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Andalucía

El registro de voluntades vitales cuenta ya con 30.000 inscritos

  • Cualquier persona mayor de 18 años puede decidir qué tipo de tratamientos recibir en caso de no poder expresarlo por enfermedad

Casi 30.000 andaluces se han inscrito en el Registro de Voluntades Vitales Anticipadas desde que comenzó a funcionar en 2004 como desarrollo de la Ley de Voluntad Vital impulsada por la Junta. Concretamente, han sido 29.858 los que han dejado por escrito las opciones e instrucciones en materia sanitaria que deben respetarse en el caso de que concurran circunstancias clínicas en las cuales no puedan expresar personalmente su voluntad. Desde su creación, cuando fueron 798 los inscritos -con los 211 de Málaga a la cabeza-, el número ha ido aumentando para situarse entre los 1.042 de 2012 y los 3.416 de 2006, año récord para el registro. Por provincias, es Málaga quien lidera la lista, seguida por Sevilla y Granada y Cádiz a bastante distancia.

Manuel Ortega, responsable provincial del Córdoba del registro, considera que el proceso para sumarse al mismo es muy sencillo. Dado que la lista de espera no es muy gruesa, cuando se pide la cita -que se puede hacer por vía internet o telefónica- el tiempo máximo de espera son 48 horas. Además, también se desplazan a domicilios o a hospitales en el caso de que el solicitante no esté en condiciones de acudir al centro.

Las personas que pueden inscribirse en el Registro de Voluntades Vitales Anticipadas, manifiesta Ortega, deben ser mayores de edad y con total capacidad de obrar. Además, cuando solicitan la inscripción, se les hace una evaluación psicológica para comprobar que cumplen las facultades necesarias. Ortega aconseja acogerse a dicho registro. "Es un derecho que tenemos todos", recuerda el experto, que apunta que "deberíamos hacerlo por si llegáramos a estar en una situación irreversible".

El formulario que hay que rellenar se divide en tres bloques. El primero de ellos trata sobre el tratamiento que se quiere recibir y en él se encuentra, por ejemplo, si se desea que se apliquen medidas paliativas; las respuestas serían sí, no o no me pronuncio, en este último caso la potestad recaería en el médico que lleve el caso. El segundo bloque trata sobre la donación de órganos o de otras partes del cuerpo. El último, que Ortega considera de vital importancia, es el de designar un representante que vele porque se cumpla la voluntad del paciente, que decida en caso de duda.

Andalucía fue pionera cuando aprobó en 2010 la Ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte, al igual que lo fue con el citado registro, al que después siguieron otras comunidades. Eso sí, la mayoría de expertos sanitarios abogan por una normativa nacional para que no se den conflictos de valores o para que, en el caso de que aparezcan, haya una solución garantizada por la ley.

El pertenecer al registro andaluz da cobertura en los diferentes sistemas sanitarios del resto del país. Si a un andaluz inscrito en dicho listado le sucede algo fuera de la comunidad, los médicos de otros territorios tienen que respetar lo firmado en el formulario, esa decisión es irreversible en la hora clave. En dicha hora pueden darse diferentes aspectos, y atendiendo siempre a la normativa, el médico puede decidir qué hacer. Hay que tener claro que se pueden dar diversos casos y que no se pueden convertir en sinónimos de eutanasia. Un paciente puede rechazar el tratamiento, está en su derecho. Este caso se da, por ejemplo, en los testigos de Jehová, que rechazan las transfusiones de sangre que podrían salvar una vida, pero están en total posesión de su derecho a rechazarlo.

La sedación paliativa también es legal y se efectúa cuando se aplican medidas a un paciente para que no sufra cuando esté muriéndose. La limitación del esfuerzo terapéutico tampoco es ilegal y consiste en la retirada de terapias médicas cuando se sabe que no llevarán a una mejora del paciente. Todas ellas no tienen nada que ver con la eutanasia y el suicidio asistido, ilegales, y con la diferencia de que en la primera se aplican fármacos letales y en el segundo, se ayuda a que se quite la vida.

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