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Comienza la cosecha de cereales afectada por la sequía y la ola de calor

  • Se espera una merma en la producción de entre 600 y 700 kilos por hectárea en los trigos. El dato positivo es que parece que habrá una buena calidad y que los precios están al alza.

Andalucía occidental, la Andalucía cerealista, no ha sufrido la sequía extrema que afecta al Levante español e incluso a la Andalucía oriental. Ha llovido tarde y por debajo de la media, pero ha llovido, e incluso se puede decir que lo ha hecho en los momentos oportunos. Así, la incertidumbre con la que está comenzando la recolección de los cereales de invierno viene más por la ola de calor que se echó encima a finales de abril y primeros de mayo y que puede haber robado de los campos entre un 15% y un 20% de la producción que se esperaba. Lo que parecía que, por fin, iba a ser un buen año se va a quedar, como mucho, entre mediano y malo en cuanto a producción. Otra cosa será el rendimiento final del cereal en cuanto a calidad y precio. Ahí las previsiones son más optimistas.

Aunque -como dicen los agricultores- lo que hay en el campo no se sabrá hasta que entren las cosechadoras, lo que prevén ahora mismo los expertos es una cosecha moderada pero que parece que va a tener una calidad por encima de la media. Al final, los esfuerzos en abonos y tratamientos hechos por los agricultores -que al prever una buena producción echaron el resto- van a beneficiar a los granos -menos de los previstos- que ya estaban en las espigas y que han aprovechado esos nutrientes.

En cuanto a precio, a día de hoy -y a diferencia de lo que suele pasar en tiempos de cosecha- los trigos están subiendo y, aunque las cotizaciones son inferiores a las que se señalaban hace un par de años, están, al menos, al alza y no a la baja. Las razones de estos movimientos del mercado son claras: la previsión de producción, sobre todo en trigo blando, en el resto de España es mala, pues sus cereales son más tardíos y el calor y la falta de agua les ha cogido sin que la planta hubiera espigado. Aquí, donde los cereales son más tempranos, la mayor parte de los trigos estaban espigados y el daño ha sido menor. Además, a nivel internacional, hay incertidumbres asociadas a la situación política en el Mar Negro y la fluidez que pueda haber en las transacciones con Rusia y Ucrania, grandes exportadores de cereales.

José Vázquez, especialista de Asaja Sevilla en cereales, estima que el daño causado en los cultivos por la ola de calor se traducirá en la pérdida de un 15% o un 20% de la producción prevista, lo que quiere decir que ese brusco cambio de temperatura, impropio de la primavera, "se ha llevado entre 600 y 700 kilos por hectárea en los cultivos de trigo". Según sus cuentas, la producción se va a quedar este año en unos 3.200 kilos por hectárea en los trigos duros y en unos 3.300 en los blandos, lo que significa "una cosecha por debajo de la media, aunque similar a la del año pasado, que tampoco fue buena". Igualmente la merma de producción del resto de cereales de invierno -cebada, avena y triticale- se estima también en un 15%. La pena que este año tienen los agricultores es que hasta ese momento, aquí en Andalucía occidental, las expectativas de producción eran muy altas. Por fin se esperaba una "buena" cosecha.

Según este experto, del 1 de octubre al 30 de abril, en la provincia de Sevilla han caído sólo 367 litros, lo que es una cantidad un 20% inferior a la media. Además el inicio de las lluvias fue tardío y hubo que sembrar el cereal "en seco" pues no comenzó a llover hasta diciembre. Estas circunstancias hicieron que se retrasaran las siembras, a la espera de la lluvia, en al menos 15 días sobre lo habitual por lo que, en circunstancias climatológicas normales la cosecha también se hubiera retrasado en la misma proporción. Sin embargo, la ola de calor alteró el curso de la maduración y aceleró el proceso. Cogió a los trigos ya espigados pero ha impedido el granado normal y "ahí es donde se ha producido la perdida de kilos y hemos pasado de esperar una buena cosecha a temer una de baja producción". El contrapunto será la calidad, pues -como dice José Vázquez- "este año los agricultores no han ahorrado ni escatimado nada al campo: se ha labrado bien ante las buenas expectativas -abundancia de abonos y tratamientos contra los hongos- y el resultado lógico será que los granos que haya sean de buena calidad con alto nivel de proteínas".

En el centro de España, donde se produce la mayor parte del cereal español, la sequía y el calor han afectado mucho más profundamente a las expectativas de cosecha que, en cualquier caso, no se producirá ahora pues son zonas más tardías. Allí se espera una merma de producción de al menos un 30% ya que el calor cogió al cereal sin espigar.

De hecho, en Andalucía los daños son menores cuanto más occidental es la provincia: en Cádiz, la situación es mejor que en Sevilla y en Córdoba, peor.

En cuanto a las superficies sembradas, las estimaciones de la Junta de Andalucía indican datos similares a los del año pasado. Pese a ello, desde Asaja observan que hay una desviación de superficies que se dedicaban al trigo duro hacia el trigo blando y también un crecimiento de las dedicadas a cereales para piensos como el triticale o la cebada tanto de pienso como la cervecera.

En concreto, sobre los trigos, José Vázquez indica que mientras que en Sevilla antes se sembraba mucho más trigo duro que blando ahora están muy igualados con 80.000 hectáreas de trigo blando y 84.000 de duro. En Córdoba sigue habiendo preponderancia del duro -con 50.000 hectáreas- frente al blando -unas 33.000-. En Cádiz el trigo duro es mayoritario, con 50.000 hectáreas frente a las 18.000 de trigo blando.

En este sentido, hay que destacar que prácticamente todo el trigo duro que se produce en España es andaluz, ya que de las 750.000 toneladas que se obtienen a nivel nacional, 650.000 son andaluzas, y el resto, en su mayor parte, sale de Aragón.

Sin embargo, en el trigo blando, la gran producción se concentra en las dos Castillas. La producción de trigo blando el año pasado fue de 6.700.000 toneladas y este año se esperan unos 4.700.000 debido a la merma provocada por la sequía. En Andalucía la producción ronda las 500.000 toneladas.

A nivel internacional, hay que destacar que en Europa, por ahora se espera una buena campaña de cereales, y que el informe de la FAO, con las primeras previsiones para 2014 relativas a las cosechas de cereales a nivel mundial apuntan a una disminución con respecto al nivel máximo alcanzado el año anterior.

El informe dice que "tomando como base las condiciones de los cultivos ya plantados y las intenciones de plantar otros en un período posterior del año, y suponiendo que las condiciones meteorológicas sean normales durante el resto de la campaña, el primer pronóstico de la FAO sitúa la producción mundial de cereales de 2014 en aproximadamente 2.458 millones de toneladas (incluido el arroz elaborado), es decir, un 2,4% menos que en 2013. Esta reducción correspondería "al trigo y los cereales secundarios". Sin embargo, se prevé que en la nueva campaña 2014/15 la utilización total de cereales aumente un 1,9%, lo que supone una desaceleración del crecimiento del consumo respecto al año anterior, en el que fue del 4%.

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