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Cinco Llagas

Mater dolorosa

  • Un traje nacionalista de ocasión Las vísperas electorales llevan a Susana Díaz y al PSOE andaluz a intentar culpar al PP de los recortes en los fondos agrarios de la Unión Europea

El coordinador de IU, Antonio Maíllo, durante su intervención de ayer en el Parlamento de Andalucía.

El coordinador de IU, Antonio Maíllo, durante su intervención de ayer en el Parlamento de Andalucía. / Carlos Márquez / europa press

Por mucho que la presidenta diga que no habrá adelanto electoral o se burle del jefe regional del PP sobre este tema, lo cierto es que ni ella misma se cree que las próximas autonómicas serán en marzo de 2019. En la sesión de control de ayer en el Parlamento andaluz se puso de manifiesto que propios y extraños están convencidos de una cercana disolución del Parlamento. Incluida Susana Díaz, que hacía balance como los demás. Estamos metidos de hoz y coz en la precampaña.

La presidenta estuvo a medio gas. Maíllo claramente mejor que Rodríguez. Y Moreno, a pesar de que con la sentencia de Gürtel no era un buen día para su formación, quedó muy por encima de Marín. En estas dobles parejas hay competición. Moreno no paró de lanzarle puyas a Marín, circunstancia que le reprochó Díaz. Antonio Maíllo resulta más sólido y convincente que Teresa Rodríguez en la contienda parlamentaria, y sólo uno de los dos encabezará la confluencia de IU y Podemos. Y el PSOE organizó un teatrito oportunista entre Jiménez y Díaz para echarle las culpas al PP y al ministro Arias Cañete de que Andalucía perdiera fondos agrarios europeos en el paquete 2014-2020. Aunque ambos deben saber que la reducción de las ayudas era inevitable con los nuevos criterios de la UE.

Susana Díaz parece haberse olvidado además de que en los fastos del 28 de febrero presumió de que ya había cambiado el modelo productivo andaluz, porque la región exportaba más aeronáutica que aceite de oliva. Ahora, con el traje preelectoral puesto, el mundo rural -su gran granero de votos- pasa a ser prioritario y pretende reavivar una polémica que su partido intenta forzar desde 2014, acusando a Arias Cañete de "castigar a Andalucía". Cuando el PSOE regional se pone en modo electoral saca su perfil de partido nacionalista andaluz puro y duro.

Maíllo (IU) y Jiménez (PSOE) trataron sobre lo mismo. El anuncio de nuevos recortes al presupuesto agrario de la Unión Europea, con la primera propuesta de la Comisión de reducir este capítulo en un 16% para el septenio 2021-2027. Pero mientras el dúo Díaz-Jiménez se empeñaba en explicar que el anterior recorte fue una malvada confabulación de Arias Cañete y su partido contra Andalucía, Maíllo criticó que la presidenta haga de "mater dolorosa" quejándose de los resultados, pero siga defendiendo un modelo neoliberal.

El jefe de IU subrayó que la estructura de la propiedad de la tierra ha determinado a la sociedad andaluza durante siglos. Que desde que España entró en la UE se ha concentrado aún más. Y abogó por dar las ayudas a las tierras que realmente se explotan, las que crean empleo, a las primeras hectáreas... Y lamentó que los cerdos o las naranjas acaben en Murcia o en Valencia para su transformación industrial. La presidenta le respondió muy airada que tenía una visión muy antigua y rancia de la agricultura, y que padecía el síndrome de Marinaleda, que nada tiene que ver con una agricultura moderna. Previamente, Díaz había criticado que el 1,25% de los perceptores de fondos de la PAC reciba el 27% de las ayudas, mientras el 60% de los agricultores cobre el 20% de las subvenciones.

En su diatriba, Jiménez caricarutizó a Cañete de señorito, aunque sin pronunciar esa palabra. Lo cierto es que en 2014 disminuyeron las subvenciones agrarias en el conjunto de la Unión, había nuevos países entre los que repartir y un gran desequilibrio a favor de algunas regiones, entre ellas Andalucía. La desigualdad en algún caso era enorme: Grecia, 700 euros por hectárea, y los bálticos, 80. Andalucía estaba en 340, la media europea sería de 270 y la española de 230 euros por hectárea. La nueva filosofía comunitaria fue la convergencia, lo que perjudicó a quienes más recibían.

Al PP cabe reprocharle que en el reparto de fondos estructurales de la Agenda 2000, le sisara a Andalucía nada menos que 4.000 millones, a razón de 570 durante siete años. Pero no la rebaja de un 4% en los fondos de la PAC de 2014. En Desarrollo Rural, Andalucía perdió más, un 10% de fondos. Pero en el anterior periodo había sido la más beneficiada. En 2007 España recibió un 11% menos de dinero para desarrollo rural y el Gobierno de Zapatero aumentó esa partida a Andalucía en un 34%, mientras las rebajó un 44% a Castilla León y hasta un 60% a Valencia. Sin embargo, en su papel de dirigente del partido nacionalista andaluz, Susana Díaz se olvida de su discurso de que la unidad de España hay que hacerla desde la igualdad de todos.

Eso fue, al menos, lo que le dijo ayer por dos veces a su socio de investidura Juan Marín. El jefe de Ciudadanos insistía en la necesidad de crear un grupo de trabajo sobre educación. Dio cifras de abandono y fracaso escolar muy superiores a la media nacional, habló de desmotivación de alumnos y profesores y concluyó diciendo que si se ponían todos de acuerdo, la financiación sería lo más fácil. Como suele, Díaz veía la botella media llena, y habló de algunos progresos para recalcar que en todo caso Andalucía necesita una mejor financiación. No lo mencionó expresamente, pero estaba reprochando a C's que no se haya sumado al consenso sobre el nuevo modelo de financiación autonómica.

Moreno (PP) hizo unas chanzas sobre C's: que le da cheques en blanco al PSOE y que ha influido tan poco en las políticas que a los tres años pide un grupo de trabajo sobre educación. Le preguntó a la presidenta cuál era su calendario (le salió candelario para regocijo de la bancada socialista) para los presupuestos del año que viene. Díaz, muy ufana, situó a su adversario en el "laberinto electoral" y le pidió que en vez de controlar tanto a Ciudadanos, lo hiciese con el Gobierno central, cuyos PGE considera una tomadura de pelo que maltrata a Andalucía.

Teresa Rodríguez (Podemos), reprendió a la presidenta por falta de transparencia en la gestión del caso de corrupción de la Fundación Guadalquivir de Córdoba. Díaz la acusó a ella, como después haría con Moreno, de haber perdido los tres años de legislatura en practicar un tipo de antisocialismo inútil. En el balance, la primera conclusión es la falta absoluta de química de Susana con Teresa o con Juanma. Con Marín y Maíllo es distinto. Al jefe de IU, le gasta respeto, a pesar de que a veces la tilde de mater dolorosa.

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