Andalucía

Máxima alerta en Roquetas tras dos noches seguidas de violencia

  • El presunto autor de la muerte del senegalés sigue desaparecido · Los altercados se saldan con ocho detenidos y siete heridos · Las autoridades refuerzan el dispositivo de seguridad en el barrio con más de 100 agentes

El barrio de las 200 viviendas en Roquetas de Mar permanecía anoche en estado de máxima alerta tras dos noches seguidas de violencia desde que el pasado sábado muriese asesinado el senegalés de 28 años Ousman Kote. Los disturbios se reanudaron el domingo por la noche pasadas las 21:30. El total de detenidos por desórdenes públicos y desobediencia grave a la autoridad asciende ya a ocho personas, mientras la Guardia Civil continúa con las labores de búsqueda del supuesto culpable. El balance de heridos también ha aumentado en cuatro personas, una de ellas un agente que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente al alcanzarle una piedra en la oreja, más el médico, el enfermero y el conductor de una ambulancia que se desplazó al barrio.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó ayer que la Guardia Civil "cree conocer la identidad del asesino" por lo que en poco tiempo se conocerá "la verdad" de lo ocurrido y "se habrá detenido al culpable". El titular de Interior calificaba los hechos de "aislados" y aseguraba que países como Italia y Francia también los viven "todos los fines de semana". El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, descartó que la muerte del inmigrante senegalés esté relacionada con un conflicto "de naturaleza racial o provocado por la xenofobia". En esta misma línea el alcalde del municipio, Gabriel Amat, insistió en desvincular los disturbios con un "brote racista". En una rueda de prensa de urgencia, Amat hizo un llamamiento a la "calma y al sosiego" e insistió en que todo responde a un hecho puntual. Para el regidor, el origen está enmarcado en la crisis económica que "empeora la calidad de vida de los ciudadanos extranjeros que vienen a ganarse la vida".

Después de dos noches seguidas de altercados en las 200 viviendas, la Junta Local de Seguridad reunida ayer tarde en el Ayuntamiento de Roquetas acordó contar anoche de un dispositivo policial "bastante superior" para trasladar una imagen de "absoluta determinación", manifestó el subedelgado del Gobierno, Miguel Corpas. El barrio permanecía anoche en estado de máxima alerta, por lo que más de cien efectivos del Grupo de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil desplazados hasta Roquetas de Mar desde Sevilla, Madrid y Valencia alertaron a todo el que accedía a la zona de la peligrosidad.

Las autoridades esperan atajar la violencia que ha venido sufriendo la barriada durante dos noches seguidas. El domingo, un grupo de subsaharianos trató de apedrear una ambulancia que se trasladó hasta el lugar para atender a un ciudadano que cayó al suelo al tropezar con el asfalto. El vehículo fue recibido entre la multitud con abucheos. Lanzaron piedras, botellas y trataron de agredir al personal sanitario.

Al mismo tiempo, varios grupos de subsaharianos se concentraron en distintos puntos del barrio y levantaron barricadas con contenedores a los que prendieron fuego.

Numerosas patrullas de Seguridad Ciudadana trataron de restablecer el orden a pesar de que contaron con problemas en la iluminación pública. Con el barrio totalmente a oscuras, un helicóptero de la Guardia Civil que sobrevolaba la zona sirvió de iluminación para los agentes a la hora de dispersar a los grupos.

El dispositivo de vigilancia se mantendrá el tiempo necesario hasta que el barrio haya vuelto a la calma, según acordaron en la Junta de Seguridad.

Hasta el momento, la Guardia Civil y la Policía Local de Roquetas de Mar han detenido a ocho personas por los disturbios originados y desórdenes públicos, así como por atentado y resistencia grave a la autoridad. Cuatro de ellos fueron arrestados tras el apuñalamiento mortal por la quema de viviendas y daños a vehículos, y los otros cuatro fueron detenidos en la noche del domingo por la quema de contenedores y otros.

Ousman Kote trabajaba en un invernadero de la comarca del Poniente almeriense. Ahora la Guardia Civil continúa investigando su muerte tras recibir dos puñaladas de un joven durante una discusión que la Subdelegación del Gobierno relaciona con la venta de droga al menudeo.

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