El Puerto Accidente de tráfico: vuelca un camión que transportaba placas solares

Cádiz

La Historia de Cádiz sobre ruedas

  • El mítico camión de la Fundición Vigorito está a disposición de los curiosos en el patio de Salesianos · “No se puede calcular el precio del trabajo realizado”, afirma su propietario Manuel

Y por fin llega. Lo hace como en las películas, triunfal y sobre la bocina. Con casi una hora de retraso, el camión rojo de la antigua Fundición Vigorito, uno de los principales atractivos de la III Exposición de vehículos clásicos, maniobra como puede por el patio del Colegio Salesianos, entre las porterías de fútbol sala y los castillos hinchables, y aparca. Del asiento del conductor desciende su actual propietario, Manuel de los Reyes, ante la sonrisa de los allí congregados. Cualquiera con más de 30 años y que haya paseado por el Campo del Sur, recordará su chasis carmesí tras la verja de los talleres. Es difícil imaginar la de toneladas de hierro y cobre que habrá transportado hasta los hornos el viejo camión. Hoy, limpio como una patena, es una muestra orgullosa de historia viva de Cádiz.

"Tiene casi 50 años", afirma Manuel con determinación. "Y desde hace seis, lo compró mi hermano, un gran aficionado al coleccionismo de automóviles clásicos". Su anterior propietario, Paulino Martino Vigorito, último de la estirpe de la fundición, aceptó la oferta a pesar de tener varios pretendientes más. "Nosotros ofrecimos garantía y seriedad, y nos lo vendió". Desde entonces, Manuel y su mecánico, Fernando, trabajan sin descanso para devolverle la juventud cueste lo que cueste. "Habremos invertido en él entre 40 y 45 mil euros. Pero lo que es incalculable es el trabajo que lleva detrás. Prácticamente desde que lo adquirí no he dedicado un día a otra cosa que no sea este camión".

Pero no sólo vuelve a ser nuevo. También, en sintonía con los tiempos, el camión ha visto su material evolucionar. "La cabina ahora es de tapicería y antes de chapa, igual que el cajón, que ahora es de madera". La música del pasodoble taurino sale por la ventanilla, dejando al descubierto, además, otra novedad tecnológica. "El escudo delantero, los pomos o los espejos han tenido que ser fabricados especialmente para nosotros, porque ya no los hacen", recuerda Manuel. "Pero la esencia y la estética sigue siendo la misma", interrumpe Fernando. "A pesar del trabajo, sólo por la satisfacción de verlo terminado y de poder exponerlo, merece la pena".

La exposición, organizada conjuntamente entre el Colegio de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de Cádiz y el Club del Automóvil Clásico de Cádiz, también deja otras pinceladas de historia. Un Seat 1.500, decorado como los antiguos taxis de la ciudad, se muestra lustroso ante su público. El taxímetro es idéntico al de entonces, así como las líneas rojas horizontales que recorrían la carrocería del utilitario. El rugido del motor de un Jaguar Coventry, la elegancia de un Rolls Royce, la divertida nostalgia de un viejo coche de carreras, las Vespas italianas y las Mobylette camperas. Todo un catálogo de leyenda que transporta a otras épocas.

El evento divierte a los presentes, de perfil muy variados. Desde los eruditos en la materia que juegan satisfechos a adivinar marca y modelo con sólo echar un vistazo, hasta los más perdidos, que identifican los automóviles por su color y tamaño.

Abierta hasta mañana, la exposición seguirá, otro año más, ofreciendo pedazos de vida de Cádiz, a través de la magia de las bujías, las llantas y los ufanos rostros de sus propietarios.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios