Recorrer el país en bicicleta requiere un gran desgaste. Es casi una labor reservada para superhombres. Pero para que estos exhiben su poderío por las carreteras españolas otros hombres hechos de una madera especial también trabajan sin descanso durante 26 días, desde cinco antes de que se inicie la ronda. Son los 128 agentes del dispositivo que cada año prepara la Guardia Civil para garantizar la seguridad y el buen desarrollo de la llamada serpiente multicolor. El teniente Miguel Soldán, encargado de prensa de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, responsable de la seguridad de la Vuelta, reconocía ayer que el dispositivo se prepara con tiempo y que desde varios días antes de su arranque ya están juntos. "Los motoristas pasan unas pruebas específicas de destreza en la conducción, porque no es fácil ir en medio de un pelotón ciclista. En principio, una vez que las aprueban están con nosotros unos tres años, aunque cada año se va cambiando un tercio del operativo", decía ayer desde el muelle de Cádiz, en el que ha sido "uno de los inicios de etapa más espectaculares que he vivido".

El dispositivo cuenta con 58 motoristas y por delante, en coches patrullas, van 38 agentes de la GRS, el cuerpo de elite de la Benemérita, que con sus uniformes negros están listos para impedir cualquier protesta o incidente que intente boicotear el recorrido de los 198 ciclistas que tomaron ayer la salida desde el Juan Carlos I.

Además de las 58 motos, BMW de 1.200 centímetros cúbicos, la Guardia Civil cuenta con 15 todoterrenos y un helicóptero que se encarga de sobrevolar el pelotón y vigila que todo marche como la seda para que nada impida su veloz transitar.

Al preguntarle a Miguel Solán qué etapas son más complicadas de controlar dijo que "todas tienen sus particularidades, las de media y alta montaña son difíciles porque el pelotón se estira mucho, pero las contrarreloj también requieren de una gran sincronización. Vamos adoptando medidas sobre la marcha".

Entre los 128 agentes hay representantes de todos los lugares del país, incluyendo la provincia de Cádiz, que también ha colocado a varios tanto en la unidad antidisturbios, la GRS, como entre los motoristas.

Todo el dispositivo de la Guardia Civil funciona un poco como una unidad autónoma, de hecho llevan incluso su unidad de telecomunicaciones o dos mecánicos propios capaces de arreglar averías de las motocicletas para dejarlas a punto para el día siguiente en un taller móvil.

La alimentación también es un problema. "Lo que solemos hacer es desayunar fuerte en el hotel, porque luego, durante todo el día comes a base de bocadillos. Por la noche tenemos que cenar fuerte también para reponer energías, porque es un trabajo duro y de muchos días", comentaba el teniente Soldán mientras recorría parte del dispositivo.

Ver en acción a esta otro pelotón de la vuelta, uniformado de verde y amarillo fluorescente, resulta también un espectáculo. Hay motoristas que se van colocando en las rotondas e isletas que pueden encontrar en la carretera y que con un simple gesto dirigen el paso de los ciclistas.

"El pelotón no puede parar, no puede haber ningún obstáculo". Para ello la Benemérita despliega un frente de cuatro kilómetros por delante, otro grupo de agentes motorizados se sitúa prácticamente a los lados del pelotón y otros tantos cierran la marcha y están pendientes de los rezagados o esperan si el pelotón se fracciona, algo que ocurre sobre todo en las etapas más duras, las de alta montaña.

La Vuelta a España dejará hoy la provincia en dirección a Sevilla y Córdoba, pero para este otro pelotón no ha hecho más que empezar.