Amalia es una chica que estudia en Afanas y que se mueve en silla de ruedas. Entrar y salir de su casa, en la avenida de la Bahía, es una auténtica odisea para su hermana, con quien vive. Cinco escalones la separan de la calle cuando sale del ascensor; y lo que es peor, los mismos cinco escalones la separan del ascensor cuando llega de la calle. Escalones que debe subir con su hermana, y con algún vecino que eche una ayuda si coincide con ellas o si las escucha llegar y baja un momento.

Este es el motivo principal que ha llevado a la comunidad del número 25 de la Avenida de la Bahía a ponerse en pie de guerra contra la Junta de Andalucía. María, portavoz de este bloque, explica que la administración andaluza está haciendo una serie de obras en el bloque "y le hemos pedido que instale una rampa para salvar esos cinco escalones, que además están en muy mal estado". Según sigue explicando María, la Junta les ha dicho que hasta el año que viene, cuando está prevista una segunda fase en estas labores de mantenimiento del bloque de viviendas, no podrá colocar esa rampa de acceso. Y por eso, los 23 vecinos que conviven en ese número 25 van a enviar un escrito volviendo a pedir que se coloque esa rampa sin demora.

"Amalia es el caso más grave que tenemos, pero además de ella hay muchas personas mayores que viven aquí y a las que le vendría muy bien esa rampa", comenta María. Y es que cuando hace más de dos décadas llegaron a este bloque, los cinco escalones no revestían la importancia que tiene hoy para sus piernas veinte años más cansadas que entonces.

Una pancarta cuelga de la fachada de este bloque exigiendo a la Junta esa rampa para entrar y salir sin tantas dificultades. Para evitar que las casas de estos vecinos que van sumando años, y la de Amalia en particular, se convierta en prisiones, haciendo honor al nombre que popularmente reciben estos bloques de la Avenida de la Bahía.