ESTÁ sobre la mesa de la presidenta: el adelanto de las elecciones autonómicas a octubre o a noviembre próximos. Es un tanteo, una ronda de consultas, pero hay serias dudas. No es una decisión que se vaya a tomar en los próximos días, pero en estos momentos, tanto ella como sus colaboradores de San Telmo contemplan esta opción. De ser así, Susana Díaz firmaría el decreto de convocatoria en el mes de septiembre. "El único asunto que puede provocar eso es un desacuerdo en el Presupuesto", explicó un consejero del Gobierno andaluz a este medio. Un desacuerdo en el Presupuesto supone un encontronazo con los socios de IU por el lado de los ingresos, y es que la Consejería de Hacienda, dirigida por María Jesús Montero, debe encontrar el modo de compensar los 600 millones de euros menos de los que dispondrá en el año 2015. Es, por tanto, un problema económico que puede ser abordado desde dos puntos de vista políticos, el del PSOE y el de IU, pero, en el fondo, los colaboradores de Díaz también ven una oportunidad electoral para despejar muchas incertidumbres en unos momentos en que a la presidenta le va bien. Unas elecciones serían una forma de romper la estrategia de oposición que ha recuperado el PP, basada en la denuncia de la corrupción de legislaturas pasadas, antes de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre la inocencia de dos ex presidentes y cinco ex consejeros de la Junta.

El problema con IU surgiría si la formación rechaza algunas de las fórmulas que el PSOE está estudiando para mejorar los ingresos. Para los socialistas, vale casi todo menos no aumentar la carga fiscal ni aplicar nuevos impuestos, tal como desea IU. Una de las salidas podía ser la enajenación de algunos bienes de la Junta. En octubre, Hacienda colocará un paquete de solares a una firma internacional, pero esa cantidad ya figura como ingresos en el actual Presupuesto de 2014. Hay que buscar más. Díaz, de momento, ha retrasado el Debate del estado de la Comunidad unas semanas para perfilar mejor su propuesta de 2015. Se esperán importantes novedades.

IU tiene bastante que decir en el caso de un adelanto. Según varias fuentes consultadas, los de Antonio Maíllo no quieren unas elecciones en estos momentos, aunque algún consejero ha comentado a este medio que "los socios" vienen apretando demasiado. Maíllo será el candidato de IU en las elecciones autonómicas, y ahora mismo lidera las relaciones con el PSOE por encima del vicepresidente Diego Valderas. Sus relaciones con los socialistas no son tan buenas como las que marcaba Valderas, y en IU comienza a expandirse la inquietud por la colaboración con el PSOE andaluz en un momento en que resurge el caso de los ERE y aún queda mucho por saber del fraude de los cursos de formación. La juez Mercedes Alaya retomará este último caso tras la vuelta de sus vacaciones, y aunque el fraude a la formación también afecta a otras comunidades, en Andalucía se tiene que ver aún cuál fue la participación de la Faffe, una fundación de la Consejería de Empleo. La Cámara de Cuentas realizó un informe demoledor sobre los cursos, en el que se citaba a la Faffe como uno de los organismos que no había justificado las millonarias cantidades recibidas.

Si Alaya toma el caso del mismo modo que abordó el de los ERE, volverán las detenciones, los interrogatorios y, posiblemente, envíos a prisión. El ex director general de Trabajo Francisco Javier Guerrero, el principal imputado, ya declaró ante la juez que el caso ERE no sería nada comparado con el de la formación. Además, la decisión del Tribunal Supremo sobre los nueve aforados es como una caja de sorpresas. El PSOE confía en que ni Manuel Chaves ni José Antonio Griñán saldrán imputados. Sobre el primero, ciertamente, la juez no ha aportado ningún indicio más allá de la especulación racional, y sobre el segundo cabe la duda de si su Consejería de Hacienda debió atender a las recomendaciones del interventor general. Una posible imputación de Griñán sería demoledora por cuanto fue la persona que se presentó a las pasadas elecciones, la que traspasó el poder a Susana Díaz. A diferencia de la ex consejera Magdalena Álvarez, Griñán nunca aprobó en solitario los créditos con los que se saldaba el déficit del sistema de los ERE, sino que pasaban por el Consejo de Gobierno.

Hay otro factor más, que es puramente político. El PP de Juan Manuel Moreno Bonilla no parece arrancar. Como consecuencia de la propuesta de la elección directa de los alcaldes, Javier Arenas vuelve a copar los informativos -es a él a quien Rajoy le ha encargado la negociación- y añade confusión a un nuevo líder muy desconocido aún. Pero, claro, esto no tiene por qué ser eterno. Bonilla -se asegura desde el PP- prepara el curso político de otro modo, pero, sobre todo, la marca del partido se puede ver muy beneficiada si la economía española sigue mejorando. Algunos economistas, ciertamente optimistas, comienzan a hablar del nuevo milagro económico español e, incluso, auguran un renacimiento de la construcción para el año 2015. El PP andaluz se beneficiaría de un giro de la opinión pública sobre la valoración del Gobierno central. Además, el PP no deja de sacudir el fantasma de Podemos porque sabe que nuclea el voto de derecha y del centro derecha en torno a sus siglas frente a una izquierda en convulsión.

De este modo, y si le sale mal la negociación del Presupuesto, Díaz tendría un relato para convocar elecciones en un momento que no es del todo malo. Si es así, y logra ganar, la presidenta contaría con más fuerza para afrontar otros cuatro años. Hay que considerar, y esto es lo más importante, que el PSOE de Griñán no ganó las pasadas elecciones de 2012, por lo que una victoria de Susana Díaz supondría iniciar un nuevo ciclo socialista. Por otra parte, la victoria consolidaría a Díaz como un posible recambio de Pedro Sánchez si el nuevo secretario general del PSOE no es capaz de sacar a su partido del pozo de apoyos donde anda metido. Podemos no sólo es una amenaza para IU, también lo es para el PSOE.