El resto del tintero

Luces rojas con Ferraz

  • Los socialistas andaluces se alarman al comprobar las veleidades de sus dirigentes federales con el pacto fiscal para Cataluña de cara al 27-S.

San Vicente enciende las luces rojas, no termina de fiarse de lo que ocurre en la sede de Ferraz, donde manda el secretario general, Pedro Sánchez; quizás a alguien le haya dado por reescribir la historia y negar, a partir de ahora, el café para todos, esa frase atribuida al ex ministro Manuel Clavero, aunque él haya aclarado que fue un periodista quien sugirió el término en una pregunta. Principios de la Transición. Después de restaurar la Generalitat de Cataluña sin mediación de referéndum y bajo una ley preconstitucional, y más tarde el Consejo General Vasco y la Xunta de Galicia, Manuel Clavero, como ministro de las Regiones, preparó la preautonomía para todas las regiones. Todas, incluidas Madrid y las Castillas, y fue entonces cuando surgió lo del café para todos, pero la historia se rompió cuando Andalucía decidió colocarse al mismo nivel de autogobierno que las llamadas comunidades históricas. La diferencia no aclarada que la Constitución establece entre regiones y nacionalidades había saltado por los aires, fue el 28-F el que abrió la senda de la actual España de las autonomías.

Lo que el PSOE andaluz teme es que sus compañeros de Ferraz acepten una suerte de pacto fiscal para Cataluña, un trato diferente para esta comunidad que le dejaría a medio camino entre el privilegio del fuero vasco y navarro y el resto de las comunidades. Así se expresó a este medio uno de los dirigentes andaluces, que remitió a dos entrevistas oídas esta semana, la del portavoz socialista en el Senado, Óscar López, y el de su secretario de Organización, César Luena, uno en RNE y el otro en la Ser. Ciertamente, López, que fue una de las personas de peso en la Ejecutiva de Alfredo Pérez Rubalcaba, mantuvo en la radio pública que su partido no descarta el pacto fiscal para Cataluña y argumentó que Mariano Rajoy se lo ofreció a Artur Mas hace dos años. Y César Luena, al ser repreguntado por esta apreciación de su portavoz en el Senado, no lo negó, digamos que se fue por las ramas a pesar de la insistencia del periodista Aimar Bretos. López, que fue extrañado al Senado, está ahora integrado en el grupo de leales al secretario general, Pedro Sánchez. Ambos son, por tanto, puro Ferraz.

Lo que se temen en San Vicente, sede del PSOE de Susana Díaz, es que su partido pueda hacer alguna concesión a los catalanes del PSC de cara a las elecciones del 27 de septiembre y aceptar una mejora de la financiación de Cataluña que pase por un nuevo estatus que tendría rango constitucional. La presidenta andaluza no se opone a la mejora de la financiación para Cataluña, "ni para Andalucía", suele añadir, pero bajo el criterio de que el reparto obedezca a una norma común para todas las comunidades: diferentes resultados bajo una misma regla. Es un clamor que el sistema de financiación ha vuelto a castigar a comunidades como Baleares y que sigue manteniendo una sobrefinanciación de Extremadura, pero también es verdad que la región que más aporta al Estado es Madrid. Un pacto similar al del País Vasco para Cataluña es imposible de no ser que se acepte que el Estado español no vaya a garantizar, de ahora en adelante, la igualdad económica de sus nacionales. Bueno, en cierto modo no lo es, ya que las excepciones vasca y navarra suponen un bocado a este criterio de equidad que es aún más preocupante si se considera que estas dos comunidades ricas reciben en ocasiones más dinero del Estado que lo que aportan. Así al menos ocurrió en 2012 de acuerdo con las últimas balanzas fiscales publicadas por el Ministerio de Hacienda. Uno de sus autores, Ángel de la Fuente, ha sostenido en varios artículos que esto ha ocurrido en más de una ocasión: los ricos reciben la solidaridad del común.

Ante el desafío catalán, el PSOE respondió con la llamada tercera vía, una propuesta federal de reforma de la Constitución cuyos principios básicos parten de la llamada Declaración de Granada, del 6 de junio de 2013. Tal declaración, la verdad, sirve para lo uno y para lo otro, ya que propone un nuevo sistema de financiación autonómico "justo y equitativo". Bajo esta literalidad, no obstante, no cabría la excepcionalidad catalana: la comunidad no podría recaudar sus impuestos, hacer frente a sus gastos y pagar, posteriormente, al Estado de acuerdo con una regla fija, que es lo que hace el País Vasco y que es, atención, la demanda no saciada de Artur Mas que derivó en el desafío independentista. Mas fue muy claro hace dos años con el presidente, pero Rajoy le contestó con un rotundo no. A partir de ahí, arranca toda esta aventura que tendrá uno de sus hitos el próximo 27 de septiembre con las elecciones transformadas en plebiscito.

La tesis de los socialistas andaluces es bien clara: se aceptan diferencias para acomodar las identidades, en la lengua y en la cultura, incluso en el techo de competencias, pero ninguna diferenciación económica. Susana Díaz lo ha ejemplificado en varias ocasiones: "¿Para qué quiero una policía autonómica si lo que me piden en los pueblos son más guardias civiles?". Es decir, que los andaluces aceptarían un trato más avanzado para el catalán, nuevas denominaciones para las comunidades, otra relación con el Estado, pero no la quiebra del principio de igualdad en los servicios para todos los españoles y eso sólo se consigue con una norma común de financiación.

La próxima legislatura aventura dos asuntos en el que rozarán el PSOE federal y el andaluz: la política de alianzas y la reforma de la Constitución si supone un trato diferenciado para Cataluña. Susana Díaz no quiere ni oír hablar de un acercamiento a Podemos y no aceptará nada parecido al pacto fiscal. Es cierto que el problema fiscal catalán tendrá una difícil solución mientras no se modifiquen los modos de cálculo del cupo vasco, ya que su eliminación, tal como propone Ciudadanos, se hace harto difícil de no ser que se desee abrir otra brecha en el país. Pero hay quien ve más lejos, más lejos de Madrid: la posibilidad de que el PSOE andaluz, con toda su fuerza, inicie un camino similar al del PSC si siguen los desencuentros en materias tan fundamentales con Ferraz. Nadie ha pensado en ello y cuando a alguien se le ocurrió algo levemente parecido, fue fulminado con la fuerza de los federales, los de Ferraz.

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