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Andalucía

Pedro Sánchez, otro desencuentro

  • Una cena y una noche en Sevilla evidencian la falta de sintonía entre el secretario general y la dirección andaluza

Pocas horas después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, almorzase el martes en Sevilla con algunos dirigentes del PP, el candidato socialista, Pedro Sánchez, se alojó en el hotel Ayre de la misma ciudad. A poca distancia del restaurante Rafael Ruiz, también  cercano a la estación de Santa Justa; pero a diferencia de Rajoy, Pedro Sánchez llegó tarde y cansado, para cenar algo con algún amigo. Una caña todo lo más, y a dormir, porque este miércoles tocaba una jornada maratoniana en Cádiz. Sánchez cenó con el socialista Alfonso Gómez de Celis, uno de los pedristas originarios, y actual director de Puertos de la Junta de Andalucía. Los dos, acompañados de la jefa de gabinete, tomaron unas tapas, vieron la goleada de seis goles del Barça a la Roma y la entrevista de Albert Rivera en El Hormiguero.

No se trató de ninguna cena conspiratoria, no hubo nadie más, ni siquiera Quico Toscano, el alcalde de Dos Hermanas, que hace meses sacó los pies del patio de Susana Díaz. Nadie más, pero ni Sánchez ni nadie de su equipo llamó a algún compañero de la dirección socialista, lo que ya ha motivado algún enfado en la sede de la calle San Vicente, donde, con cierta lógica, se explica que lo normal hubiese sido que, en plena precampaña de unas elecciones generales, el secretario general se hubiera tomado unas cañas con algún dirigente de la federación más importante de España. Al fin y al cabo, es lo que hizo Rajoy.

En San Vicente ha habido sorpresa este miércoles, o el martes, porque fue, precisamente, uno de los dirigentes más cercanos a Susana Díaz, el presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, quien halló, o descubrió, en uno de los bares cercanos al hotel Ayre a su secretario general con Gómez de Celis. Hola, hola, qué tal, qué haces por aquí. Al acabar de cenar, Pedro Sánchez pidió que Villalobos se acercase a tomar algo con él, pero el presidente de la Diputación y su esposa ya se habían marchado del restaurante. Los móviles debieron pitar.

La anécdota sería sólo eso, una anécdota, si no evidenciase dos realidades. La primera es que, en efecto, el candidato socialista a la Presidencia prefiere estar en sus horas de asueto con los amigos y que, entre éstos, no figura ningún dirigente socialista andaluz, aunque el momento sea una de las precampañas electorales más decisivas de la historia democrática  y que el lugar sea Sevilla. Ya en verano, Sánchez pasó varios días en Andalucía y también evitó a los dirigentes andaluces, pero entonces estaba de vacaciones, en un viaje privado y no faltaban 25 días para unas elecciones generales.

Y lo segundo, la segunda realidad, es que estos gestos molestan a la dirección de San Vicente; al fin y al cabo, su secretario general está en la ciudad y ellos sin saberlo. Bueno, sí, lo supieron pero por la vía de Villalobos. El pasado domingo, Susana Díaz y Pedro Sánchez coincidieron en un mitin de Jaén, todo fueron guiños, una supuesta reconciliación por el bien del partido. No es que se lleven mal, es que se llevan poco.

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