Andalucía

El Reina Sofía aplica una técnica para evitar la cirugía en el cáncer de próstata

  • La veintena de pacientes tratados en un año ha evolucionado favorablemente

Una veintena de pacientes con cáncer de próstata en estado inicial se han beneficiado en el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba de la implantación de semillas radiactivas para eliminar el tejido tumoral, lo que evita la cirugía, tratamiento convencional para abordar este tumor. Esta intervención novedosa, según informó la Junta de Andalucía, logra destruir las células tumorales sin necesidad de intervenir quirúrgicamente y se incorporó a la cartera de servicios del hospital cordobés hace un año, un periodo en el que todos los casos tratados han evolucionado favorablemente.

La jefa de servicio de Oncología Radioterápica del Reina Sofía, Amalia Palacios, señaló que los resultados definitivos se conocerán a largo plazo, ya que las semillas, que contienen yodo 125, actúan lentamente. Este isótopo radiactivo, que permite eliminar el tumor, emite una radiación continua de baja energía que se prolonga durante unos dos meses, mientras que a los seis meses la actividad es del 10% y al año del cero por ciento.

La edad media de los pacientes intervenidos se sitúa en torno a los 70 años y a todos ellos se les detectó el tumor tras observar en una analítica de rutina que los antígenos prostáticos se encontraban elevados. La técnica se conoce como braquiterapia prostática en tiempo real y sus principales ventajas estriban en que se evita la cirugía radial al paciente (la extirpación de la próstata) y se reduce el ingreso postoperatorio, pues se puede incorporar inmediatamente a la vida laboral y social -en unas horas o unos días en función de su actividad.

Los efectos secundarios de la colocación de las semillas son "mínimos" en el paciente, puesto que los órganos próximos, tanto la vejiga como el recto, reciben muy poca radiación. El número de semillas que se coloca es variable y oscila entre 70 y 100 unidades, según el tamaño de la glándula.

La implantación se realiza bajo anestesia raquídea en la mayoría de los casos y, a pesar de que mantienen su radiactividad durante dos meses, la energía y la actividad de las mismas no constituyen un riesgo a la hora de relacionarse con las demás personas.

El proceso consiste en la implantación permanente en el interior de la próstata de las semillas, que son unos diminutos cilindros de titanio de 4,5 milímetros de longitud y 0,8 de diámetro que contienen en su interior el material radiactivo que se irradia en el tratamiento.

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