Procesos congresuales Marejada frente a la tormenta del PP

Tres alteran la calma socialista

  • Mientras el PSOE prepara plácidamente el congreso federal y el andaluz, sólo en tres provincias -Sevilla, Málaga y Almería- se pueden enfrentar dos listas · El duelo Monteseirín-Viera es el más crispado

El resultado de las elecciones generales y autonómicas del 9-M pasa factura: mientras el PP atraviesa una de sus peores crisis -algunos de sus dirigentes mantienen que la peor-, el PSOE prepara de modo plácido sus congresos federal y regional. Sin embargo, hay tres provincias andaluzas donde la disparidad entre los denominados oficialistas y críticos podría concluir en la presentación de dos listas. De este trío, la pugna que se vive en Sevilla entre los partidarios del actual secretario provincial, José Antonio Viera, y los del alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, es la más agria. El propio secretario general del PSOE de Andalucía, Manuel Chaves, llegó a llamar la atención sobre el riesgo de calentar debates que no se pudieran enfriar pasados los congresos. Por ejemplo: el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, llegó a decir que el problema de Monteseirín era de carácter psicológico, debido a su entender a un ego desmesurado. Claro, este tipo de descalificaciones son de las que no se olvidan. La dirección PSOE-A se mantendrá al margen de tales disputas -al menos, de modo oficial, claro-, pero uno de sus miembros explicó a este diario que todavía no da por hecho que en las tres provincias más conflictivas -Sevilla, Almería y Málaga- pueden confluir dos listas a los congresos provinciales que se celebrarán el 19 de julio.

sevilla

La historia reciente del PSOE de Sevilla es la secuencia de varios episodios convulsos en el seno de una familia marcada por una convivencia que se tensiona un día sí y el otro también. El partido gozó de un cierto período de paz en los años noventa aposentado en el liderazgo consolidado de José Caballos, verdadero factotum de la agrupación sevillana y padrino político de un buen puñado de los dirigentes actuales, y que ha sufrido en sus carnes hasta dos defenestraciones. La primera, ya lejana en el tiempo, a cargo del mismísimo Alfonso Guerra, de la que se levantó a pesar de los augurios en contrario. La segunda, hace cuatro años, cuando las diferencias que sostenía con Manuel Chaves derivaron en un pulso en toda regla que se dirimió en el congreso provincial celebrado en julio de 2004 en un hotel de la Isla de la Cartuja. Caballos presentó su candidatura a secretario provincial y la ejecutiva regional comandada por Chaves y Luis Pizarro promovió una candidatura alternativa y destinó para tal tarea a quien en ese momento ostentaba el cargo de delegado del Gobierno en Andalucía, José Antonio Viera. Aquella disputa la ganó el ex consejero de Trabajo gracias al apoyo de grupos internos muy dispares entre sí, pero que compartían un objetivo común: derrocar a Caballos. En estos cuatro años, esa amalgama de grupos y de intereses se mantiene. Viera, como secretario general, y Monteseirín, presidente de la ejecutiva provincial, han acrecentado sus diferencias (el alcalde ha terminado por pedirle a Viera que dé un paso atrás y deje la secretaría provincial) y el conflicto entre ambos ha terminado por trasladarse a las instituciones.

Monteseirín y su edil de Presidencia, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis; el delegado del Gobierno de la Junta en Sevilla, Demetrio Pérez, y la consejera de Justicia, Evangelina Naranjo, son los rivales más notorios del actual secretario general de los socialistas sevillanos. Este sector crítico, en el que se incluyen también ex caballistas nucleados en torno a Luis Navarrete y a Francisco Pérez Moreno, tendría el apoyo de 8 de los 11 agrupaciones del partido en la capital y de varias de la provincia. ¿Quién encabezaría esta alternativa? En principio, Demetrio Pérez, pero aún no ha hecho oficial su candidatura.

Viera, por su parte, cuenta con el respaldo del presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos; de la diputada parlamentaria Susana Díaz, actual secretaria de Organización en la ejecutiva y de un buen puñado de alcaldes importantes de la provincia.

Málaga

Marisa Bustinduy cogió las riendas del PSOE de Málaga en diciembre de 2000 para apagar el fuego interno entre guerristas y renovadores, reinó en paz unos años y ahora, en su despedida, deja el partido otra vez dividido entre quienes están instalados en las instituciones y quienes creen que la organización no es capaz de percibir los problemas reales de la sociedad. Bustinduy, poco dada a la autocrítica, dejará la secretaría provincial del PSOE de Málaga el próximo 19 de julio en un congreso en el que la vertiente crítica, aglutinada en Alternativa Socialista, también presentará proyecto. Los oficialistas han optado como candidato por el diputado Miguel Ángel Heredia, un hombre del aparato del partido, pero con mejor prensa que la actual secretaria provincial. Los críticos han consensuado el nombre de Fernando Arcas, profesor de Historia Contemporánea y ex delegado de Cultura.

¿Cuál es el origen de la ruptura? Los primeros roces surgieron hace justo un año, tras las elecciones municipales de mayo de 2007. El PP se impuso al PSOE en el recuento de votos, la propia secretaria provincial no fue capaz de arañar ni un concejal más en la capital, donde se presentó como candidata por segunda vez, y se perdieron ayuntamientos como el de Vélez-Málaga, Torrox o Ardales. Los populares también consiguieron el simbólico sillón de Marbella tras la era GIL. Los escaños de la Diputación, que los socialistas mantuvieron gracias a un pacto de gobierno con IU, sirvieron de refugio a los perdedores de los comicios, incluida Bustinduy y su presidente, Salvador Pendón.

El ambiente se había caldeado ya el verano de 2006, cuando Bustinduy protagonizó un escándalo regional al hacerse pública la suma de sus sueldos, de unos 120.000 euros, a las pocas horas haber forzado a dimitir al entonces alcalde de Mijas, Agustín Moreno, por su elevada nómina. La secretaria precipitó la renuncia del regidor obligada por la ejecutiva regional del PSOE.

Miembros del partido en Málaga reclamaron tras las municipales una reflexión seria, con una ejecutiva provincial enrocada que puso la excusa de la abstención. Las primeras voces críticas surgieron a los pocos meses, aunque la revuelta cesó temporalmente por la cercanía de las elecciones generales y autonómicas.

El PSOE de Málaga no salió bien parado el 9-M: perdió las elecciones autonómicas frente al PP, partido al que también cedió un diputado en el Congreso pese al aparente tirón de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, y a una legislatura cargada de inversiones para la provincia, con el AVE a la cabeza.

Bustinduy, que siempre ha presumido de zapaterista y ha tenido más peso y presencia en Madrid que en Sevilla, no contribuyó a mejorar su relación con Chaves cuando en el primer comité director del PSOE-A tras las elecciones hizo una crítica velada a la política urbanística de la Junta y a su posible responsabilidad en los resultados de los comicios.

almería

El nombramiento de Martín Soler, actual secretario provincial, como consejero de Agricultura ha sumido al PSOE en un futuro que se antoja incierto. Aunque los consejeros suelen dejar los cargos orgánicos, tampoco está claro al día de hoy que el actual secretario provincial vaya a dejarlo. En principio no hay objeción estatutaria, pero su nombramiento ha vuelto a escenificar la división que vive el partido y que ha hecho que las batallas vividas hace 11 años. Los malos resultados de las elecciones generales y autonómicas han sirvieron para ahondar la crisis. Desde hace semanas, los movimientos se han sucedido. El ex alcalde de Almería Martínez Cabrejas ha reconocido que lleva un año sin pagar las cuotas del partido y que no piensa hacerlo hasta que se democraticen sus estructuras. El último de los movimientos ha sido la creación de la Plataforma por la Unidad del Partido, en la que se unen el Grupo Pablo Iglesias; Francisco Contreras, ex diputado nacional defenestrado por la dirección provincial al erigirse como cabeza del sector crítico; el ex alcalde y profesor de la Universidad, Fernando Martínez, y el propio José Antonio Amate, un grupo surgido para elegir a los delegados a los distintos congresos y que propugna un cambio radical en la dirección del mismo.

La duda latente es si estos críticos, liderados por Nono Amate, darán finalmente el paso el frente y presentarán su lista. Al otro lado aún podría encontrarse a Martín Soler.

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