Andaluzas 22M

El único vencedor del debate fue el cronómetro

  • Intercambio de golpes de guante blanco y descafeinado por la ausencia de Teresa Rodríguez.

Ni padres emigrantes ni padrinos fontaneros. Muchas ideas y pocas alusiones personales en el segundo debate electoral de las elecciones del 22-M, a diferencia del duelo protagonizado el pasado lunes por Juan Manuel Moreno, Susana Díaz y Antonio Maíllo. De esta terna, sólo repitió el candidato de Izquierda Unida en el espacio retransmitido ayer en directo de nuevo por Canal Sur, al que habían sido invitados también Podemos, Ciudadanos, UPyD y el Partido Andalucista.

A la ausencia previsible de los cabezas de lista de PP y PSOE -sustitudos por Carlos Rojas y Mario Jiménez, respectivamente- se sumó la inesperada baja de la candidata de Podemos, Teresa Rodríguez -reemplazada por el número uno por Cádiz, Jesús Rodríguez- lo que restó aún más interés a un programa ya de por sí poco atractivo para la audiencia. Junto a ellos se sentaron Juan Marín, por parte de Ciudadanos, Martín de la Herrán, de UPyD, y Antonio Jesús Ruiz, del Partido Andalucista.

Si el debate no se convirtió en una jaula de grillos se debió en buena parte a que los políticos estaban casi demasiado pendientes de ceñirse al tiempo tasado por un cronómetro -visible en pantalla, a diferencia del debate del pasado lunes-. Cada intervención duró como máximo un minuto. El respeto de los tiempos, garantizado por el moderador, el periodista Rafael Fernández, impidió que sus intervenciones se perdieran en circunloquios vacíos. El dinamismo que imprimió al espacio mató la espontaneidad que suele ser la única chispa de este programa.

El debate estuvo dividido en seis bloques en los que se habló de paro, corrupción, transparencia y participación ciudadana, sanidad y dependencia, educación y desigualdad social y vivienda. El formato no admitía interrupciones, sino sólo una palabra o una aclaración escueta, con una frase muy breve ni tampoco habrá turnos por alusiones. Al finalizar el debate, cada invitado dispuso de 30 segundos para sus conclusiones finales o para pedir el voto.

Uno de los momentos de mayor intensidad se produjo cuando Carlos Rojas, Mario Jiménez y Antonio Maíllo se enzarzaron a raíz de los recortes en materia de sanidad y educación. "¿Ustedes se presentan por Madrid o por Andalucía? Están faltando el respeto a los andaluces", espetó Rojas a Maíllo fuera de su turno, mientras el moderador le pedía que respetara los tiempos.

El cabeza de lista de UPyD protagonizó la anécdota de la noche. En su turno de palabra mientras se trataba las políticas de transparencia, Martín de la Herrán se levantó de su silla y repartió a cada uno de los candidatos una cartulina en la que le adjudicaba una nota en función de un estudio de Transparencia Internacional.

Por lo demás, los candidatos no se salieron del guión marcado por sus cuadernos de campaña. No hubo anuncios ni promesas que no se hubieran escuchado ya, ni acusaciones mutuas que no se hubieran proferido. Incluso el representante de Podemos, el que más expectación generaba a priori por ser la presentación formal del partido en pantalla, no fue más allá de promover la democracia directa y una mayor implicación de la administración en la economía. Ni vencedores ni vencidos, salvo el reloj.

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