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Andalucía

Arenas, el superviviente

  • Tras la caída de Rato y Acebes, Rajoy es el único dirigente que queda de los momentos dorados del PP, de la época de Aznar: él y Javier Arenas.

Mariano Rajoy se queda solo al frente del PP; ya no hay nadie que le cuestione, uno tras otros, todos sus competidores, viejos o nuevos, han ido cayendo. Incluso el director de periódico que le llamó "mierda" en una emisora de radio. Nadie mejor que Rajoy aplica ese consejo oriental de esperar sentado a ver cómo pasa el cadáver de tu enemigo por delante de tu casa: van cayendo por su ambición desmedida, caso de Alberto Ruiz-Gallardón o de Esperanza Aguirre, o por la acción de la Justicia. En ocasiones, muy dolorosas, como al de Rodrigo Rato esta semana. ¿Todos? No.

Falta uno, el superviviente del balcón de las victorias de la sede de la calle Génova: Javier Arenas, el anterior presidente del PP andaluz, el que cayó derrotado en una amarga victoria en marzo de 2012. El de Olvera sigue al lado de Rajoy, en un plano más discreto, pero muy cerca del presidente. Sin embargo, a sus 57 años, pleno aún para la política, Arenas sigue sin lograr entrar en el Gobierno. Está en una suerte de limbo. O de purgatorio, según otros, o en cuarentena, a la espera de que su declaración ante el juez Ruz por el caso Gürtel -lo hizo en la misma tacada que Francisco Álvarez-Cascos y María Dolores de Cospedal- se quede sólo en eso. Cierto es que la declaración se produjo en el verano de 2013 y, desde entonces, el juez no ha tomado ninguna medida por su relación como secretario general con Luis Bárcenas. En su partido opinan que Rajoy ha tomado esta cautela con él, y que por eso no le sustituyó al frente de Agricultura cuando Arias Cañete marchó a Bruselas ni en Justicia Alberto Ruiz-Gallardón cuando dimitió. "Arenas es joven para la política, es verdad que es el vicesecretario general, pero es poco para su potencial", explica una persona de la actual dirección andaluza.

Sin embargo, las sustitutos de los dos ministros, Isabel García Tejerina y Rafael Catalá, siguen la estela de los últimos nombramientos de Rajoy, personas con perfil muy técnico, sorayos que conocen muy bien la administración pero no brillan en la política.

"Está raro, la verdad es que me tiene un poco despistado, creía que estaba en lo de Miguel Arias, después en lo de Gallardón, y ya ni presume, en algo debe estar", comenta uno de los responsables provinciales del PP, convertido en arenólogo. El fin de semana pasado, Rajoy participó en dos actos en Almería, y se trajo a un matrimonio amigo. Fue Arenas quien se encargó de atenderlos, y el que le envió a Patricia del Pozo a pasearlos por Tabernas. A los gallegos le deben parecer muy exóticos los desiertos. Javier Arenas mantiene el mismo nivel de confianza con Mariano Rajoy, aunque, como apunta la fuente, ya no presume de la de veces que le telefonea el presidente del Gobierno.

Javier Arenas, sin embargo, no está escondido en una madriguera. Asiste a los plenos del Senado y del Parlamento andaluz, aunque apenas entra en el salón de plenos para poco más que votar. Mantiene una buena relación con el nuevo presidente del PP, Juan Manuel Moreno Bonilla, y está mucho más contento con su actuación que con la dirección pasada, la de Juan Ignacio Zoido. Arenas valora que Moreno Bonilla haya recuperado las ruedas de prensa casi diarias y que esté visitando todas las provincias andaluzas. En el equipo de Moreno Bonilla no recelan de él, admiten que algunas coincidencias pueden resultar incómodas por las lecturas que hagan terceros, pero indican que ni lo ha tutelado ni lo ha intentado.

Parte del éxito de su supervivencia de Arenas se ha debido a su capacidad para asumir la frustración, eso es lo que le da resistencia. Después de fracasar en su intento de quitar la Presidencia a José Antonio Griñán, en las elecciones de marzo de 2012, lo pasó bastante mal, pero cedió casi de inmediato el testigo a Juan Ignacio Zoido y cuando éste se hartó de lidiar con la política andaluza, apostó por varios candidatos, entre ellos, por Juan Manuel Moreno, pero no tuvo la tentación de volver o de monopolizar la elección. Algo parecido le ha pasado con María Dolores de Cospedal, la secretaria general del PP. Arenas se lleva mal con ella, creyó que Cospedal accedía a esa secretaría porque iba a dejar la Presidencia de Castilla-La Mancha, y él se conformó con una vicesecretaría de la que no arranca: ahora, está en el mismo nivel de escalafón que Carlos Floriano.

Como Rajoy, parece esperar. De momento, está aliado con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. La sucesión de Rajoy, cuando llegue, será un asunto de mujeres.

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