Los usuarios del parque canino ubicado en el foso de las Puertas de Tierra están indignados con la solicitud que ha hecho el Ayuntamiento de que respeten los horarios de descanso y minimicen así los ruidos que puedan alterar la convivencia de los vecinos. Ellos sostienen que "el problema no son los perros, el verdadero ruido lo producen los jóvenes que vienen a hacer botellón".

La mañana de ayer, este periódico recorrió la zona con un grupo de usuarios que mostraban un vaso entre los barrotes de la verja que rodea el parque, defecaciones humanas y una zonas de la propia verja vencida "de tirarse encima los jóvenes". Una de las usuarias relataba que "a los ocho días de inaugurar el parque, la puerta estaba rota y también el vallado más cercano a las murallas. Ya han arrancado la puerta dos veces".

Añadía que no entiende que los vecinos "digan que les molestan los ruidos de los perros, cuando los ladridos apenas se escuchan desde los edificios y, sin embargo, no les molesta el ruido del botellón". Y cuestionaba: "¿No les molestan las defecaciones humanas, los ruidos de los coches y las motos o los gritos de los niños que se tiran con los patines y las bicis por la cuesta que baja al parque?"

Haciendo referencia a la Ordenanza Municipal para la Protección del Ambiente Acústico, los usuarios del parque canino animan a que se haga un estudio acústico entre las 23:00 y las 7:00 horas midiendo el nivel de ruido desde los pisos bajos cuando estén allí los perros y también cuando haya jóvenes haciendo botellón.

Argumentaban que "es improbable que a las dos de la noche haya aquí gente con perros porque a partir de las nueve o nueve y media, se va todo el mundo porque hace mucho frío. Y si hay alguien molestando a esa hora, que se llame a la Policía y se levante acta de quién está molestando. Pero que no vayan contra el parque canino porque si un perro molesta, es algo puntual". Uno de los usuarios apostillaba que si se pone horario a los usuarios, "que lo pongan también para los que vienen a hacer botellón, porque es algo ilegal y están aquí a su libre albedrío".

Otra afirmó que varias veces han tenido que llamar a la Policía porque se meten personas en el parque a beber, cuando a la entrada hay un cartel que especifica que "El uso del parque canino será exclusivo para el esparcimiento de los canes" y que "Queda prohibido el consumo de alcohol o comida dentro del área de esparcimiento", entre otras cosas. Pero los usuarios señalaban que "no podemos estar todo el día echando gente".

Cabe destacar que ayer mismo, había unos operarios instalando una cancela en el acceso a la estación de tren. Según dijeron, era para cerrarla por las noches y evitar así que los jóvenes que hacen botellón entren en los terrenos de Renfe.

Los propietarios de perros con los que hablamos ayer piensan que en la ciudad y, en concreto, entre los vecinos de las zonas cercanas a este parque, hay cierta animadversión hacia los canes. Contaban que en alguna ocasión les han tirado desde la calle piedras, petardos e incluso un inodoro. También han encontrado entre el césped un cebo con pinchos que denunciaron a la Policía.

Estos usuarios aseguraban que ellos son los más interesados en que los perros no causen problemas y están cuidando el parque desde que lo abrieron porque "es una reivindicación que llevamos haciendo mucho tiempo". Afirmaban que ellos mismos llaman la atención a los propietarios que no recogen las defecaciones de sus perros. Por eso, piensan que "no se puede penalizar a todos los perros ni a todos los dueños de perros, sino a los incívicos".

Aprovecharon para denunciar la situación de la fuente del parque canino, que supone "un foco de infección porque el agua está estancada". Explicaron que no se ha canalizado el desagüe, "lo que hay es un pequeño pozo ciego y cuando rebosa, no absorbe más agua y se estanca".

La concejala socialista Aurelia Morales estuvo ayer apoyando a estos propietarios de perros y anunció que desde el Grupo Municipal Socialista están estudiando las ordenanzas para abordar este tema con la participación de los vecinos y de los dueños de canes. Para Aurelia Morales, "hay que procurar un pacto de convivencia y el Ayuntamiento debe mediar para que se concilien los derechos de todos".