Es sabido que el deporte es una actividad muy beneficiosa para la salud de aquel que lo realiza, pero hay algunas ocasiones en que el deporte también beneficia a terceros. Durante todo el mes de agosto se han llevado a cabo, de nueve a diez y media de la mañana, los martes, sesiones de pilates, y de aquagym, los jueves,en la playa de la Caleta, en la zona cercana al camino hacia el Castillo de San Sebastián. La peculiaridad de estas sesiones de gimnasia al aire libre es que la cuota de suscripción consiste en aportar un kilo de comida por persona, por cada día en que se acuda a una de estas clases. La organizadora de esta iniciativa, Patricia Scapachini, gerente del gimnasio P.S.M, ya está pensando en ampliar el calendario de actividades también para el invierno.

"La idea surgió porque dentro del gimnasio hace mucho calor y nos vinimos en principio a hacer un poco de pilates aquí a la playa, al aire libre", cuenta. "Tengo una página en Facebook en la que cuelgo las fotos de estas sesiones y la gente empezó a interesarse por el tema de hacer deporte al en la playa". Un amigo le dio la idea de hacer algo solidario y ella pensó que podrían ofrecer "clases al aire libre, en la playa, cuya única aportación por sesión sea un kilo de comida, como mínimo, por persona".

En el día de la inauguración de este gimnasio al aire libre recaudaron 90 kilos de comida. "Y ya llevamos 200 kilos en apenas seis días", cuenta Patricia Scapachini. "Después, estos kilos los donamos a los Caballeros Hospitalarios, a Cáritas o al Banco de Alimentos", explica.

Tal fue el éxito de las clases que algunas madres empezaron a llegar con sus hijos dado "que no podían dejarlos solos en casa", por lo que a Patricia Scapachini se le ocurrió ampliar el horario del gimnasio "y a partir de las 10.30 lo dedico a los niños". Cuando empiece el curso escolar se acabarán estas sesiones con los más pequeños, pero Patricia Scapachini quiere seguir estas actividades en la playa con los mas mayores. "Me gustaría seguir viniendo mientras el buen tiempo lo permita, o que se pongan una sudaderita si refresca", comenta entre risas la monitora. "Si no, estoy estudiando la posibilidad de utilizar el parque Genovés, aunque le tengo que dar algunas vueltas", explica. "Estuve haciendo un curso en Madrid y vi como la gente se iba al Retiro a hacer clases como las que yo propongo aquí en la playa, por lo que la idea del parque no la descarto".

Esta iniciativa solidaria también beneficia a aquellas personas que no pueden costearse un gimnasio pero que, gracias a este tipo de cuota, pueden acceder a estas actividades sin que les suponga un gran esfuerzo económico y a la vez, ayudando a una causa solidaria. "Quiero hacer una jornada de puertas abiertas en noviembre en el gimnasio, en el que el único requisito para entrar sea aportar un juguete. Hay que ir pensando en la campaña de Navidad y cómo podemos ayudar a los necesitados".