no se rompe si una de las dos partes no quiere.

Benito Gómez cree que lo que realmente quiere la promotora es sacar a la venta los pisos que tienen un mayor valor en el mercado para financiar parte de la operación. Algunos de los otros permutantes están dispuestos a ejecutar el aval por cansancio, pero ellos siguen con la idea de que se debe cumplir el contrato y tener los pisos para ellos, aunque se pueda llegar a algún acuerdo.

A pesar de eso la empresa les ha enviado una propuesta de pisos para la primera fase, que no son frontales al mar, entre los que no están vendidos. Pero se les ofrece a precio de mercado de manera que hacen cuentas y se divide el aval de 600.000 euros entre cinco, lo que restarían 120.000 euros a cada piso. Y después tendrían que poner de su bolsillo la madre y cada uno de los hermanos, dependiendo de la vivienda hasta 165.000 euros. "Eso es inaceptable" y por ello el tema ha llegado a los juzgados.

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