Tras la ronda de negociaciones liderada por el PSOE para la elección de los miembros de la Mesa del Parlamento, que terminó sin acuerdo, el recién elegido presidente de la Cámara andaluza, el socialista Juan Pablo Durán, iniciará una ronda de consultas a los grupos parlamentarios de cara a convocar el pleno de investidura para elegir la Presidencia de la Junta tras los resultados de las elecciones autonómicas celebradas el 22 de marzo. Estas reuniones se producirán a partir del 27 de abril, haciendo un puente la semana que viene por la celebración de la Feria de Sevilla, y a pesar de los pronunciamientos de los distintos actores políticos para asegurar la inmediata gobernabilidad de la comunidad autónoma tras los comicios. Según informó ayer Efe, el nuevo presidente de la Cámara tiene previsto acordar en los próximos días con los portavoces de los grupos parlamentarios la fecha exacta de las reuniones, que se convocarán por separado, y su intención es que se produzcan en la última semana de abril para evitar su coincidencia con la celebración de la Feria de Abril, dado que además el próximo miércoles es fiesta local en Sevilla.

Durán dispone desde ayer de 14 días hábiles para hacer las consultas y la propuesta posterior del candidato a la Presidencia, según establece el artículo 138 del reglamento: "El presidente del Parlamento, previa consulta a los portavoces designados por los partidos o grupos políticos con representación parlamentaria, propondrá un candidato a la presidencia de la Junta. La propuesta deberá formularse como máximo dentro del plazo de 15 días desde la constitución del Parlamento o desde la dimisión del presidente".

Pese a que se ha interpretado que desde la constitución del Parlamento había 15 días para convocar el primer pleno de investidura, las fuentes parlamentarias consultadas por Efe señalaron que el límite del plazo afecta a la propuesta del candidato, pero no a la fecha del debate de investidura, y por tanto no se descarta que se celebre en mayo.

Al haber conseguido el mayor número de escaños en las elecciones autonómicas del 22 de marzo (47 diputados) el PSOE propondrá como jefa del Ejecutivo regional a Susana Díaz, que presentará su programa de gobierno ante la Cámara en el debate de investidura. 

En la primera votación, Díaz deberá obtener mayoría absoluta (55 votos) para ser investida presidenta, con lo que necesita el apoyo del PP, Podemos o Ciudadanos, posibilidad actualmente muy remota porque todos han manifestado su oposición a este respaldo ante la falta de acuerdo en las reuniones bilaterales que han mantenido en los últimos días. Ayer por ejemplo el presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, recalcó la posición desfavorable de su grupo a facilitar la investidura de la candidata socialista. "¿Cómo vamos a facilitar la investidura a un partido que nos ha llevado a un empobrecimiento máximo, que nos ha llevado a la tasa de desempleo más alta de todas las regiones de Europa, que mantiene vínculos estrechos y que no combate la corrupción en Andalucía, y que su primera prueba de diálogo y de buena voluntad hacia el PP ha sido imponer una mesa?", señaló Moreno en una visita a una planta vitivinícola en la localidad onubense de Chucena.

Moreno subrayó que el Partido Popular "está para hacer oposición y no  para aceptar la sumisión", al mismo tiempo que afirmó que su formación desde el minuto uno estará haciendo propuestas, construyendo y haciéndole frente a todo aquello que considere que no se está haciendo bien para los andaluces. "Si otros grupos políticos quieren asumir una posición de sumisión al poder que representa el PSOE en Andalucía en estos 33 años allá ellos y ya serán los ciudadanos los que los juzguen", concluyó.

Unas nuevas elecciones, la última opción

Si la candidata del PSOE propuesta al Parlamento, Susana Díaz, no consigue la mayoría absoluta en la primera votación, aún por fijar, se procedería a una nueva votación 48 horas después de la anterior, que sólo requiere mayoría simple. En este caso, la abstención del PP (33 diputados) o de Podemos (15) y Ciudadanos (9) juntos permitirían a la socialista convertirse en la presidenta andaluza. Díaz también sería investida en segunda o posterior votación con el rechazo del PP si Podemos e IU se abstienen. Las votaciones se sucederían y si no hay candidato con mayoría simple en el plazo de dos meses desde la primera votación, se volverían a celebrar elecciones.