Cada semana que hacemos la compra nos gastamos de media aproximadamente 16,23 euros. Posiblemente llene el carro del supermercado con productos cotidianos como galletas, cerveza o pan. Sin embargo, si la persona pertenece al 10% de la población española que padece celiaquía, su cuenta prácticamente se triplicará. Es decir, el importe total será de unos 46,43 euros. Además del precio hay más diferencias. Si el consumidor reside en Navarra -un máximo de 90 euros-, en la provincia vasca de Vizcaya o en Extremadura -sólo si tiene recursos económicos limitados- tendrá ayudas para llenar su carro de la compra.

Cada vez que un celíaco entra en un supermercado se encuentra con el mismo problema, el precio de los alimentos aumenta considerablemente. Y no sólo eso, sino que los que padecen esta enfermedad tienen que hacer un análisis exhaustivo de los productos que pueden llevar gluten, aunque los cereales no sean su ingrediente fundamental, ya que muchos productos aún no están correctamente marcados. Por ejemplo, el jamón cocido deben consumirlo de primerísima calidad, ya que la mayoría de las veces en su envasado no se especifica si lleva o no lleva gluten.

Los celíacos no pueden jugársela. A largo plazo el consumo de alimentos con gluten puede producir vellosidades intestinales, lo que impedirá que su cuerpo absorba los nutrientes de los alimentos.

El presidente de la Federación de Asociaciones de Celiacos de Andalucía (FACA), Emilio Naranjo, señala que estos problemas son "cotidianos", pero en los últimos años "se han agravado" como consecuencia de la crisis económica. "Muchas familias se han encontrado con graves dificultades para hacer la compra", apunta Naranjo. "Si en estos años a muchos les ha costado seguir un ritmo de vida normal, aquellos que pagan un 288% más al año por comer a veces es inadmisible", sentencia el presidente de la FACA.

Muchas familias con problemas económicos acuden a los bancos de alimentos para llenar sus neveras. Sin embargo, para un celíaco esto sería prácticamente impensable.

"Desde la Federación hemos hecho gestiones con los bancos de alimentos, pero éstos no tienen productos sin gluten. Pueden realizar su trabajo gracias a los excedentes de distintas empresas o de la Unión Europea, pero si no hay excedentes sin gluten no hay ayuda para los celíacos que las necesitan", aclara Naranjo.

El presidente de la FACA añade que el precio de estos alimentos se debe, en parte, a sus elevados impuestos. "La mayoría de los productos sin gluten tienen un IVA del 21%, excepto la harina y el pan que lo tienen del 4%. Sin embargo, la mayoría de los fabricantes recondujeron el precio, con lo que el resultado es el mismo".

Ante esta situación, las asociaciones andaluzas de celíacos llevan años reclamando atención para el colectivo por parte de la Junta de Andalucía. "Llevamos 30 años protestando a la Consejería de Sanidad, no sólo por las ayudas, también para que se realicen más trabajos de diagnóstico y estudio", se queja Naranjo. "Siempre es lo mismo, si tienes suerte te contestan, si no, ahí te quedas", apunta Naranjo.

"En el último Gobierno del socialista Manuel Chaves hubo un primer intento de implantar la ayuda, unos cheques de 200 euros por enfermo, pero no se llego a implantar, a pesar de que estaba por escrito. Ya no nos creemos nada".

Las quejas de la FACA, que se unen a las asociaciones de otras comunidades, caen en saco roto. Además, a este tipo de asociaciones, voluntarias y sin ánimo de lucro, el Gobierno andaluz les exige una serie de documentos burocráticos para los que aún no están preparados. "Nos tratan como funcionarios, cuando no somos más que ciudadanos que unimos nuestros esfuerzos", sentencia Naranjo.

La propia Defensora del Pueblo y ex alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, elevó una reclamación a mediados de este mes para "conocer la situación de las personas celiacas en España y los planes de las administraciones para mejorar sus condiciones", recoge el despacho de la Defensora.

En la queja se anunciaba conversaciones entre la Defensora del Pueblo y las diferentes comunidades autónomas del país. Con el fin de "conocer si las administraciones tienen constancia del número de afectados en cada comunidad, de sus necesidades, problemas y demandas, y si se han planteado otro tipo de medidas como campañas informativas sobre la enfermedad y colaboración con organizaciones y asociaciones de celíacos".

No conocer el número de personas que padecen celiaquía contribuye a que desde las distintas administraciones haya menos respaldo a este colectivo, no sólo a nivel económico sino también científico.

La Defensora realizó esta reclamación debido a que "recibe quejas de afectados que reflejan el esfuerzo económico que supone llevar una dieta libre de gluten, debido al elevado coste de los productos especializados". Quejas que en la comunidad andaluza se han elevado en direntes ocasiones al Defensor del Pueblo andaluz, hasta ahora sin éxito de respuesta.

Además del elevado coste de los productos sin gluten, la Federación advierte de otro problema. Se trata de la falta de diagnóstico de la enfermedad. "La salud no es una ciencia exacta. Una persona puede ser celíaca y no tener síntomas muy fuertes, o que se confundan con otras enfermedades, y si no se diagnostica se pueden producir consecuencias irreparables, en el caso más extremo un linfoma intestinal", señala Emilio Naranjo.

"La celiaquía tiene un componente genético", apunta, "por lo que es un buen comienzo de diagnóstico". Hay otro síntoma que es inconfundible, se trata de la dermatitis herpetiforme, la llamada celiaquía de la piel, que según el presidente de la FACA "es prácticamente la misma patología pero afecta a nivel cutáneo".

Además, la celiaquía se ve afectada por "factores ambientales como el estrés, la dieta o la forma de vida" que contribuyen a que se genere o se adelante esta enfermedad.