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Cádiz

La aportación ciudadana permite salvar la iglesia de Santa María

  • Lista la primera fase del arreglo del templo con fondos también de la congregación

El próximo martes 5 de febrero se reabrirá de nuevo la iglesia de Santa María tras un proceso de reforma de su interior que se ha alargado durante tres meses, y que fue precedido por otros trabajos en la cubierta y en el campanario.

Lo peculiar de esta operación es que buena parte de la misma ha sido financiada gracias a la aportación, y al propio trabajo, de la Asociación de Amigos del Monasterio, una entidad privada que se constituyó ante el riesgo de ruina del convento, uno de los edificios más antiguos de la ciudad, tras el fracaso de diversos proyectos que estaban en manos de la administración pública.

Los trabajos que se han venido ejecutando desde el pasado mes de noviembre se han centrado en la rehabilitación de los revestimientos interiores, "para los que se ha empleado un mortero de cal tradicional mejorada con una pintura de silicato", según destaca el mismo colectivo. También se ha actuado en la cúpula, donde se ha empleado una pintura acrílica transparente pura, armada con una malla de refuerzo antifisuras". Indica la Asociación, de la que forman parte arquitectos que se han encargado de diseñar los trabajos realizados, que con estas medidas la impermeabilización "queda garantizada, a la vez que se permite el paso del vapor de agua y evita las manchas interiores".

También se ha procedido a la nivelación de toda la solería del templo por cuanto se había ido hundiendo en determinados puntos tanto por el paso del tiempo como por el peso que ha tenido que soportar. Para ello se ha realizado una solera tradicional con mortero de cal. "Se ha buscado repetir un sistema que permita mantener en buen estado el suelo original otros 400 años más". De cara a mantener el suelo en condiciones se plantea que a partir de ahora se "supervise de forma exhaustiva las instalaciones de pasos procesionales y su sistema de apoyo para preservar al máximo el buen estado de la solería".

El coste total de los trabajos realizados ha ascendido a 21.780 euros. El dinero ha sido sufragado por la comunidad de monjas concepcionistas y por la propia Asociación, que ha aportado un tercio del coste final tanto mediante los fondos de sus propios socios como con las colaboraciones anónimas que ha ido recibiendo.

Con lo realizado, la entidad privada considera que su trabajo "ha conseguido paralizar temporalmente el deterioro del Monasterio (estabilización, impermeabilización, arreglo de fachadas, etcétera), dejándose listo para intervenir en él sin que siga deteriorándose".

La siguiente fase será la restauración de la denominada como 'casa del capellán', que una vez reformada se pretende funcione como un pequeño monasterio provisional, permitiéndose de esta forma el retorno de la congregación acogida desde hace unos años en su casa de Feduchy. En todo caso, una vez rehabilitado el resto del conjunto esta parte del conjunto tendrá un uso de hospedería monástica, ayudando de esta forma con sus ingresos al mantenimiento de todos el conjunto.

La entrada de la iniciativa privada en la operación de recuperación de la histórica iglesia y el no menos histórico convento, provocó que, hace unos meses, el Ayuntamiento de Cádiz firmase un convenio de colaboración con la congregación religiosa para afrontar el coste de esta última operación. "Estamos a la espera, desde el pasado mes de diciembre, de que el Ayuntamiento apruebe el proyecto presentado para seguir avanzando por fases tal y como contempla el plan director", se aclara desde la Asociación.

Este grupo ciudadano ya actuó hace unos meses en la recuperación de toda la cubierta de la iglesia así como en su torreón, al igual que se arreglaron los muros exteriores del convento que dan al Campo del Sur, tras un requerimiento de ornato realizado desde el Ayuntamiento.

El proyecto de rehabilitación del convento ha estado empantanado durante más de una década. En un principio iba a ser la Junta la que, a través de la Oficina de Rehabilitación, se encargaría del proyecto con una aportación de la congregación religiosa. Como éstas no pudieron afrontar su parte la actuación se suspendió, a pesar de contarse ya con un proyecto arquitectónico.

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