Cádiz

El diagnóstico equivocado

  • El esperpento de las pruebas robadas por Marea Verde saca a la luz la pobreza de las cuestiones con las que se evalúa a los alumnos andaluces y un derroche de dinero público

El mundo de la educación institucional andaluza ofrece espectáculos singulares. El del pasado 2 de mayo es para enmarcar: varios blogs desvelan el contenido de algunas de las Pruebas de Diagnóstico que se han de aplicar la semana siguiente en todos los colegios e institutos de Andalucía, unas pruebas que casi todos los docentes consideran, sencillamente, una estupidez. El colectivo Marea Verde, que protesta contra los recortes en Educación, había anunciado el boicot a tales pruebas y, por si acaso fallaba, se hicieron públicas antes de tiempo. Las pruebas estaban depositadas en los centros, bajo la custodia de cargos directivos. Más allá de que quienes abrieron los sobres para obtener los originales lo hicieron traicionando la confianza que en ellos se depositó o de que a través de un "pronunciamiento" hayan juzgado las pruebas como espurias, esclavas del capitalismo, hijas de la OCDE, etcétera, etcétera, lo cierto es que con esta acción han roto una cadena, originando un agujero en la historia de las series de resultados de las pruebas.

Lo anterior causa asombro, pero casi lo causa más la reacción de la Consejería de Educación. La consejera, Mar Moreno, no compareció muy enfadada para hacer ver a los autores que se les pedirá la responsabilidad disciplinaria por su acción y garantizar que nunca más se van a producir estos "alzamientos". La respuesta fue no darle demasiada importancia a los hechos, y anunciar que las pruebas se van a aplicar como si tal cosa. Las mismas pruebas cuyo contenido es de dominio público, como demuestra la ilustración de esta página.

De siempre se han preparado los exámenes, pero nunca con la absoluta certeza de saber lo que te va a salir. ¿Cómo es que van a aplicar las pruebas? ¿Con qué fiabilidad? ¿Cómo se sabe que la puntuación obtenida se debe a la preparación de los alumnos o al conocimiento previo de su contenido? ¿Se seguiría adelante, en cualquier otro examen si las preguntas se dieran a conocer antes de su aplicación? No. Ni para el más pequeño control semanal.

Este descubrimiento de las pruebas y su contenido ha dado, además, ocasión de curiosear acerca de lo que la Agencia de Evaluación (Agaeve), un organismo con un complejísimo organigrama, considera los 'reactivos adecuados' para ver el grado de adquisición de las competencias básicas de los alumnos.

La primera reflexión es que Agaeve tiene mucho dinero. El cuadernillo de esta prueba tiene 22 páginas, con varias a todo color. Es un lujo que países más ricos no se permiten. El derroche del espacio es asombroso, como si la Agaeve no tasara el coste del papel. Dedican once hojas a unas pruebas que se podrían recoger en un tercio de las mismas. De cada cuadernillo se publican alrededor de 90.000 ejemplares. Tiene que ser un gran negocio para la firma Servinform, la empresa que lo imprime desde su sede en Mairena de Aljarafe. Servinform nació en 1977 y de sus cinco trabajadores iniciales ha pasado a tener 1.400. El 23% de su facturación depende del sector público.

Veamos ahora el diseño de su producto. Por poner un ejemplo, en la página 6 aparece la pregunta tres. Esta pregunta dice que ocho niños se comen para merendar una bolsa de patatas y medio litro de refresco. Y les pregunta: "¿Cuánto refresco han consumido en total?" Un tercio del folio lo dejan para que el niño ponga los datos, otro tercio para las operaciones, (¿?), y el espacio final para escribir la respuesta. ¿Quién supervisa la adecuación del producto a sus costes?

Agaeve tiene un concepto pobre de lo que saben los niños andaluces, dando pábulo a la leyenda negra. Niños de Cuarto (9 años) han de rellenar unos gráficos propios de Infantil. En otra cuestión hay un listado de puntos que han conseguido los niños en un partido de baloncesto. Preguntan qué niño ha obtenido más puntos, o cuál de los dos, Mario (16 puntos) o Álex (sin acento, pero con 25 puntos), ha obtenido mayor puntuación. También han de ordenar, de mayor a menor, cinco países en función de su número de colmenas, que viene expreso. ¿Qué se diagnostica con esto? ¿Qué competencia se mide?

Los que han rasgado los sellos han desvelado el secreto de la baja calidad de las pruebas y de un absurdo derroche.

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