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Andalucía

La agonía del 'tigre andaluz'

  • En lo que va de año ya han muerto 16 linces atropellados en carreteras, un 10% de la población. Medio Ambiente dice que es una cifra "inasumible".

Hace doce años la especie animal lynx pardinus -el lince ibérico- había prácticamente desaparecido de la península que la da nombre, el único lugar en que puede vivir. En 2002 había en España 92 ejemplares. Ahora hay unos 332. El hecho de que su población se haya triplicado en algo más de una década proviene de los esfuerzos de conservación de la especie. Desde principios de la década, el lince ibérico es objeto de una especial atención, un mimo que traducido a cifras asciende a casi 100 millones de euros para la supervivencia de este felino, un pequeño tigre andaluz.

Uno de los participantes de este proyecto es WWF. Su responsable, Ramón Pérez de Ayala, apunta que aunque la financiación de la conservación del lince haya sido muy criticada "supone una gran inversión en la zona donde habita el animal, ya que casi el 80% se destina a sueldos, por lo que se invierte mucho en el capital humano y se genera economía".

Sin embargo, la inversión que se viene haciendo desde 2002 se está viendo mermada debido al significativo aumento de los linces muertos por atropello en las carreteras andaluzas, que ha oscilado entre los dos y los cuatro, hasta este año, cuando se han producido 16 atropellos, superando la cifra de 2013, cuando murieron 14.

Miguel Ángel Simón, director global del proyecto como responsable por parte de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación de Territorio, señala que "16 atropellos son inasumibles" para llevar ocho meses del año. Pérez de Ayala alerta que "de continuar con esta cifra se podrían llegar a 24 atropellos mortales al final de año ya que se vienen produciendo dos al mes sistemáticamente". De los 16 linces muertos en estos meses seis han sido atropellados en la zona de Doñana-Aljarafe y diez en Sierra Morena.

Esto sucede después de que se reintrodujera la especie -tras la cría en cautividad- como paso previo a la recuperación de la distribución histórica de su población. El significativo aumento de los atropellos de los linces es una clara consecuencia de la recuperación de la distribución histórica. Simón señala que "el hecho de que la población se multiplicase por tres conlleva que la superficie donde ahora se encuentran los linces, también se multiplica por tres". "En 2002 los linces ocupaban una superficie de 300 kilómetros cuadrados, pero en 2013 ocupaban unos 1.100, es decir, se ha multiplicado por cuatro -afirma Simón-, por lo que los linces se acercan cada vez más a las autovías y a zonas por donde antes no pasaban". Éste es el caso del atropello que se produjo el 9 de agosto en una vía en la que no había señales avisando del paso de linces, o de los dos linces muertos en vías del tren durante este año.

Además del aumento de la población del lince y en consecuencia del incremento de su presencia en el territorio, los atropellos están fuertemente relacionados con el descenso de la principal fuente de su alimento: el conejo. "La llamada tierra de conejos -apunta Simón- ya no es tal, puesto que tiene un virus llamado de la hemorragia vírica que en 2010 mutó, por lo que lo hizo más agresivo y ha limpiado prácticamente la población". La consecuencia de que la población de conejo descienda es que los linces "tienen que recorrer más kilómetros en busca de ellos, por lo que se encuentran con mayores peligros en su recorrido".

Pérez de Ayala apunta que "la población se ha extendido mucho pero no se han tomado medidas y hay falta de mantenimiento en las carreteras, ya que no se actúa con eficacia". Respecto a la falta de actuación la organización ecologista reclama que llevan denunciando la existencia de cuatro puntos negros "más de un año y medio", ya que precisamente es en estos puntos negros donde han muerto atropellados el 54% de los linces fallecidos en este año, denuncia la organización. El representante de WWF recalca que "los atropellos impiden la colonización y la conexión entre linces, por lo que se frena la expansión natural, si no fuera por estos accidentes habría más asentamientos". "Los atropellos no van a desaparecer, pensar eso sería utópico, pero tienen que ser asumibles por la población", exige Simón. "Tiene que haber un número medio de atropellos pero 16 es demasiado.Teniendo presente la situación económica aprovechamos los recursos estructurales que ya tenemos para frenar esta situación".

Los recursos estructurales son la solución para reducir el número de linces atropellados. Elementos como los pasos de fauna, los cerramientos de carreteras con vallado adaptado o el desbroce perimetral de las vías conforman el fin de una situación que pone en peligro los esfuerzos que se vienen haciendo desde 2002. Dentro del proyecto tenemos hay un grupo de trabajo de campo en el que participan Gobierno, Junta y WWF. "Los puntos negros pertenecen unos a la consejería y otros al ministerio, la respuesta que dan para solucionarlos es que se encuentran en un mal momento económico, es lógico", asume Simón, al admitir que su presupuesto es "limitado".

Sin embargo, Pérez de Ayala replica que se trata de "planificación y voluntad", ya que es "cuestión de actitud y no cuesta nada. Los puntos negros se producen porque la valla o bien se ha roto o está mal ubicada y para arreglarlo no hace falta demasiado presupuesto".

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