Medio centenar de panteones, de los 138 que había en el cementerio de San José, todavía permanecen en pie, ocupados por restos de personas cuyos descendientes no aparecen o no se ponen de acuerdo para asumir los gastos del traslado. Además de los panteones, en el camposanto gaditano quedan por desalojar las sepulturas y las fosas comunes que se encuentran en el subsuelo.

Una vez que se decrete la clausura definitiva del cementerio, se establecerá un periodo de tres meses para que los familiares de los fallecidos que todavía permanezcan allí retiren los restos. En los casos en los que no haya reclamaciones, se realizarán de oficio las exhumaciones y el traslado de los restos.

Según indica el gerente de Cemabasa -la empresa pública que gestiona los cementerios de Cádiz y Chiclana-, Salvador García Palau, en los casos en que los descendientes de las personas enterradas en los panteones no se encarguen del traslado, "no dejaríamos que se perdieran, porque algunos son muy bonitos. Cuando se decrete la clausura, los trasladaremos a Chiclana porque son parte de la cultura de la ciudad y, en un cementerio que es muy nuevo, no viene mal un toque de solera. Tenemos allí muchos jardines y podríamos buscarles un sitio preferente".

García Palau apunta que el tema de los panteones no supone un gran problema. Lo más complicado es la exhumación de las sepulturas y las fosas comunes, de las que ni siquiera se sabe el número exacto, ya que no existen planos completos del camposanto y los libros que recogen los enterramientos de 1800 y 1801 se perdieron. "Conocemos la existencia de dos fosas comunes, pero seguramente hay más", expresa el gerente de Cemabasa.

Las cuarteladas de nichos que aún quedan en pie en el cementerio de San José están todas vacías. El pasado 27 de enero la Junta de Gobierno Local aprobó la licencia de obras para el derribo de estos nichos y también de las instalaciones generales del cementerio -oficinas, aseos y cuartos adyacentes-, pero todavía no se han adjudicado los trabajos a ninguna empresa. Una vez que se derribe todo esto, sólo quedarán en pie los panteones, la capilla, las dos oficinas laterales y el muro perimetral del recinto.

En enero de 1992 se realizó el último enterramiento en este lugar. Por ley, debía esperarse diez años antes de iniciarse el expediente de clausura. Pero el cementerio lleva ya 20 años cerrado sin tomarse esta decisión. Según fuentes municipales, todavía no se ha decretado la clausura porque el Ayuntamiento está siendo "extremadamente prudente" debido a que no quiere dar ningún paso en falso.

La alcaldesa dejó claro el año pasado que no tiene ninguna intención de agilizar el desalojo definitivo, ya que es una cuestión "muy delicada" para los ciudadanos, y que no pondrá límites en el tiempo, fundamentalmente en todo lo relacionado con la Memoria Histórica. Y es que entre las decenas de miles de inhumaciones que se encuentran bajo el cemento que cubre toda la superficie del camposanto, hay varios centenares de víctimas de la represión franquista tras el golpe militar de julio de 1936. Eso es lo que está retrasando la definitiva clausura del cementerio de Cádiz y el futuro proyecto de un moderno equipamiento público que incluiría un parque y pistas deportivas en este lugar.