Andalucía

Andalucía cambia de piel

  • El último censo indica un aumento de 83.960 ciudadanos más procedentes de otros países · La región cuenta con 615.787 extranjeros con residencia legal

La población de Andalucía se ha ido modificando desde hace casi una década, cuando el censo de extranjeros empadronados comenzó una escalada que se truncó en 2004. Desde entonces, y a pesar del repunte de 2005, no ha vuelto a incrementarse hasta este año, alcanzando un crecimiento en el baremo de la variación interanual del 13,63%. Esta cifra es el reflejo de los 83.960 extranjeros más que engrosan el padrón andaluz respecto a 2007, alcanzando un total 615.787. Andalucía alcanza el cuarto puesto dentro de las comunidades autónomas con mayor presencia de inmigrantes, con el 11,8% del total de residentes no españoles que habitan legalmente en todo el Estado.

Ángel Madero, presidente de la Federación Andalucía Acoge, comenta que estos cómputos eran fiables hasta la promulgación de la ley, que obliga a los inmigrantes empadronarse cada dos años. De no hacerlo, son automáticamente dados de baja en el censo. Al referirse al incremento en Andalucía, Madero asegura que "muchos de ellos no son nuevos, sino que han vuelto a aparecer" legalmente hablando. "Es cierto que la reagrupación familiar ha podido suponer un ascenso, hasta cierto punto, de los censados, pero no hasta tales cotas", apunta.

"En cualquier caso -continúa- estos datos son más reales que los del anterior empadronamiento, cuando existía una bolsa de inmigrantes que no se había dado de alta". Para él, habrá que esperar al censo del próximo año para hacer "comparaciones fidedignas".

Andalucía se coloca como un destino muy demandado dentro de España. "Aquí hay riqueza y trabajo", dice Madero, quien explica que "el incremento, además, no es sólo por la población extranjera inmigrante, sino también de la procedente de Europa". El dirigente de Acoge hace una diferencia entre quienes "vienen por motivos laborales" y los europeos, "que buscan una segunda residencia o, simplemente, pasar aquí sus últimos días. Basta con pasear por la Costa del Sol para comprobar que hay pueblos en los que casi exclusivamente encontramos ingleses y alemanes, que no podemos denominar inmigrantes propiamente dichos".

Para Madero, "todos son necesarios: unos buscan servicios; otros ofrecen su trabajo". Y concluye: "al final, la beneficiada es la economía andaluza".

El reparto por provincias es muy desigual. Mientras que en Málaga casi rozan los 250.000, en Córdoba y Jaén apenas rondan los 20.000. La causa está en el tipo de empleo y el tejido productivo de cada comarca. Las de interior ofrecen trabajos de temporada, y fuera de esas campañas no se precisa tanta mano de obra. Hay inmigrantes censados en núcleos familiares que se desplazan hacia donde haya demanda de trabajo.

Por nacionalidades, la evolución ha sido diferente. Todos, a excepción de los argentinos, han crecido en número. El mayor índice de incremento lo ha experimentado la población rumana, con un 3,28%, mientras que los de origen alemán han visto estancarse su ascenso al 0,1%.

Sobre los últimos procesos de regularización masiva, Madero muestra su discrepancia y asegura que tuvo una incidencia "negativa en la sociedad: ni ha habido papeles para todos, ni fue tan masivo como anunciaron". Tampoco cree que sea "apropiado" tener que esperar a procesos de ese tipo para contabilizar a los residentes de manera seria, sino que "debería ser algo común", y alerta de que con este sistema, lo que se beneficia es el "florecimiento de la economía sumergida".

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