Medio Ambiente

El paisaje agrícola, 'otro' hábitat natural

  • Técnicos de la Estación Biológica de Doñana hallan indicios de que algunos espacios modificados por el hombre benefician a ciertas aves.

Un estudio elaborado por varios investigadores andaluces de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha hallado indicios de que algunas modificaciones realizadas en hábitats manejados por el hombre, como las zonas de cultivo agrícola, ganadero o de explotación forestal, pueden atraer la presencia de ciertas aves que utilizan ambientes muy diferentes para subsistir. Este equipo de investigación analizó los desplazamientos que los Chotacabras Cuellirrojos -aves insectívoras nocturnas- realizan diariamente para acceder a sus zonas de nidificación, alimentación y descanso en áreas próximas de dentro y fuera del Parque Natural de Doñana.

Los resultados muestran que, aunque ambas zonas cuentan con una amplia representación de hábitats, su disposición espacial es marcadamente distinta y, como resultado, los Chotacabras del área manejada, significativamente más abundantes que en la zona protegida, han de realizar un menor esfuerzo diario en sus desplazamientos. Esto se debe a que a, medida que se reduce la distancia entre los distintos tipos de hábitats utilizados por una especie, lo hacen también los riesgos y la inversión energética asociados al desplazamiento.

El trabajo ha sido publicado recientemente en la revista científica Plos One. Como explica el biólogo gaditano y coautor del trabajo, Sebastián Palacios Ojeda, "no todas las especies responden de forma negativa a la transformación del hábitat, algunas de ellas pueden incluso verse beneficiadas por el manejo agrícola". Este técnico de la EBD cree que "si llegamos a comprender las bases del 'éxito' de estas especies, podremos diseñar entonces directrices de gestión que actúen como elemento conciliador entre agricultura y conservación". Y es que, los cambios en el paisaje inducidos por el ser humano generalmente ocasionan la degradación de hábitats naturales y la desaparición de especies. Sin embargo, cualquier tipo manejo no siempre conlleva pérdidas de biodiversidad. De ahí parte este análisis que los investigadores han estado realizando durante varios meses.

Los espacios protegidos constituyen una prioridad en términos de conservación pero, actualmente, son los paisajes agrícolas los que albergan la mayor parte de la biodiversidad mundial. Por ello, la conservación de la biodiversidad pasa por considerar también las zonas transformadas, ajenas a cualquier figura de protección. Desafortunadamente, los efectos positivos del manejo agrícola han sido rara vez reconocido por los ecólogos, y todavía son pocos los que han abandonado la tradicional visión 'derrotista' para centrarse en los aspectos positivos y promover su incorporación en las directrices de gestión. Como resultado, los científicos aún desconocen en gran medida la contribución relativa de cada tipo de manejo a la conservación de la biodiversidad. "Los resultados de este estudio sugieren que efectos negativos de la transformación agrícola del paisaje podrían atenuarse siguiendo directrices de manejo orientadas a manipular sólo la disposición espacial de los diferentes usos del suelo, pero no la superficie total dedicada a cada uso. De este modo, conseguiríamos facilitar el acceso a múltiples hábitats diferentes desde los puntos de reproducción de aves sin reducir necesariamente la producción agrícola", concluye Palacios Ojeda.

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