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Andalucía

Gadir se hace presente

  • El yacimiento arqueológico fenicio, ubicado en la calle San Miguel, echa mano de las últimas tecnologías para mostrar los orígenes de Cádiz

Cádiz regresa al pasado y Gadir vuelve al futuro. Los gaditanos se asoman a su historia mientras los fenicios contemplan a sus descendientes. El yacimiento arqueológico que ha dormido durante siglos en el subsuelo de Cádiz, visitable donde actualmente se levanta el Teatro Cómico de Títeres La Tía Norica, se despereza y despierta para mostrar el esplendor de una ciudad que lo fue casi todo en su antigüedad. Gadir se hace presente, como apuesta de futuro, para que Cádiz pueda conocer de una vez por todas su pasado como ciudad en una instalación modélica en la que las nuevas tecnologías juegan un papel tan fundamental como el altísimo valor de los restos arqueológicos recuperados.

El yacimiento puede visitarse, de martes a domingo, de 10:00 a 13:00 y de 17:00 a 19:15. Cada 45 minutos, grupos de 30 personas podrán acceder a este testimonio de la historia más antigua de Cádiz para ver, en primer lugar, un vídeo de doce minutos y para contemplar, acto seguido, el excelente trabajo arqueológico que permite acercarse con rigor científico, más allá de las fuentes históricas y de las leyendas milenarias, a la fundación del enclave fenicio y a su posterior ocupación romana.

La visita al yacimiento, a través de la calle San Miguel, es gratuita, y la única condición es retirar previamente las entradas, dos por persona, en las taquillas del teatro. En la entrada se indicará la hora de acceso a la instalación. Las reservas, se advierte desde el Ayuntamiento, han de hacerse el mismo día de la visita, a primera hora de la mañana o de la tarde, y no se podrán realizar telefónicamente.

Aunque un arqueólogo estará presente en el yacimiento Gadir, es casi seguro que los visitantes no precisarán mucho de su asesoramiento. La cantidad y la calidad de la información que se ofrece es tal, que la lectura detenida de los textos, la contemplación atenta de los restos arqueológicos y la visualización amena y didáctica de las dos proyecciones que se ofrecen, una al principio de la visita y otra de manera permanente durante todo el recorrido, bastan para abandonar el recinto con una idea más que clara de cómo pudo ser Gadir, y después Gades, y de cómo vivían sus habitantes.

Y junto a la sala en la que se proyecta el primer vídeo, ampliación del spot que en su día se presentó en la feria del turismo de Fitur, está el esqueleto de Mattan, el fenicio que protagoniza esta pequeña película y cuya urna se ilumina cuando acaba la proyección. Después, la pantalla se levanta y ante los ojos de los visitantes se muestra el yacimiento, hasta entonces oculto en una penumbra que apenas se pierde durante todo el recorrido. En los diferentes estratos del yacimiento se pueden encontrar los restos de casas fenicias y sus calles, dos hornos de la época, una cisterna romana y una factoría de salazones, también romana, que se encuentra tan cerca de la hallada bajo el Teatro Andalucía que los arqueólogos manejan la posibilidad de que pudiera tratarse de la misma construcción.

Alrededor de una docena de pantallas repartidas por la pasarela en la que se recorre el recinto informan con detalle de las características e historia de los hornos, de los muros que formaban la fachada de los edificios, de las piletas en las que se elaboraban los salazones, de la cocina o el almacén de las viviendas fenicias, de los distintos recipientes y enseres que se hallaron en la excavación e incluso de restos de animales, como el esqueleto de un gato.

Una cámara multipropósito ha sido introducida además en la cisterna romana y a través de una pantalla se puede seleccionar cómo ver su interior: de manera panorámica o enfocando de manera directa las columnas, la bóveda, unos huesos de animales o los restos de un ánfora. Esta cámara es uno de los grandes atractivos. Pero esta cámara no es la única innovación tecnológica de un yacimiento que dispone también de tres pantallas interactivas, llamadas de realidad aumentada, en las que es posible enfocar distintas zonas de los restos arqueológicos de manera que después, mediante una pantalla táctil, se reconstruyen tridimensionalmente para comprender visualmente cómo era realmente aquello que el visitante tiene delante de sus ojos. Así sucede con la factoría de salazones, la calle fenicia y el interior de la casa.

La guinda de la visita es la segunda proyección, un audiovisual que se contempla en un panel de 17 metros de largo y en el que, a modo de bucle, se ha recreado cómo fue Cádiz en la antigüedad y cómo ha ido evolucionando hasta la actualidad: la configuración inicial de las islas, la llegada de los fenicios, su asentamiento en Erytheia, la llegada de los romanos y el esplendor de Gades, la paulatina unión de esta isla con la de Kotinoussa y la definitiva evolución hacia el Cádiz que hoy habitamos. Junto a ello, imágenes de cómo era la vida de los fenicios, cómo construían sus calles o cómo funcionaba la factoría de salazón.

La arqueología es sin duda la gran protagonista de este yacimiento, una arqueología que en pleno siglo XXI ha tomado con decisión la mano de la ciencia médica, de la antropología, de la informática o de la arquitectura para lograr una unión casi imposible, para casar historia y leyenda y avanzar científicamente en el pasado de una ciudad que se creía la más antigua de occidente y que ahora puede confirmarlo con hechos y por derecho.

Este espacio arqueológico ha venido a enriquecer de manera considerable la oferta cultural de la capital gaditana, que en este ámbito cuenta ya con la notable visita al yacimiento de la Casa del Obispo y, sobre todo, con la sala arqueológica del Museo Provincial y sus sarcófagos fenicios.

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