El serial de la huelga de basura de Granada superó ayer el undécimo día con un nuevo capítulo de desencuentros y con más de dos mil toneladas de basura derramadas por las calles de la ciudad. El conflicto -que se ha convertido en el más largo que ha vivido la ciudad desde que la empresa Inagra firmó el contrato con la ciudad hace 28 años- no encuentra el momento de colgar el cartel de 'fin' aunque, al cierre de esta edición las posturas convergieron en un principio de acuerdo que debían ratificar posteriormente los trabajadores en asamblea.

Ninguna de las partes quiso desvelar los puntos de ese acuerdo que debe obtener el visto bueno de los trabajadores para finalmente llevarse a cabo y desconvocar formalmente la huelga. "El comité de empresa debe presentar el acuerdo a los trabajadores y, si lo obtiene, volverán esta misma noche [por ayer] al Sercla a firmarlo", explicaban fuentes de la empresa de recogida de basuras.

La jornada comenzaba temprano, a las once de la mañana, en una cita en la Delegación de Empleo a la que acudieron ambas partes para aclarar si los servicios mínimos se han estado cumpliendo con rigor. A las cuatro de la tarde, segunda cita en el Sercla. Y esta vez parece que iba en serio. Ocho horas de negociación que se prolongaron hasta bien entrada la madrugada.

La raíz del conflicto se encuentra en el ajuste de 3,3 millones de euros que la empresa Inagra dice haberse visto obligada a hacer entre 2012 y 2013 debido a la reducción del canon por parte del Ayuntamiento de Granada. Con este recorte acechando a Inagra, la empresa planteó una reducción salarial, la congelación del IPC y la ampliación de la jornada laboral a 37,5 horas; medidas que se cargaban en su totalidad a los trabajadores y que estos han rechazado de lleno durante todos estos días, argumentando que una empresa que tiene más de 3 millones de beneficios al año debería, por lo menos, asumir una parte de estos recortes.

Para justificar su postura, la empresa contratacó desvelando las nóminas de los trabajadores adscitos "al mejor convenio del sector en toda España" que contempla, por ejemplo, que un peón de limpieza cobre 30.300 euros brutos al año.

El paro en el servicio de recogida de basuras ha permitido exportar durante todos estos días unas imágenes escandalosas de la capital que se han asomado incluso a las televisiones nacionales y que han hecho un daño considerable a comerciantes y hosteleros, que claman desesperados desde hace días para que ambas partes encuentren una solución. Sobre la ciudad ha sobrevolado estos días la huelga de basuras de Jerez que mantuvo en vilo, y sucia, a la localidad gaditana durante más de 20 días.

El conflicto de Granada ha tenido una gran repercusión y ha hecho hablar hasta al mismo Ejército, que ayer se pronunciaba para cuestionar la idea del alcalde de que las Fuerzas Armadas retiren la basura de las calles de Granada. La delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, también se refirió a la huelga granadina asegurando que por parte del Ejecutivo hay "colaboración total" para "mejorar la situación de los ciudadanos" de Granada. Crespo opinó sobre la situación granadina desde Huelva. Desde allí se refirió a la preocupación que embarga al alcalde estos días y aseguró que "va a echar una mano en lo que pueda".

Pero buena parte de la ciudad no espera que eche una mano llamando al Ejército sino mediando en el conflicto y pidiendo explicaciones a la empresa por incumplir un contrato que ha dejado la ciudad con efluvios de vertedero. "La situación es complicada y difícil pero para ampliar los servicios mínimos [tal y como solicitó el Ayuntamiento] se necesita el trámite correspondiente por parte de la Consejería de Salud", aclaró Carmen Crespo.

Veremos si finalmente hoy Granada está más cerca de volver a abrir el cajón y sacar de nuevo  la Escoba de Oro.