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Andalucía

Susana se baja del tren

  • La presidenta andaluza desiste de pujar ahora por el liderazgo socialista. El congreso del PSOE puede retrasarse al verano si hay que repetir las elecciones José Blanco y José Bono lideraron la 'operación Sultana', de la que se descolgó Vara.

SUSANA Díaz ha retirado los tanques. Y los generales. Y los estrategas. Y los soldados. Ya no quedan ni los espías, todos tomaron el AVE de vuelta a Sevilla. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha ganado este primer asalto, y ahora contará con varios meses para intentar formar Gobierno en España, meses de tranquilidad para preparar la repetición de unas elecciones generales que todos dan por seguro y a la que se volverá a presentar como candidato, posiblemente sin competencia interna. La presidenta de la Junta no intentará ser la candidata si hay otras elecciones. Oficialmente, Susana Díaz nunca estuvo en eso, fueron otros los que la presionaron para que diese ese paso después de la noche electoral del 20 de diciembre; sin embargo, ni ella lo paró ni sus estrategas, los que estaban en la operación Sultana -así lo llaman en Ferraz-, actuaron con cautela. Todo lo contrario, animaron la revuelta en Madrid, en sus mentideros, en las baronías, se retrataron en las redacciones de los medios y la gente de Susana Díaz, los fieles en la Junta, están ahora preocupados por el deterioro de su imagen, por esta nueva batalla perdida y por las terribles críticas que la presidenta ha recibido desde los micrófonos y plumas más influyentes en la izquierda.

Pero más que una retirada, es un paréntesis. Susana Díaz dejará pasar el tiempo y esperará a comprobar cómo resuelve Pedro Sánchez la crisis del PSOE y la propia gobernabilidad del país. Si hay nuevas elecciones, el PSOE no celebrará el congreso para elegir al secretario general hasta el verano; así lo indican fuentes socialistas, que explican que ni Andalucía va a presionar mucho más ni el comité federal va a convocar el cónclave hasta que el futuro esté despejado. Será entonces cuando Susana Díaz se vuelva a pensar si da el salto a Madrid, aunque este intento, acabado en intentona, conlleva un fuerte desgaste interno, ya no tendrá muchas oportunidades si desea tomar el tren -la metáfora que ronda el futuro de la presidenta andaluza- y deberá ponerse en el lugar del maquinista, es una cuestión de credibilidad.

Hace dos semanas, Pedro Sánchez parecía a punto de caer. Se tambaleaba. Los barones querían que se celebrase un congreso en marzo para que Susana Díaz fuese elegida secretaria general. También podría ser la nueva candidata si hubiese otras elecciones. Los malos datos obtenidos por Sánchez abonaban la estrategia y su empeño en intentar formar Gobierno con Podemos asustaba a los notables socialistas, que siempre han sido más centristas que izquierdistas. Los ex ministros José Bono y José Blanco se pusieron al frente de la operación, forzarían a celebrar el cónclave y al relevo del líder. En Andalucía, la dirección socialista también lo deseaba. Mario Jiménez, un cachorro de Juventudes Socialistas como la propia Susana Díaz y César Luena, estaba en la operación. También el secretario general de Presidencia, Máximo Díaz Cano, un hombre con un pie en Andalucía y el otro en la política nacional. El presidente de Asturias, Javier Fernández, llegó a pedir en el comité federal del 28 de diciembre, Día de los Inocentes, que se celebrase el congreso. Fue el único, los demás barones sobrevolaron pero no entraron a matar, fue entonces cuando debieron comenzar las dudas.

Las primeras, expresadas ese mismo día, fueron las del presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. El extremeño le dijo a un colaborador de Sánchez que él no estaba de acuerdo en que el PSOE abriese un proceso interno mientras Rajoy, o Sánchez, negociaban el Gobierno. El manchego Emiliano García Page titubeaba, se lleva fatal con Pedro Sánchez, no hay confianza entre ambos, pero por eso de los relevos presidenciales, también recela de José Bono. Ya se sabe, Bono, Barreda y Page guardan las mismas relaciones que Chaves, Griñán y Díaz. El valenciano Ximo Puig, de la confianza de Susana Díaz, comenzó a levantear, no se aclaraba si el congreso debía ser en primavera o poco antes de la primavera. Un detalle, al parecer, esencial. La tropa de barones miraba a Susana Díaz, y la presidenta no daba la orden, así que llegó la desbandada. Una fuente cercana a Sánchez opina que esto fue fundamental: Susana Díaz habló en el comité federal, "pero no dio la cara, dejó que el asturiano se la partiese solo", explicó.

En el PSOE andaluz se ven las cosas de otro modo, aunque la versión íntegra no es del todo creíble. "Susana nunca estuvo en esa maniobra", se explica. Pues muy mal lo debió disimular cuando todo el país creyó lo contrario. Pero sí es posible que le asaltasen las mismas dudas de hace dos veranos. La líder andaluza gana elecciones, es presidenta de la Junta, tiene un Gobierno estable gracias a Ciudadanos, y no a Podemos, y de lo que se trataba era de dar un salto sobre el abismo, a hacerse cargo de un PSOE con 90 diputados y a punto de ser adelantado por Podemos. Susana Díaz nunca pensó en presentarse a las elecciones generales en mayo o en junio en caso de repetición, su objetivo pasaba más bien por hacerse cargo del PSOE, de la Secretaría General, lo que le permitiría seguir en la Presidencia de la Junta. Si daba el salto ahora, tendría que irse a Madrid, un puerto muy poco seguro. La misma duda de hace dos veranos.

Otras personas del Gobierno y del partido, los gaditanos Manuel Jiménez Barrios y Juan Cornejo, son más comedidos, representan la cara más andaluza del susanismo. Más cautos, saben que el relevo en la Junta podría ser complicado, menos incierto que el propio futuro de Susana Díaz si saltaba a Madrid, pero difícil. Al fin y al cabo, Ciudadanos tendría que votar en el Parlamento al nuevo presidente socialista y hubiera sido complicado que Albert Rivera diese este paso mientras lo que él intenta, precisamente, es que no se repitan las elecciones. De todos modos, en el partido no se habló de la sucesión. Así se explicó desde la dirección del PSOE andaluz. El líder de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín, confirmó que a él nunca llegaron a plantearle tal posibilidad.

A partir de ahora, Susana Díaz se dedicará a esperar de otro modo. "No ha estado, pero no deja de estar", explica uno de sus colaboradores. En el caso de que se repitan las elecciones generales, el PSOE puede atrasar el congreso hasta el verano, después de los comicios. Sería entonces, y si se dan las circunstancias, cuando Susana Díaz tomaría el mando del tren del PSOE, sólo para ser secretaria general, no candidata. Para entonces, ya se sabrá dónde concluye la estrategia de Pedro Sánchez. Una fuente apunta a que el panorama político español es tan inestable que no puede descartarse aún ninguna posibilidad, ni el salto de Susana Díaz en unos meses ni que el PSOE y el PP se vean obligados a pactar si unas nuevas elecciones no resuelven el empate.

En lo que casi todo el mundo coincide en el PSOE es que lo de Sánchez es una negociación impostada, los socialistas no pueden formar Gobierno con el apoyo, mediante una abstención, de los independentistas ni con el respaldo de Podemos, cuyas marcas catalanas y gallegas no van a renunciar a la autodeterminación. El próximo miércoles se constituye el Congreso, y Podemos quiere contar con cuatro grupos parlamentarios, cuatro por cada una de las naciones en las que considera que se divide España. ¿O son seis? Bueno, eso nunca lo han aclarado, pero los socialistas andaluces y los barones que le han dado esta tregua en forma de paréntesis a Pedro Sánchez están vigilantes a lo que pueda ocurrir con los grupos de Podemos. Si el PSOE lo respalda, Ciudadanos nunca apoyará a Sánchez y la disciplina en el grupo socialista tendrá que ser garantizada con cadenas.

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