No eran erizos ni ostiones. Esos manjares se comen, en versión gratuita, una vez al año. Lo que no es habitual es que te regalen un topolino de Los Italianos. Es más, la emblemática heladería lo hace cada 25 años. Justamente cuando cumple un aniversario redondo. En este caso, 75 años desde su apertura. De ahí que ayer, desde mucho antes de abrir sus puertas, la cola diera la vuelta a la esquina con la plaza de San Antonio y llegara hasta el callejón de Junquera. Eran las 18.25 cuando los empleados de la heladería Salón Italiano, el nombre real por el que casi nadie la conoce, comenzaron a repartir los más de mil helados de nata con cobertura de chocolate marca de la casa que fueron preparados en la misma mañana. Gianni, alma del negocio desde hace más de 50 años, aseguraba estar "nervioso" y lloraba emocionado. "Es la manera de devolver a Cádiz lo que nos ha brindado en estos 75 años, dando de comer a mi familia en tres generaciones", comentaba el heladero que se resiste a jubilarse. "Lo hacemos por ellos, por los gaditanos, que nos han mantenido 75 años y esperemos que 75 años más", apuntaba su hijo Joaquín, nieto de los que parieron la heladería, sus abuelos Arturo e Iole.

En primera línea de la cola se encontraba un buen número de ancianos de la Residencia Fundación Fragela, la mayoría en silla de ruedas. Carmen Molero era la primera en hacerse con un topolino. "Conozco este helado, pero no es el que suelo pedir", comentaba la joven Elena Visone. Joaquín Campo presumía de ver a muchos de sus clientes habituales en la cola. Otras personas probaban, a buen seguro, por primera vez el topolino. Entre ellas muchos niños. Era una manera de fidelizar a nuevos amantes de los ricos helados de Los Italianos. "Uno para mi padre y otro para mi tío", pedía un pequeño. Muchos gaditanos se tomaron ayer el primer helado de la temporada merced a esta iniciativa.

La gratuidad de los helados respondía al agradecimiento de la empresa hacia los gaditanos, aunque de camino supusiera una buena campaña de publicidad. En la calle Ancha se colocaba un 'photocall' para que el público se retratara ante los logotipos de la heladería. Esas imágenes correrían luego como la pólvora por las redes sociales.

La iniciativa contó con buenas anécdotas. Un joven repartía folletos de Podemos aconsejando utilizarlos "para enrollar el topolino". Los pícaros que se hacían los despistados y pretendían evitar la espera se dieron de bruces con la férrea disciplina de los empleados, que les invitaban a guardar cola "como todo el mundo". Hubo quien se puso en la fila dos veces. "Es que el primero se me ha caído", decía uno con nula capacidad de disimulo.

Tras una hora justa de reparto, escasos fueron los que se quedaron sin topolino. Tres pequeños tuvieron la suerte de pillar los últimos. Hoy, Los Italianos abrirá oficialmente la temporada. El topolino que ayer daba gratis vale ahora 1,80. Pero, ¿quién por ese precio no repite la degustación de tan sublime helado?