¡Creced malditos!

Si no mejoramos en derechos laborales ni en bajada de la pobreza, ¿para qué crecemos?

El discurso económico predominante es el de crecer para poder progresar: económicamente, en disminución de la desigualdad, en pobreza. Sin embargo los datos que reflejan el acceso de las familias al dinero para hacer frente a sus necesidades nos dicen todo lo contrario, que mientras hemos estado creciendo hemos retrocedido en igualdad y aumentado en pobreza relativa. La lógica por lo tanto es incierta, por mucho que tengamos grabado a fuego en nuestras mentes el PIB como tasa de bienestar. Crecer no es progresar, si les parece podemos ir asumiendo un eslogan mucho más certero: "Distribuir es progresar".

Los datos de aumento de la desigualdad en España en los últimos años son espeluznantes. Usando como fuente a EAPN (Red de lucha contra la pobreza), que aplican el denominado índice Arope para medir la privación material, el desempleo y la pobreza, en España conviven más de 13.300.000 personas en situación de pobreza, millón y medio más que en 2009. Según la OCDE, la pobreza alcanza a un 15,9% de la población total española. Por lo tanto, a pesar del crecimiento macroeconómico vendido a bombo y platillo por el Gobierno, crecemos sin sentido.

Si nos fijamos ahora en nuestra provincia, hemos crecido notablemente en número de turistas, en toneladas exportadas por el Puerto y en exportaciones de frutas, pero ¿para qué sirve?, ¿hay quizás menos desempleo?, ¿tenemos mayor poder adquisitivo? Parece que no, que andamos con una situación bastante precaria, fluctuando en tasas de paro pero con más del 97% de nuevas contrataciones temporales.

Si no mejoramos en derechos laborales ni en bajada de la pobreza, y si además crecer afecta de manera decisiva a acelerar del calentamiento global, ¿para qué crecemos? La obsesión de las políticas de cara a este nuevo 2018 tendrían que ser cómo generar condiciones de redistribución, usando la equidad como fuente de bienestar y sostenibilidad social: reparto justo de los beneficios empresariales; reparto justo del empleo; reparto justo de suministros, etc.

Desde este año sumamos en Andalucía la Renta Mínima de Inserción como reemplazo del Ingreso Mínimo de Solidaridad (el Salario Social de siempre). Se me antoja sólo un juego retórico para dar lo mismo, pero al menos se habla de otra cosa, así que políticos de nuestra tierra ensayen, ensayen.

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