La opinión invitada

La tuberculosis animal tiene solución

  • El artículo reivindica el programa nacional pero urge a vigilar especies no bovinas.

LA ganadería extensiva genera actividad económica en comarcas poco industrializadas y produce beneficios paisajísticos y de conservación al contribuir al mantenimiento de las dehesas y al aprovechamiento sostenible del monte mediterráneo. Actualmente, uno de los mayores enemigos de esta ganadería, particularmente del bovino, es la tuberculosis. Esta enfermedad crónica, transmisible al hombre, causa pérdidas económicas por disminución de la producción, decomisos en matadero y restricciones al movimiento de animales vivos de los rebaños infectados.

Para situar el problema es necesario conocer algunos aspectos básicos. Las bacterias causantes de la tuberculosis son capaces de sobrevivir durante algún tiempo en el medio ambiente, pero sólo se multiplican con éxito cuando infectan a los mamíferos. Vacas, cabras, ovejas y cerdos entre los domésticos y jabalíes, ciervos, gamos y tejones entre los silvestres son hospedadores preferentes para este bacilo. La tuberculosis animal no es solamente un problema de ganaderos. También merma la producción de caza mayor y amenaza al lince ibérico, nuestro predador más emblemático. En consecuencia, a los sectores de la caza y la conservación también les interesa su control.

El programa nacional de erradicación de tuberculosis bovina ha permitido reducir la proporción de rebaños bovinos positivos de cerca del 20% en los años 70 a menos del 2% en la última década. La principal herramienta del programa es el testado anual de los bovinos mediante una prueba llamada "intradermotuberculinización" (IDTB): los individuos positivos desarrollan signos de inflamación a las 72 horas de inyectarles un reactivo en la piel del cuello (la tuberculina), y son enviados a matadero.

A pesar del éxito de los programas, la visión de muchos ganaderos es pesimista. Observan que año tras año sus rebaños son analizados, los animales positivos eliminados, y pese a ese esfuerzo la tuberculosis continúa presente. En algunos casos, los ganaderos observan que en las inspecciones en el matadero muchos de sus animales IDTB-positivos no presentan lesiones. Esto ha dado lugar a la interpretación de que la prueba IDTB no funciona. ¡Falso! Aunque ninguna prueba diagnóstica acierta al 100%, la IDTB ha permitido erradicar la tuberculosis animal de amplias zonas de Europa, Norteamérica y Australia. La explicación a la no detección de lesiones tuberculosas en matadero hay que buscarla en la existencia de un 20%-30% de animales infectados sin lesiones detectables por el veterinario de matadero, que tiene como principal preocupación la salud pública y por tanto, decomisa lesiones que puedan suponer un riesgo para el consumidor. Habitualmente, no puede buscar lesiones minúsculas en partes no comestibles, que sólo tienen relevancia epidemiológica.

Entonces, si la prueba diagnóstica funciona, ¿por qué siguen apareciendo vacas positivas cada año? La respuesta no es sencilla y seguramente admite tantos matices como explotaciones ganaderas hay en España. Sin embargo, los estudios científicos han permitido identificar algunos factores de riesgo, con frecuencia relacionados con una incorrecta aplicación del programa de erradicación:

1.-Mantener bovinos infectados en la explotación por no testar todos los animales censados, o por no hacer correctamente la IDTB: realizar la prueba en la paletilla en lugar de la parte anterior del cuello, dificulta la detección. Además, es necesario medir y observar cuidadosamente el punto de inyección antes y después, para lo que hay que contar con profesionales motivados, formados e implicados. El diagnóstico de la tuberculosis es un acto clínico solo realizable por veterinarios, y por tanto sometido a todas las normas deontológicas .

2.-No disponer de instalaciones adecuadas (mangas de manejo, etc.) para la correcta realización de las pruebas.

3.-Comprar o intercambiar bovinos, o compartir pastos o aguas con otros rebaños de sanidad no contrastada.

4.- Presencia en la explotación, o en explotaciones colindantes, de otras especies domésticas infectadas.

5.-Contacto directo o indirecto (charcas, comederos) con especies silvestres infectadas.

La tuberculosis es un problema complejo, rodeado de mitos. Es, además, un problema de todos, siendo el sector ganadero el principal beneficiario de la correcta aplicación del programa de erradicación. Gracias a él, más del 98% de nuestros ganaderos de bovino pueden mover libremente sus animales por toda la UE y otros países

Urge por tanto ayudar a los ganaderos con problemas. Si todos los actores implicados abordan el problema de manera conjunta, asumiendo que la tuberculosis debe controlarse en todas las especies animales implicadas, domésticas y silvestres, habremos avanzado mucho. Las administraciones, por ejemplo, deben ampliar su vigilancia a las especies no bovinas. Los ganaderos deben aprovechar al máximo los programas de erradicación. Pueden además complementar esos programas con la implementación de mejoras de bioseguridad en sus explotaciones: Asaja Córdoba está desarrollando una iniciativa pionera en ese sentido. Afortunadamente, además, España lidera la I+D internacional para el control de la tuberculosis, cambiando dogmas y generando herramientas innovadoras. El reto está ahí: debemos convencernos de que, entre todos, es posible controlar la tuberculosis.

Christian Gortázar es catedrático de Sanidad Animal y dirige el grupo de investigación Sanidad y Biotecnología en la Universidad de Castilla - La Mancha.

Lucas Domínguez es catedrático de Sanidad Animal y dirige el Laboratorio de Vigilancia Sanitaria Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid.

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