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Foro joly

Álvarez promete que los andalucistas no serán ýmuleta, bisagra ni pinzaý

  • Insiste en un gobierno de concentración con PP e IU · Descarta apoyar a PSOE y PP en su investidura · Sólo admite la opción de que éstos le respalden a él como presidente

Tercera cita del Foro Joly de contenido electoral Retos y alternativas ante la nueva legislatura. La iniciativa de dar voz a cada candidatos a la Presidencia de la Junta de los cuatro partidos con representación parlamentaria llevó ayer a ser protagonista de esta ronda política al líder de Coalición Andalucista, Julián Álvarez, único aspirante sevillano que concurre en estas elecciones. Una oportunidad de la que se valió para exponer el nuevo proyecto político que encarna esta Coalición Andalucista que hermana de nuevo a PA y  PSA, y a la que se han adherido nueve formaciones políticas más. Una alianza que, aseguró, no será “ni muleta, ni bisagra ni pinza” de ningún otro partido si no alcanzara a gobernar.

De esta manera, Álvarez dejó expedito el camino a una sola opción: si el PSOE pierde su mayoría absoluta, los andalucistas no le socorrerán para completarla con sus escaños, sino que promoverán un gobierno de concentración con PP e IU, que suponga el fin a un “régimen” . Un modelo ejecutivo “excepcional” de gestión, que no político, en el que la presidencia recaería en su partido.

Esta pretensión, que no ha recabado el apoyo de sus otros dos hipotéticos socios, le llevó a autoerigirse en el presidente de ese Gobierno andaluz, entendiendo que es la única posibilidad de conciliar a la izquierda y la derecha que éstos representan, y que recordó ya desperdiciaron la oportunidad de gobernar en pro de “impedir el gobierno” de los socialistas que estaban en el poder. Una estrategia conocida como la “pinza” de la que, según dijo, su partido no participará: “No jugaremos a impedir la labor de gobierno ni a propiciar una situación de ingobernabilidad, sino que intentaremos que el gobierno actúe lo mejor posible”.

Sin embargo, esta predisposición la matizó con el anuncio de que no respaldarán ni al socialista Manuel Chaves ni al popular Javier Arenas en su posible investidura. “No apoyaremos a ninguno para ser presidente”, apostilló, insistiendo a continuación en que la función de su partido es “influir” en las tareas de gobierno. La única posibilidad que atisbó con votos socialistas o populares es que ellos le aceptasen a él como presidente. Una sugerencia que bautizó como “ecuación Revilla”, en alusión al modelo del gobierno cántabro que preside Miguel Ángel Revilla (Partido Regionalista de Cantabria), gracias a su alianza con el PSOE.

Dentro de su compromiso de gobernar o ser una oposición constructiva y defensora de los “intereses de los andaluces”, Álvarez desgranó el decálogo que resume sus propuestas programáticas, que arrancó con un primer paso para minimizar y superar el ciclo de recesión económica: un “gran pacto contra la crisis”. De este acuerdo, del que sólo esbozó la idea de que serviría para provocar una “reacción económica” con propuestas“anticíclicas”, explicó que nacería de una puesta en común de ideas de todos los partidos políticos y agentes económicos y sociales.

Desde este punto de partida, abordó los diez ejes del programa que abarcarían desde una política de regeneración democrática, sostenida en la celebración de elecciones separadas o la limitación de mandatos presidenciales, a una política económica basada en importantes inversiones en infraestructuras, la creación de sesenta distritos industriales, más inversión en I+D+I, más formación en recursos humanos y un refuerzo del sistema financiero, apostando por una caja única “fuerte” capaz de captar pasivo fuera de las fronteras de la comunidad. Vinculado al apartado económico, abogó por favorecer la “autosuficiencia” energética desde la perspectiva “renovable” y dentro del concepto de “economía solar”, como desencadenante de otras energías limpias.

En el ámbito competencial, el líder andalucista defendió que Andalucía tenga competencias propias más allá del Guadalquivir, como una policía autonómica o la gestión de los puertos de interés general y los aeropuertos. Y en el administrativo, una segunda descentralización con las comarcas como modelo vertebrador del territorio, muy útil en el caso de su ordenación urbanística, y en la que abogó por el patrón de la “recualificación frente a la recalificación” y “hacer ciudad” desde la recuperación de los edificios y equipamientos existentes.

La dimensión social la centró en la igualdad, apostando por una mayor incorporación de la mujer al mundo laboral –consideró que si trabajaran las 300.000 mujeres que en la actualidad engrosan las listas del paro, se reduciría a la mitad el diferencial de renta y riqueza respecto de la media del país–, así como la lucha contra la exclusión social, la recuperación de los valores tradicionales y la identidad andaluza y la educación. Al hilo de esta cuestión, planteó como alternativa a la propuesta de Chaves de “movilidad territorial”, que promueve el aprendizaje del euskera o el catalán y  “animar al uso de la maleta”, a una “movilidad social” de más y mejores oportunidades de formación.

En el turno de preguntas, al margen de cuestiones de pactos y perspectivas electorales –negó posibilidad alguna de descalabro y situó las opciones de Coalición Andalucista en una horquilla de cuatro o cinco diputados, según las últimas encuestas–, de los apoyos recientes del ex coordinador de IU, Luis Carlos Rejón, o del líder del PSA y socio, Pedro Pacheco, no pasó por alto aspectos como las balanzas fiscales, el nuevo sistema de financiación y la deuda histórica. Para el primero, no se opuso a la publicación de las balanzas, siempre y cuando no sirvan como excusa para “conseguir más” en el reparto de recursos, como así apuntó que preconizan los socialistas catalanes del PSC.

Esta cuestión, aseguró, es la “más preocupante e importante” a la que se tendrán que enfrentar los futuros diputados electos en este 2008 en el debate del sistema de financiación autonómico para que no se incurran en la “asimetría” ni en el juego de “poder y tirones”.

En cuanto a la deuda histórica, ni máximos ni mínimos. Zanjó la cuestión con la petición de que a Andalucía lleguen los recursos suficientes que permitan la corrección del déficit de sus servicios e infraestructuras hasta que sea factible su equiparación con el resto de comunidades del país.

Con estas claves, Álvarez quiso escenificar la necesaria presencia de los andalucistas en el Congreso y su mayor representación en el Parlamento andaluz, en aras a contrarrestar el bipartidismo que polarizan el binomio PSOE-PP, y “defender los intereses de todos los andaluces”, sin entrar a  participar en esa táctica de “ganar grupos de electores” con “ofertas” de última hora.

Tras el paso de Julián Álvarez por el Foro Joly –estuvo precedido por los candidatos de PP e IU, Javier Arenas y Diego Valderas, en Almería y Huelva, respectivamente–, el último aspirante por intervenir es el candidato a su reelección como presidente, Manuel Chaves, que se subirá a la tribuna de oradores el próximo día 21, en Cádiz.

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