Cádiz

Cordialidad en Cádiz y sin bloqueo

  • Anna Frandsen y Ulises Tejeda, estadounidense y cubano afincados en la capital gaditana, analizan el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre sus países de origen.

Antes de que Estados Unidos y Cuba decidieran esta semana darse la mano ya se la daban Anna Frandsen y Ulises Tejeda. En Cádiz, concretamente. Como casi vecinos y padres de niños que son compañeros en el colegio La Inmaculada. Reunidos en el bar que regenta Ulises, 'Mi Habana' en el Paseo Marítimo, expresan sus opiniones respecto al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre sus países de origen, 53 años después de romperse, en lo que se ha convertido en una de las noticias internacionales más relevantes del año.

Ambos, aunque valoran positivamente el reencuentro, no lanzan campanas al vuelo. Poco más o menos que lo que han sentido esta semana los cubanos. Por algo podía leerse el viernes en diarios como 'El País' que La Habana "recibe el deshielo con alegría y escepticismo".

Con sus palabras, los protagonistas de este reportaje reclaman cautela. Anna, una americana de Seattle que se autodefine "guiritana" y que llegó a Cádiz "por amor" hace 11 años, aclara que se considera "procubana" antes de manifestar que "es algo que tarde o temprano tendría que ocurrir. Me parece bien la comunicación entre ambos países, pero debe haber un control en la apertura de Cuba para que protejan su cultura y se fomente su industria. Que no entre allí cualquier empresa americana para aprovecharse y las que entren lo hagan para ayudar al desarrollo de Cuba como país, a que la vida de los cubanos sea más cómoda y provechosa". Esta otrora antropóloga y ahora enfermera y dueña de una empresa de traducciones médicas es rotunda al expresar que no quiere "que los Estados Unidos entre en Cuba abusando y pisando, no quiero imperialismo".

"Es bonita la teoría, a ver la práctica", señala Ulises. Advierte que la noticia se ha magnificado "porque de momento es solo una declaración de intenciones, sólo es el restablecimiento de relaciones diplomáticos, algo lógico entre países, aunque entre estos no haya ocurrido". Queda mucha tela por cortar. Y Ulises lo sabe. De hecho, a Barack Obama, el presidente de los Estados Unidos, no se lo van a poner fácil los republicanos (y algunos demócratas) del Congreso que ya le acusan de dar aire a los Castro, Raúl y Fidel, sin contrapartidas.

Mas reconoce que nunca pensó que fuera posible y se muestra "impresionado" con el anunciado acercamiento. Según este hostelero cubano, "el distanciamiento era más entre los gobiernos que entre los pueblos, americanos todos al fin y al cabo. Hay muchas heridas que cerrar, pero mejor comprar la leche al vecino que a alguien más lejano. Demasiadas cosas que olvidar, sí, por eso es conveniente la mano izquierda de los dos gobiernos".

Insiste Ulises en que "hay muchas cosas que cambiar en los dos países para que el acercamiento sea real. Parece que hay buenas intenciones por ambos países". Y valora, por último, el papel jugado por el presidente americano. "Obama ha demostrado interés en dar el paso. Esto era impensable hace unos años por la manera de pensar de los Estados Unidos, que siempre pisoteaba a Cuba", concluye Ulises.

Con sus importantes matices, no parece una mala noticia para cubanos y estadounidenses. Ulises y Anna la viven en la distancia. En Cádiz y sin bloqueo.

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